La desbocada inflación en toda Europa, pero en particular en España (que llegó al 8,3% en abril) puede conllevar «efectos de segunda vuelta» si las empresas comienzan a subir los precios de sus productos y los salarios de sus trabajadores. Por ello, el Banco ... de España aboga en su Informe Anual publicado este miércoles por un pacto de rentas que «mitigue» este riesgo.
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Y aunque la negociación entre patronal y sindicatos se rompió hace unas semanas por la imposibilidad de llegar a un acuerdo, el supervisor asegura que este pacto de rentas se está cumpliendo ya «tácitamente». En su informe constata que las empresas han trasladado de forma «muy parcial» los aumentos de sus costes a los precios finales, dando lugar a una «disminución de los márgenes empresariales». Al mismo tiempo, los aumentos salariales pactados están «claramente por debajo de la tasa de inflación», lo que se traduce a en una pérdida de poder adquisitivo.
De esta forma, todos compartirían la «inevitable merma de renta» para la economía por culpa de esta situación, pero se evitaría la espiral inflacionista. El Banco de España aboga por un acuerdo «plurianual» y no solo centrado en 2022, lo que permitiría repartir los ajustes más tiempo.
Y este reparto también debería incluir a los pensionistas, que por ahora será el único colectivo que no pierda poder adquisitivo este año al actualizar sus nóminas con el IPC. El organismo apunta a la necesidad de reformar de nuevo el sistema de pensiones con un índice de ajuste automático al estilo –aunque no lo mencionan explícitamente– del derogado IRP (que suponía una subida anual del 0,25%) para tener más previsión del gasto.
De lo contrario, el organismo cree que se requerirán «nuevas actuaciones por el lado de los ingresos, de los gastos o de ambos» para hacer frente al incremento de las pensiones. Considera, por tanto, que la reforma actual es insuficiente. Según un estudio de Fedea, el desembolso será de 1.700 millones más este año al ligarlas al IPC, lo que supondrá una factura para la Seguridad Social de 188.500 millones de euros, el 14% del PIB, dos puntos más que antes de la pandemia.
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El organismo indica que cuanto más tiempo dure la presión inflacionista, mayor será la probabilidad de que se materialicen los efectos de segunda vuelta de forma significativa y el coste económico será mayor, ya que las empresas no querrán seguir perdiendo márgenes de forma indefinida, ni los ciudadanos poder adquisitivo.
Todo por no aumentar más la desigualdad de rentas que ha aumentado desde la pandemia, sobre todo en los jóvenes. Por ello el organismo exige una mejora de la educación y de las políticas activas de empleo para el 'reciclaje' de los trabajadores. En cuanto a la reforma laboral, el Banco advierte de que hace falta más tiempo para valorar la medida, ya que la reducción de los contratos temporales que se registró en abril podría deberse a una destrucción de empleo.
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La inflación está suponiendo un impacto económico peor del esperado y el Banco de España reconoce que tendrá que rebajar sus previsiones de crecimiento para 2022, actualmente en el 4,5%. Y es que la economía creció en el primer trimestre mucho menos de lo previsto (un 0,1% frente al 0,9% estimado).
El consumo privado se está estancando, aún un 8% por debajo de los niveles prepandemia, frente al 4% que le queda al PIB para recuperar el nivel de 2019. Y es que los hogares apenas han usado la bolsa de ahorro que acumularon en 2020. La tasa de ahorro sigue siendo muy elevada en los hogares de rentas altas, mientras que las familias más vulnerables la han reducido drásticamente porque han tenido que tirar de ahorros para pagar el encarecimiento de alimentos y energía.
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Para conseguir aumentar la recaudación del Estado, el Banco de España cree necesario llevar a cabo una «revisión integral del sistema tributario». Entre sus propuestas, subir los impuestos al consumo (IVA), que es donde se encuentra la mayor brecha de recaudación respecto a la UE, de casi un punto según Eurostat.
Así, abogan por llevar los productos con IVA reducido y superreducido (10% y 4%) al tipo normal (21%), una idea que la Autoridad Fiscal (Airef) también ha sostenido en alguna ocasión. A los hogares con rentas bajas se les compensaría vía IRPF.
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Pero la subida de los precios está teniendo un efecto desigual en la sociedad. El organismo constata que los hogares de rentas bajas están soportando una inflación un punto superior a los de rentas altas. Y aunque el informe apunta a que las rebajas de impuestos indirectos aprobadas en 2021 (como la rebaja del 21% al 10% del impuesto a la electricidad) han reducido la inflación promedio más para las rentas bajas, el efecto de la bonificación de los combustibles de 20 céntimos por litro es el contrario.
Así, se reduce la inflación general, pero de forma más intensa en los hogares de mayor renta, lo que el Banco de España consideran un desperdicio de recursos y piden focalizar más esta ayuda.
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