Nuevo rifirrafe en el Gobierno por las ayudas para salvar empresas

El mutismo sobre el calendario de aprobación y desarrollo de los tres fondos que compondrán ese plan (ayudas, deuda y rescate) ha vuelto a revelar la tensión que vive la vicepresidencia social de Pablo Iglesias con la económica de Calviño. Y la tramitación interna de este decreto ha provocado nuevas fricciones en el seno del Ejecutivo.

Iglesias considera prioritario concentrar la mayor parte del mecanismo en la parte de ayudas directas a empresas. Es decir, que representen al menos 8.000 de los 11.000 millones previstos en el mecanismo. Por ahora, Economía no ha aclarado qué porcentaje de ese plan iría destinado a subvenciones directas a los empresarios, aunque fuentes del departamento dirigido por Nadia Calviño apuntan que será una buena parte, sin concretarla. Desde esa vicepresidencia social consideran que la medida de la reestructuración de los créditos solo va a beneficiar a empresas que optaron por endeudarse utilizando esos préstamos.

El responsable de Unidas Podemostambién presionan para que sea fundamental que estas ayudas sean accesibles para todas las empresas, independientemente del sector al que pertenezcan. Que queden reguladas en una norma estatal y que sean homogéneas entre todas las comunidades autónomas. O que estén condicionadas a ciertos objetivos de políticas públicas, para evitar abusos por parte de las empresas y casos de mala utilización. Por ejemplo, que los negocios que las reciben se comprometan a mantener el empleo o que el negocio que perciba las subvenciones abandone en tres años el régimen de tributación por módulos en el IRPF.

Sin embargo, en el Ministerio de Economía se han mantenido al margen de estas considraciones y fuentes del departamento insisten en la «complejidad» de un decreto millonario como el que se va a poner en marcha sin querer entrar a la disputa política, aclaran esas mismas fuentes. Aunque la relación entre Iglesias y Calviño ya ha vivido otros momentos de tensión a cuenta de la reforma laboral, por ejemplo.

Lo que sí es claro sobre este apoyo público es que se va a estructuras en tres ejes: un Fondo covid de ayudas directas a empresas y autónomos; un Fondo para la reestructuración de la deuda financiera covid con aval del Estado; y otro fondo de rescate para pequeñas y medianas empresas. La duda reside en cómo se distribuirán los 11.000 millones previstos. Aunque fuentes gubernamentales apunan que los dos primeros conformarán el grueso del programa y el tercero será menos cuantioso.

En principio, la pretensión es que los empresarios que hayan visto desplomarse sus ingresos durante el primer año de la pandemia y la crisis económica podrán recibir ayudas públicas para sostener sus negocios con unas inyecciones de liquidez que les servirán para afrontar una buena parte de los costes fijos que tienen todos los meses, como el alquiler o los recibos (luz, agua, gas, etc.). Esa es la idea del decreto que el Ministerio de Economía sigue afinando a estas horas.

Las ayudas directas supondrían un sostén para que los empresarios hagan frente hasta un 70% de los costes fijos que tienen de forma recurrente, aunque en algunos casos podrían llegar al 90%. Para acceder a ese apoyo la empresa debería demostrar que ha tenido una merma en sus ingresos de hasta un tercio de su facturación en 2020 con respecto a la que registró un año antes.

Uno de los últimos flecos en los que trabaja Economía es en la distribución de las ayudas. Buscan «la forma más eficaz» para que las ayudas lleguen pronto, aunque no se sabe si será a través del Estado o de las comunidades autónomas.