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El Ibex-35 se hunde otro 8%, pero salva la cota psicológica de los 6.000 puntos

El Ibex-35 se hunde otro 8%, pero salva la cota psicológica de los 6.000 puntos

El indicador, que ha llegado a perder más de un 10% en la jornada, profundiza en sus mínimos de ocho años, pese a la gruesa intervención de la Reserva Federal norteamericana, por el miedo a una profunda crisis ocasionada por el coronavirus

Lunes, 16 de marzo 2020, 09:11

El Ibex-35, después de haber cerrado su segunda peor semana de la historia, con un recorte del 20,85%, ha terminado este lunes con un recorte del 7,88%, para dar un último cambio en los 6.107 puntos.

Durante toda la sesión el ... indicador ha estado pivotando alrededor de los 6.000 puntos, un nivel que los analistas consideran clave y que finalmente ha logrado salvar. Aunque, más particularmente importante es el de los 5.900 puntos. Javier Molina, de eToro, señala que, de haber perdido esa referencia, tendría el camino abierto hacia los 5.500 puntos, primero, y hasta los 5.300, a continuación, que son las últimas referencias de control.

En todo caso, el selectivo español lo hizo sensiblemente peor que otros indicadores del Viejo Continente. Así, al cierre, el índice paneuropeo EuroStoxx 50 retrocedió un 5,85%; mientras que el Ftse Mib de Milán se dejó un 6,12%; el Dax alemán y el Cac 40 francés, más de un 5%; y el Ftse 100 británico, un 4,13%.

Este nuevo desplome ha llegado a los mercados después de otra intervención histórica de la Reserva Federal norteamericana e imprevista, porque celebra su reunión ordinaria de política monetaria el próximo miércoles. En la noche del domingo, anunció una rebaja de los tipos de interés en cien puntos básicos, desde la horquilla comprendida entre el 1% y el 1,25% hasta la situada entre el 0% y el 0,25%. Ello, semana y media después de haber bajado el precio del dinero, también de manera extraordinaria, en otros cincuenta puntos básicos. Además, anunció la compra de 700.000 millones de dólares en activos, entre bonos del Tesoro y títulos respaldados por hipotecas. Al tiempo que sucedía eso, se anunciaba una acción coordinada entre los principales bancos centrales para garantizar la liquidez en dólares reduciendo el coste de las transacciones entre diferentes divisas.

De acuerdo con Adam Vettese, de eToro, la decisión de la Reserva Federal norteamericana, «ha espantado a los mercados, más que tranquilizarlos», con estas medidas «tan drásticas». Y añade: «Los bancos centrales han usado ya la mayoría de su capacidad de estímulo disponible, es ahora responsabilidad de los Gobiernos adoptar las medidas fiscales que permitan detener el daño económico que está causando el coronavirus».

Y este daño puede ser de gran envergadura. Joachim Fels, asesor económico global de fondos de Pimco, llama a los inversores a «mantener la fe», pero avisa de que la solución requiere de «una enorme respuesta fiscal» ante «la crisis sanitaria global más severa» a la que nos hemos enfrentado en el último siglo. El experto advierte de que va a ser necesario aunar todos los esfuerzos posibles por parte de las autoridades monetarias y políticas para evitar que el escenario ya inevitable de recesión pueda convertirse en uno de depresión.

En Europa, esas medidas fiscales, para que no entrañen riesgos, deberían ser coordinadas, para que no haya castigos a unos países sobre otros en los mercados financieros. Y la coordinación europea puede llevar tiempo. Esta misma tarde se celebraba un Eurogrupo ordinario, la reunión de los ministros económicos económicos y se podría avanzar algo en esa línea.

Ingrediente chino

A la continuidad de las ventas en los mercados, además, contribuyeron los datos que venían de China, donde la producción industrial cayó un 13,5%. A este fenómeno Philippe Waechter, de Ostrum AM (Natixis AM), lo califica de «colapso de la producción industrial china» «espectacular», que anticipa el alcance de la «desaceleración china en el primer trimestre» y, también, las cifras futuras en la zona euro: los datos chinos «funcionan como una medida del impacto que podría tener la epidemia».

En general, los comentarios de los analistas dejan muy poco lugar a la complacencia y al optimismo. Los expertos de Unigestión apuntan que el shock económico «será mayor de lo esperado». El impacto, afirman, podría traducirse en dos trimestres de contracción económica con una caída en el PIB de entre el 2% y el 3%, dependiendo del área. Estas previsiones se basan en el supuesto de que sólo sean necesarias unas pocas semanas de confinamiento para combatir la pendiente exponencial de propagación del virus, y que el retorno a la normalidad se logrará de manera rápida y eficiente.

Pero estos expertos también afirman que los mercados financieros y la economía caminan en un territorio desconcido. Y que ello lo que provoca es que los inversores reduzcan riesgo de sus carteras. O que no vendan, que huyan, como nos comentaba un experto hace unos días.

Las caídas que se sufrían en Europa también tenían lugar en Estados Unidos. Al cierre de la sesión del Viejo Continente, los índices de Wall Street se hundían más de un 8%.

Tres valores del Ibex-35 esquivan el rojo

Como el selectivo español logró cerrar la jornada con pérdidas inferiores a las que sufría en su peor momento, al cierre logró que tres de sus valores se salvaran de los números rojos. Así, Red Eléctrica salió airoso de la jornada con una revalorización del 3,45%. Siemens Gamesa se anotó un 1,72%. Y Viscofán ganó un 0,39%.

En negativo, IAG fue el peor valor del día, con un recorte del 27,90%. A continuación se colocaron otros dos valores ligados al turismo, Meliá (-18,51%) y Aena (-15,03%). Entre los peores, también ACS (-14,34%), además de varias entidades del sector financiero: Bankia, BBVA, Bankinter y el Sabadell cedieron entre un 14% y un 13%. Y también CaixaBank y el Santander bajaron más de un 10%.

Los inversores, en esta ocasión, no acudieron a refugios. Y, de esta manera, el oro perdió posiciones.

Los inversores también vendieron bonos: el rendimiento de los títulos alemanes a diez años subió desde el -0,55% hasta el -0,46%.

La prima de riesgo de España se amplió hasta los 130,30 puntos básicos. Y ello porque la rentabilidad del bono español a diez años subió desde el 0,62% hasta el 0,85%, su nivel más alto desde mediados de 2019.

Pero los inversores sí apostaron por la deuda americana, para llevar al rendimiento del título estadounidense a diez años desde el 0,98% hasta el 0,82%.

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