La OPEP y Rusia acuerdan recortar la producción de petróleo en diez millones de barriles al día

A tenor de la caída del 7% que sufría el crudo de referencia en EE UU (el Texas) cuando trascendió el acuerdo, quizás se consideró algo decepcionante. La razón es que llegó a hablarse de un recorte del bombeo de petróleo de hasta 20 millones de barriles. Además, el mercado duda de que con ese descenso pueda contrarrestarse la fuerte caída de la demanda.

Con todo, se trata de la mayor reducción de la producción acordada en la historia y equivale al 10% de la demanda anterior a la crisis. El descenso de barriles se irá acortando con el tiempo, para finalizar en abril de 2022.

El pacto quedó pendiente del encuentro telemático que hoy mantendrán los ministros de Energía del G-20 presidido Arabia Saudí, para lograr involucrar a países como EE UU o Canadá.

La clave de ese acuerdo estuvo, además de en la presión de Trump, en el acercamiento de posturas entre Arabia Saudí y Rusia, pues entre los dos países bajarán la producción en 5 millones de barriles al día. Su reciente enfrentamiento llevó al petróleo a caer por debajo de los 20 dólares en EE UU -su nivel más bajo desde 2012- hace diez días y a situarse en el entorno de los 22 en Europa, en su referencia Brent.

Arabia Saudí quiso, a principios de marzo, rebajar la producción para hacer frente a la caída de la demanda asociada a la crisis sanitaria, pero Rusia se negó. El régimen saudí respondió inundando el mercado con más crudo y mucho más barato. Los analistas llegaron a anticipar un descenso del barril hasta los 10 dólares, así como la multiplicación de problemas financieros por esta razón tanto para las empresas que necesitan precios más altos del petróleo para ser rentables, como para los Estados productores que sufragan sus gastos con los ingresos de la venta de 'oro negro'.

Según contabiliza la OPEP, el exceso de oferta en el mercado alcanza ya -sin el último recorte de producción- los 14,7 millones de barriles. Además, la capacidad de almacenamiento se agota.

A ninguno de los actores involucrados en el mercado de petróleo interesa un precio tan bajo. Tampoco a EE UU. Y desde que Trump anunció el acuerdo que este jueves esbozaron Rusia y Arabia Saudí, el coste del barril de Brent se ha recuperado desde el entorno de los 25 dólares hasta los 35, es decir, un 40%. Aunque aún está lejos de los casi 60 dólares a los que cotizaba en febrero.

En los últimos días el mercado se ha quitado un peso de encima, una potencial complicación financiera con sello petrolero que se suma a las que ya están sobre la mesa con la crisis sanitaria. Y es posible que el rebote del crudo o, al menos, que se haya formado un suelo -quizás solo temporal- en la cotización del barril, sea uno de los ingredientes que ha favorecido al Ibex-35 en su subida de un 1,7% este jueves y de casi un 7,5% en la última semana, la más rentable desde 2012, para afianzarse ahora sobre los 7.000 puntos.

Aunque a ese buen tono bursátil ha contribuido más la reducción de los contagios en los países más afectados por la pandemia y la normalización de su 'zona cero', Wuhan (China). Pero los datos económicos han sido terribles: por ejemplo, tras los nuevos 6,6 millones de parados que se contabilizaron en EE UU la semana pasada, en los últimos 21 días ya son 17 millones los trabajadores que han perdido su empleo allí.

La Reserva Federal salió otra vez al rescate de las Bolsas, por si hubieran tenido la tentación de desplomarse por la tarde tras conocerse el dato. Así, detalló otro programa de 2,3 billones de dólares para facilitar el crédito.

Si el miércoles una de las razones de la caída de los mercados europeos fue el desacuerdo en la UE sobre cómo afrontar en común la crisis económica generada por la pandemia, este jueves Europa no sufrió por no saber cómo terminaría el nuevo encuentro del Eurogrupo. Tampoco la deuda. Y hasta el martes la Bolsa de Madrid está de vacaciones.