La tempestad bursátil vivida el lunes, que se inició con un histórico desplome del 12,4% en la Bolsa de Tokio, deja paso a un periodo de calma en el mercado que, sin embargo, no ha sido suficiente para poner fin al estrés de las últimas sesiones.
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Los inversores extreman la prudencia y miden sus movimientos al milímetro en un escenario de máxima volatilidad que puede hacer girar al mercado en cualquier momento. Con esa cautela sobre la mesa, las Bolsas de Londres y de Alemania frenaron este martes la sangría con tímidas subidas al cierre que, sin embargo, no se trasladaron a otros parqués del Viejo Continente.
Los números rojos –aunque mucho más limitados– terminaron por imponerse en Italia y en Francia. Y el Ibex-35 cerró la sesión con una caída del 0,3%, por debajo de los 10.400 puntos –mínimos de marzo– y tras dejarse un 2,3% en la jornada anterior, la peor en 17 meses. Todo a pesar de que los inversores contaban a su favor con el contundente rebote experimentado horas antes por la Bolsa de Tokio –que subió un 10%– y por las alzas de más del 1%que presentaba Wall Street.
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El selectivo español acumula así cinco sesiones de caídas en las que se ha dejado un 7,2%, limitando al 2% todo lo ganado en el ejercicio. El martes fueron grandes valores como Telefónica, BBVA e Inditex los que más presionaron a la baja, en una sesión en la que aún se intentaba digerir todo lo acontecido.
«Lo que hemos visto estos días es más un cambio de sentimiento que de fondo», indican desde el departamento de análisis de Bankinter. «Ya veníamos avisando de que el mercado había corrido mucho en la primera mitad del año y que era razonable que se tomase un descanso... pues bien, este ha llegado de forma brusca y algo excesiva», añaden.
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Las dudas de los inversores se centran ahora en dos grandes focos:si los gigantes tecnológicos han subido demasiado y, por otro lado, si la economía estadounidense se encamina a un recesión. Solo en la sesión del lunes, los denominados Siete Magníficos (Apple, Microsoft, Alphabet, Amazon, Nvidia, Meta y Tesla) se dejaron 800.000 millones de dólares de capitalización.
En cuanto a la macro, los ánimos se han templado después de que la presidenta de la Fed de San Francisco, Mary Daly, asegurase que es «extremadamente importante» prevenir la debilidad del mercado laboral. Es decir, dejó claro que la Fed actuará con el fin de evitar un 'aterrizaje duro' de la economía. «A pesar de cierto debilitamiento, consideramos que la economía y el consumidor de EE UU están en una situación relativamente saludable y vemos riesgos limitados de recesión», indican desde la gestora Lombard Odier.
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Otros analistas comparten esa opinión, pero los nervios siguen a flor de piel. Así que cualquier dato puede marcar la reacción de los inversores. Hoy mismo, las dudas en Europa surgían tras la publicación de las ventas minoristas en la zona euro en junio. El dato es uno de los mejores termómetros del consumo y, por tanto, del motor de la economía. Y las noticias no fueron buenas, con una caída del 0,3% en el periodo, muy por encima del 0,1% que anticipaban los analistas.
Con este telón de fondo, los expertos de Banca Marcha indican que «la volatilidad seguirá elevada en el corto plazo». Sin embargo, «vemos prematuro los temores a una recesión y consideramos que, a medio plazo, existen oportunidades», aseguran.
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Ante la incertidumbre, la búsqueda de refugio de estos días ha tenido un impacto inmediato en la emisión de letras que el Tesoro ha protagonizado este martes. La perspectiva de mayores recortes de tipos de interés en la zona euro, además de en EE UU, ha mantenido intacta la fuerte demanda por este tipo de activos, permitiendo relajar de forma notable la rentabilidad ofrecida para atraer a los inversores. Una buena noticia que implica menores costes de financiación para España.
En concreto, y según los datos de la subasta, el organismo dependiente del Ministerio de Economía logró captar 5.187 millones de euros en deuda a seis y doce meses, con una demanda que ha batido de nuevo esa oferta, alcanzando los 8.672 millones de euros.
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De la cifra total, el Tesoro captó 3.930 millones de euros con su emisión de letras a 12 meses, donde la rentabilidad bajó de forma más notable, pasando del 3,39% de la subasta anterior al mismo plazo hasta el 2,975%. Se trata del interés más bajo ofrecido desde febrero de 2023 y dista mucho ya de los máximos del 3,9% que han llegado a tocarse en meses recientes.
Pese a ello, el apetito de los particulares sigue intacto y, en este caso, las denominadas órdenes no competitivas -copadas en su mayoría por pequeños inversores- superaron las de la puja anterior, con 1.107 millones de euros.
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Por otro lado, se colocaron 1.256 millones en letras a seis meses, con su tiop marginal del 3,45% al 3,26%, el más bajo desde mayo de 2023, con una demanda que también se mantiene sólida.
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