Camareros trabajando en una terraza de Madrid. Ó. Chamorro

La OCDE alerta de que España solo crecerá el 1,6% los dos próximos años

El organismo rebaja al 2% las previsión del PIB para 2019, pero considera que la ralentización del consumo y el impacto del 'brexit' sobre el turismo conllevarán un escenario futuro peor

Edurne Martínez y paula rosas

Madrid | París

Jueves, 21 de noviembre 2019, 11:02

Solo seis meses después de que la OCDE diera un espaldarazo a España con sus previsiones económicas, se sitúa ahora en la línea de otros organismos como el Banco de España y la Comisión Europea. La organización dirigida por Ángel Gurría recorta dos décimas la ... estimación de crecimiento económico este año hasta el 2%. Pero más llamativo es la revisión de tres décimas para 2020 y 2021 hasta situar el avance del PIB en el 1,6%, la cifra más baja publicada por los organismos, según se desprende del informe 'Perspectivas económicas' publicado este jueves.

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Las cosas han cambiado. Después de definir como «robusto» el crecimiento económico español en su informe del mes de mayo, la OCDE reconoce ahora que aunque la demanda interna seguirá siendo el principal impulsor del crecimiento, se irá «moderando». Y es que «a medida que el ahorro de los hogares continúe aumentando, el consumo privado se moderará», explica el informe.

El organismo con sede en París lleva tiempo recomendando a España mejorar sus políticas de empleo para facilitar la adaptación de personas «poco cualificadas» a las necesidades del futuro y reducir el paro de larga duración (más de un año sin empleo), una situación en la que actualmente se encuentran uno de cada dos desempleados. En esta ocasión, prevé que el crecimiento del empleo se desacelere, pero la tasa de paro bajará del 15,3% del cierre de 2018 al 14,2% este año, manteniéndose en 2020 y cerrando 2021 en el 13,6%.

La tasa de paro no bajará del 14% hasta 2021

OCDE

Así, reconocen que la caída en la confianza de las empresas y el débil crecimiento externo han afectado negativamente al sector industrial, aunque los servicios «continúan funcionando bien». Por ello, el crecimiento del empleo se ha moderado, aunque se mantiene en torno al 2% anual.

Aún así, la creación de empleo -aunque menor que años atrás-, los aumentos salariales y la baja inflación «han respaldado los ingresos de los hogares y su ahorro», considera el informe. «El crecimiento del consumo podría ser más débil de lo esperado si la ralentización del crecimiento del empleo es más fuerte o si persiste la incertidumbre internacional», apuntan.

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A pesar de crecer por debajo del 2% el año que viene y el siguiente, según las previsiones de la OCDE, nuestro país seguirá creando empleo, algo que no ocurría antes de la crisis. En opinión de María Jesús Fernández, economista de Funcas, este hecho «extraordinario» se debe a los efectos de la reforma laboral, entre otros motivos. Los empleos más precarios y los despidos más baratos favorecen la creación de empleo aún con bajas tasas de crecimiento del PIB.

El lastre de las exportaciones

La caída de las exportaciones es uno de los puntos que más arrastra el crecimiento del PIB español. La OCDE calcula que la contribución de las exportaciones netas al crecimiento será negativa en 2020 por un crecimiento «mucho más débil» del mercado de exportación, y neutral en 2021. Si finalmente el crecimiento de Europa es inferior al previsto, donde se destina el 65% de las exportaciones de España, se reduciría aún más la perspectiva. El 'brexit' también afectará negativamente al sector turístico, advierte el informe, la otra pata sobre la que se sustenta la economía española.

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En cuanto a la inversión empresarial, consideran que será «menos dinámica» que en años pasados, pero se verá «respaldada» por unas favorables condiciones de financiación por parte de las entidades dados los bajos tipos de interés decretados por el BCE. En caso de que la incertidumbre exterior disminuya por un acuerdo comercial con Estados Unidos, la confianza empresarial podría ser mayor y aumentar la inversión. La inversión residencial también se ha ralentizado, como muestran las ventas de viviendas y los nuevos préstamos hipotecarios.

El comercio y la inversión están cambiando estructuralmente. Desde la crisis financiera de 2008, las economías del G20 han aplicado unas 1.500 nuevas restricciones comerciales. China ya no es tampoco un mero exportador manufacturero, advierte la OCDE. En su economía pesan cada vez más el consumo y los servicios, así que su aportación al crecimiento mundial va a ralentizarse.

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La falta de dirección política para abordar las cuestiones relacionadas con el cambio climático frena la inversión. Los fenómenos meteorológicos extremos acabarán perturbando de forma significativa la actividad económica y crearán flujos migratorios aún más desordenados, «pero los planes de adaptación están en su infancia», advierte el informe. Por otra parte, la digitalización está transformando las finanzas, los modelos de negocio y las cadenas de valor, pero solo una pequeña parte parece haber aprovechado con éxito su gran potencial. Ante todo eso, la economista jefe de la OCED, Laurence Boone, propone «restablecer la certidumbre e invertir en beneficio de todos».

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