Pocos nubarrones sobre los mercados financieros en España aunque claramente marcados y, lo que es peor, algunos importantes en ascenso. Esa es la principal conclusión del último informe sobre estabilidad financiera elaborado por la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV) ... tras valorar precisamente el nivel de estrés de aquellos, donde apunta fundamentalmente a la banca como el sector sobre el que se cierne «la mayor fuente de incertidumbre» y sitúa a la deuda en el segundo lugar.
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De hecho, los técnicos del supervisor bursátil estiman que las dudas que afectan a las entidades financieras no solo se han mantenido, sino que «incluso se han agravado en un entorno de riesgos al alza». Así se puso de manifiesto en el primer trimestre con los resultados de los grandes bancos y en buena medida se está repitiendo en el segundo, con reducciones acusadas de beneficios en algunos casos y caracterizados también por «cierta debilidad» en algunas partidas.
Aunque lo que más está «lastrando» los márgenes del sector es una política monetaria «muy laxa» por parte del Banco Central Europeo (BCE) que, además, «se espera que se extienda en el tiempo». De hecho, en su última reunión el jueves pasado, el comité de gobierno del supervisor de la zona euro dio a entender que se preparaba ya para acometer un descenso de los tipos de interés (en su mínimo histórico del 0% desde marzo de 2016), como el que regula las facilidades de depósito de los bancos, y activar un nuevo programa de recompra de deuda. Sería, en principio, en septiembre y no descarta incluso rebajar la referencia del 2% de inflación que guía su política monetaria porque las perspectivas «siguen empeorando».
Por eso desde la CNMV ven «previsible que continúe el proceso de ajuste» en la banca -fundamentalmente reducción de tamaño y de costes, esto es, posibles nuevas fusiones-. No obstante, estima que su solvencia «sigue siendo satisfactoria» aunque, al mismo tiempo, «haya signos de sentido menos favorable» como, por ejemplo, la reciente rebaja sobre la perspectiva de la deuda del sector por parte de la agencia internacional de calificación Moody's. Lo que más preocupa es la deuda corporativa de mayor riesgo y la deuda subordinada, de las que las entidades aún conservan cantidades bastante significativas dentro de sus balances.
Precisamente la extensión de la política «acomodaticia» del BCE, junto a la «posibilidad» de que la Reserva Federal de EE UU recorte sus tipos por vez primera desde 2008 «mantienen en niveles moderados el riesgo de mercado relacionado con los activos de deuda», apuntan los técnicos de la Comisión. Pero a la vez, «la prolongación en el tiempo de un contexto de tipos de interés reducidos» también hace persistir otros riesgos como el «aumento de los incentivos de los agentes a endeudarse», la «persistencia» de las estrategias que «persiguen la búsqueda de rentabilidad» sin valorar algunos peligros y las propias «dificultades» de los bancos para incrementar sus márgenes de negocio.
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Las decisiones de los inversores, señala el estudio del supervisor del mercado, «siguen condicionadas de forma muy clara» por la persistencia en el tiempo del «entorno de rentabilidades tan reducidas en la mayoría de productos de inversión disponibles. Por eso –añaden los autores- aquellos «continúan aceptando activos de mayor riesgo con el fin de obtener márgenes superiores a los de productos tradicionales», caso de los depósitos bancarios. Sin embargo, desde el último trimestre de 2018 las cifras del Banco de España revelan que los hogares continúan desinvirtiendo en depósitos a plazo y en valores de deuda, destinando sus recursos a adquirir activos más líquidos como los depósitos a la vista o directamente el efectivo.
A la vista de esos datos, la CNMV estima que las «cuantiosas suscripciones» observadas en los fondos de inversión entre 2012 y mediados de 2018, sobre todo en las «vocaciones con un mayor perfil de riesgo», se han «transformado en reembolsos netos» desde finales de 2018 hasta, al menos, la pasada primavera con más de 4.000 millones de euros sacados de ellos. Por el contrario, los fondos de renta fija han sumado, sobre todo en el primer trimestre del año, «unos» 3.000 millones a sus balances.
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