Secciones
Servicios
Destacamos
El precio del barril de West Texas se hundió ayer un 300% y llegó a cotizar en los -37 dólares. Algo nunca visto: los vendedores de crudo llegaron a pagar por deshacerse del stock por los problemas para almacenar el petróleo, dada la sobreoferta existente ... en el mercado, acentuada por la fuerte caída de la demanda asociada a la parálisis económica ligada al control de la pandemia. O, más en concreto: hoy vence el contrato del crudo Texas con entrega en mayo. Los titulares de tales contratos han tratado de buscar compradores para el petróleo físico que no quieren asumir porque no tienen lugar donde almacenarlo y, ante tal desesperación, han pagado a quienes finalmente lo han terminado adquiriendo. Entre otros, el propio gobierno de Estados Unidos, que ha comprado 75 millones de barriles para sus propias reservas.
La gravedad de este hito histórico puede, sin embargo, ser limitada. Como apunta Norbert Rücker, de Julius Baer, la caída hasta zona negativa del precio del crudo es fruto de un «problema técnico», que refleja al menos dos factores especiales, que expone. En primer lugar, los futuros del West Texas vencen hoy y, aparentemente, demasiados inversores se vieron obligados a cubrir sus posiciones largas, o compradas, lo que provocó distorsiones sustanciales de los precios, debido a los flujos, no a los fundamentales. De ahí que el contrato del Texas para junio también cayera, pero aún se mantuvo por encima de los 20 dólares el barril (aunque en la jornada de hoy cae hasta los 16 dólares). En segundo lugar, los contratos del Texas están vinculados al precio físico pagado en el centro comercial de petróleo de Cushing, en el medio oeste de EE UU. También este almacén es propenso a distorsiones temporales, que ahora son de mayor dimensión, debido a la crisis del coronavirus, que ha paralizado la actividad económica y ha hundido la demanda de petróleo, lo que ha llenado los depósitos. En este sentido, Rücker señala que el Brent, más vinculado al comercio físico marítimo, es un mejor representante de la situación mundial del petróleo, menos vulnerable a distorsiones de este tipo, y aún se cambia por encima de los 20 dólares, pese al fuerte descenso superior al 10% que registra hoy.
En esta línea, Giorgio Semenzato, de Fininzens, comenta que los futuros de junio sigan en esos niveles demuestra «la confianza de los inversores en que esta situación podría ser sólo un bache transitorio para la industria».
Respecto a si lo de ayer en un accidente o algo más estructural, Esty Dwek, de Natixis Investment Managers, afirma que, para comprobarlo, habrá que vigilar en las próximas semanas cómo se comporta el contrato del West Texas con vencimiento en junio, dado que la sobreoferta continuará siendo un problema, así como la baja demanda y el escaso espacio para el almacenamiento.
Óscar del Diego, de Ibercaja Gestión, afirma que la inestabilidad puede atraer más flujos de especulación que apuesten porque esto se va a volver a repetir en el siguiente vencimietno y que presionen a toda la curva de futuros a la baja.
Pero la caída del precio del petróleo, sea por un problema técnico, sea por reflejar unos fundamentales rotos por una sobreoferta que no se va a consumir a corto plazo a la vista de las pésimas previsiones macroeconómicas y que no se va a ver compensada por los recortes de producción anunciados por la OPEP y sus socios, está teniendo sus consecuencias en los mercados más allá de en el propio crudo.
Daniel Lacalle, de Tressis, comenta que el primer efecto de la caída a terreno negativo del precio del precio del West Texas lo sufre el sector financiero, con bancos y fondos de inversión, es decir, los tenedores de esos contratos que vencen hoy, y que han tenido que pagar, y asumir pérdidas, para no tener que ejecutarlos y quedarse con los barriles físicos. En principio, dado que la exposición del sector financiero al crudo no llega al 3% del valor total de sus activos, el impacto, en términos cuantitativos, sería asumible.
Pero, según advierte Lacalle, la exposición de la banca al conglomerado petrolero es mucho más elevada que ésa, por lo que el impacto potencial podría ser muy relevante. Y avisa de que pueden surgir problemas de liquidez en ciertos instrumentos ligados al crudo y también de solvencia.
Óscar del Diego, director de inversiones de Ibercaja Gestión, afirma que las pérdidas por el movimiento de ayer pueden ser muy importantes y augura que dentro de algunos días o semanas «seguro que surge alguna sorpresa». Recuerda que esta semana se han descubierto fuertes pérdidas en una empresa de trading de materias primas de Singapur que posiblemente la lleven a la bancarroto. En ella, la estimación del agujero se ha multiplicado por cinco en las últimas 24 horas.
