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El mercado ha tomado, esta vez sí, buena nota de la firmeza con la que los bancos centrales han trasladado que los tipos se mantendrán altos durante mucho tiempo. Un entorno que ha provocado una fuerte tensión en los mercados de deuda, donde los inversores ... llevan semanas vendiendo bonos, presionando a a la baja el precio y disparando su rentabilidad, que se mueve de manera inversa.
Este mismo miércoles, el interés del bono español a diez años –que viene a indicar lo que exigen los inversores por comprar deuda del Estado– volvió a escalar por encima del 4%, máximos desde finales de 2013. Y esa evolución en los mercados secundarios, donde se negocian este tipo de activos, se ha traducido en un notable incremento del coste de financiación en las nuevas emisiones del Tesoro, que esta misma semana ha llegado a pagar rentabilidades de casi el 3,9% en sus letras a 12 meses, máximos de once años.
Esto, a su vez, afecta directamente a otros agentes como las empresas, que compiten con el Estado para captar inversores, por lo que, en teoría, tendrían que ofrecer rendimientos más elevados a la hora de buscar quién les financie. «El mensaje de los bancos centrales de que los tipos están cerca de máximos no ha tenido tanta repercusión como que se mantendrán elevados durante un periodo largo, alejando las expectativas de rebajas hasta finales de 2024 o incluso 2025», indican los analistas de Link Securities.
La propia presidenta del BCE, Christine Lagarde, insistió este miércoles en que la lucha contra la inflación sigue siendo prioritaria frente al impacto económico de la actual política monetaria. Un efecto que ya se está dejando notar en indicadores como la actividad del sector privado en la zona euro, que en septiembre sumó cuatro meses de contracción con la mayor caída de la demanda de productos y servicios desde noviembre de 2020.
Con este telón de fondo, la aversión al riesgo volvió a imponerse en las Bolsas europeas, con el Ibex-35 perdiendo un 0,68% al cierre de la sesión. El selectivo ha pasado así de cotizar en 9.600 puntos a estar a punto de perder los 9.100 en apenas diez sesiones. Y eso que este miércoles los inversores contaron con la encuesta de empleo del sector privado en EE UU, con la creación de 89.000 puestos de trabajo.
La cifra se ha quedado muy por debajo de los 153.000 previstos y el peor dato desde enero de 2021. Algo que, en principio, debería enfriar la expectativa de mayores subidas de los tipos de interés. Pero ni por esas.
En Europa, el frenazo económico también invita a la prudencia. Este mismo miércoles se ha conocido que la actividad del sector privado de la zona euro siguió deteriorándose en septiembre, con el índice compuesto de gestores de compra (PMI) en 47,2 puntos. El dato es mejor que los 46,7 de agosto, pero acumula cuatro meses consecutivos en territorio de contracción (por debajo de 50 puntos) tras registrar la mayor caída de la demanda de productos y servicios desde noviembre de 2020.
La menor intensidad en la contracción de la actividad de la eurozona en septiembre respondió a la leve mejoría en el sector servicios, con una lectura de 48,7 puntos desde los 47,9 de agosto, mientras que el sector manufacturero registró 43,4, frente a los 43,5 del mes anterior, en ambos casos por debajo del umbral que separa la expansión de la recesión.
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