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No aguantó más. La debilidad del euro y la fortaleza del dólar que ha marcado el cruce entre ambas divisas en los últimos meses derivó este martes en una situación que no se veía desde diciembre de 2002: la paridad, el uno a uno que ... marca que un euro vale lo mismo que un dólar.
La moneda única culmina así un tortuoso camino que le ha llevado a depreciarse frente al billete verde más de un 11% desde principios de año, cuando el cruce se situaba en 1,13 dólares. De las últimas diez sesiones, el euro ha cotizado a la baja en ocho de ellas. Y son múltiples los factores que explican este comportamiento, aunque los analistas los resumen en tres.
Por un lado, la brecha abierta en el ritmo de retirada de estímulo entre la Reserva Federal estadounidense (Fed) y el Banco Central Europeo (BCE). Mientras que el organismo monetario de la región acometerá el primer alza del precio del dinero desde 2011 a finales de julio, la Fed ya inició la normalización de su política monetaria en marzo, con una subida de 25 puntos básicos, a la que siguieron alzas de 50 y 75 puntos básicos, respectivamente, en las dos reuniones siguientes.
Como segundo factor para el peor comportamiento del euro se encuentra la incertidumbre económica en la región tras el estallido de la guerra en Ucrania. Sobre todo ante la evidencia de que la economía estadounidense está mucho mejor preparada para afrontar una crisis que le toca de soslayo, al ser exportador neto de energía frente a la elevada dependencia europea del gas ruso.
La Fed lo ha dejado claro: el país está preparado para soportar mayores subidas de tipos de interés para controlar la inflación, a pesar de que eso implique la entrada temporal en recesión. Un escenario que resulta más complicado para Europa.
El tercer factor de la debilidad del euro es, precisamente, ese miedo a la recesión, que ha provocado la huida de los inversores hacia activos considerados tradicionalmente como refugio, como el dólar o el euro.
«Si tenemos en cuenta el diferencial de tipos a corto plazo de 2,50% a favor del dólar, la mayor vulnerabilidad económica de Europa por el conflicto de Ucrania, la casi absoluta dependencia del exterior en materia energética frente al autoabastecimiento de EE UU, y la tradicional agilidad de la primera potencia mundial para afrontar una potencial crisis, no debería sorprendernos esta fortaleza del dólar», coinciden los expertos.
Hernán Cortés, socio de Olea Gestión, advierte no obstante «la tranquilidad con que la Fed está observando este movimiento entre ambas divisas», teniendo en cuenta que el dato del PIB del primer trimestre fue negativo en gran parte por culpa del sector exterior. «En un momento como el actual, donde el crecimiento empieza a ser un recurso escaso, tener la divisa tan apreciada solo tiene una justificación, y es que la Fed prioriza la inflación sobre el crecimiento», indica el experto.
Por su parte, José Manuel Villamor, director de Weatlh Management de A&G, prevé que el euro se mantenga débil «mientras no se aclare el conflicto bélico y caigan los precios de la energía».
«El dólar está fuerte en general frente al resto de divisas, pero entendemos que el euro es el gran perjudicado por la situación actual al ser de las mayores deficitarias en producción energética, tener que abonar cada vez mayor cantidad de dólares para satisfacer su demanda y no poder elevar los tipos de interés al mismo ritmo que otras economías a pesar de su elevada inflación por su mayor riesgo de recesión y elevado endeudamiento gubernamental», añade el experto.
Es cierto que la mayor debilidad del euro puede favorecer la competitividad de las exportaciones de la región vía precio. Pero para el consumidor, esa situación significará al final mayor inflación y menor capacidad adquisitiva.
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