Pero para el inversor particular, quizás hay que comenzar con que la categoría de fondos de inversión que más cae este año es la especializada en materias primas del sector energético, que hasta el 31 de marzo perdía más de la mitad de su valor. Mientras, los productos de inversión colectiva que apuestan por acciones de compañías ligadas a la energía sufrían, a cierre de la sesión de ayer, pérdidas más de un 38%.
De acuerdo con Daniel Lacalle, otra consecuencia de la fuerte caída del precio del petróleo sin necesidad de que éste entre en negativo será la imposibilidad de que las petroleras puedan pagar los dividendos que han venido repartiendo.
Además, por áreas geográficas, los fondos de inversión que más caen, hasta más de un 40%, se encuentran los de regiones productoras de crudo y otras materias primas, como Brasil o el conjunto de América Latina, además de Indonesia.
Aunque el petróleo que venden estos países puede no haber entrado aún en negativo, en todo caso, los precios del crudo se encuentran en niveles mucho más bajos de los del inicio de año y, además, en cotas que ponen en dificultades la rentabilidad de las empresas y los ingresos de los países productores.
En este sentido, Joaquín Robles, de XTB, señala que países como Arabia Saudí y como Venezuela, además de Rusia o Irán, cuyos ingresos públicos dependen en gran medida de la venta de petróleo, pueden tener que revisar sus perspectivas presupuestarias y de déficit, lo que les puede llevar a necesitar realizar más emisiones de deuda en los mercados y más caras. Además, puede provocar fuertes caídas de sus monedas. En todo caso, según Lacalle, «esta situación es devastadora para los países, aunque el petróleo no llegue a estar en negativo».
Y esos precios más bajos de la materia prima se unen, además, a una producción que ya es más baja y que puede serlo todavía más, si los desequilibrios entre la oferta y la demanda llevan a una vuelta de tuerca al acuerdo entre los países de la OPEP y sus socios y deciden reducir en una dimensión aún mayor el bombeo de petróleo, como empiezan a anticipar algunos analistas. Los países productores van a tener que vender menos petróleo y mucho más barato.
Pero, como señala Sebastien Galy, responsable de estrategia macroeconómica en Nordea AM, ello implica también un traspaso de riqueza desde Rusia y Arabia Saudí y sus aliados al resto del mundo. Porque puede haber ganadores entre los países que son netos consumidores de petróleo, como algunos de los emergentes, como India.
Si la deuda soberana de los países productores de crudo puede sufrir, éstos tienen herramientas a su disposición y margen de maniobra para hacerle frente, como reservas multimillonarias en algunos casos. En cambio, en el sector privado la capacidad de reacción es mucho más pequeña. Así, Pedro del Pozo, director de inversiones financieras de la Mutualidad de la Abogacía, explica que lo que ocurre con el precio de petróleo tiene un impacto decisivo también sobre el mercado financiero de la energía. Y apunta que, en concreto, «supone un torpedo en la línea de flotación sobre las empresas dedicadas al fracking en EE UU, que dejan de ser competitivas a estos precios». «Ello, a su vez, tiene un efecto de arrastre sobre el mercado de deuda de estas empresas, y sus compromisos de pago adquiridos con fondos o bancos», continúa Del Pozo, que ve «una traslación directa del problema al mercado financiero, que tanto las Bolsas como los diferenciales de crédito interpretan de manera negativa».
Joaquín Robles abunda en esta cuestión: a su juicio, puede haber empresas que abandonen explotaciones porque no les resulten rentables a estos precios de crudo y que, con ello, no puedan hacer frente a sus obligaciones financieras con bancos, fondos de inversión, de capital riesgo... Lo que desencadenaría un efecto de posibles impagos en cadena. Un efecto dominó.
Tampoco hay que pasar por alto las consecuencias en términos macroeconómicos y que señala Adam Vettese, de eToro: «Una caída tan brusca en el precio del petróleo podría causar una desaceleración rápida de la inflación global y algunos países pueden incluso sufrir deflación como consecuencia de esto. Es un dolor de cabeza que los bancos centrales y los gobiernos no necesitan en este momento, ya que intentan mantener sus economías a flote durante la crisis».
Publicidad
Publicidad
Te puede interesar
La bodega del siglo XIV que elabora vino de 20 años y el primer vermut de Valladolid
El Norte de Castilla
Publicidad
Publicidad
Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.
Reporta un error en esta noticia
Comentar es una ventaja exclusiva para registrados
¿Ya eres registrado?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.