Tras siete subidas consecutivas de tipos de interés y con el precio del dinero en el 3,75%, la presidenta del Banco Central Europeo (BCE), Christine Lagarde defiende que el aumento de tipos «sigue siendo la mejor herramienta para combatir la inflación». Así lo ha ... asegurado este lunes en su comparecencia ante la Comisión de Economía y Asuntos Monetarios del Parlamento Europeo, en Bruselas, a solo una semana de la reunión del Consejo Gobernador de la entidad. Se espera que en este encuentro el BCE vuelva a incrementar los tipos en 25 puntos básicos, hasta el 4%.
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Las presiones inflacionistas continúan debido a la guerra en Ucrania y algunos cuellos de botella, pero los precios comienzan a mostrar signos de fatiga. Según los datos preliminares de la Oficina de Estadística Europea (Eurostat), la inflación de la Eurozona se situó en el 6,1% en mayo. «La estabilización de los precios de la energía y de los alimentos empiezan a notarse y, en línea con ese fenómeno, los Estados deberían empezar a retirar las medidas de apoyo a la crisis energética», ha destacado Lagarde.
El Eurobanco espera que los países del euro retiren estas ayudas, que suponen un gasto para los presupuestos nacionales y que contribuyen a la inflación. Ya desde el inicio de la crisis, el BCE insistió en que las medidas de apoyo estatales debían ser «dirigidas, hechas a medida y temporales», tres características que solo han cumplido entre el 10 y el 15% de las ayudas puestas en marcha, ha criticado Lagarde.
Mientras, y hasta que no consiga su objetivo de contener la inflación en el 2%, el BCE continuará subiendo los tipos de interés y los mantendrá elevados «el tiempo que sea necesario». Con todo, la semana pasada, la propia Lagarde apuntó que la entidad se aproxima a su «techo» y que a partir de ahora los incrementos serán «más graduales». Las turbulencias financieras registradas en marzo, con la intervención del Silicon Valley Bank y el rescate de Credit Suisse, son una de las razones que han motivado esta decisión.
A pesar de los datos positivos de mayo, la presidenta del BCE asegura que la inflación subyacente -la que excluye los costes de la energía y los alimentos- sigue siendo «excesivamente elevada». Esta tasa se situó en el 5,3% el mes pasado y «no hay evidencias de que haya llegado a su pico», apunta Lagarde. El BCE se muestra preocupado por este factor, que determina las políticas de la entidad junto a la evolución de la inflación y la transmisión de la política monetaria.
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Las últimas previsiones muestras una reducción «gradual» de los precios, aunque varían mucho entre los 20 estados del euro: mientras que la inflación se contiene por debajo del 4% en España, Bélgica y Luxemburgo, supera el 10% en Eslovaquia. «Tomaremos las medidas necesarias para lograr la estabilidad de precios», ha insistido la francesa ante los europarlamentarios. En ese camino, será fundamental que los países de la moneda común apliquen una política fiscal «prudente» y «evitar un aumento de los salarios», que en palabras de Lagarde, «podría convertirse en el mayor motor de la inflación».
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