ana barandiarán
Domingo, 19 de septiembre 2021, 00:23
La escalada de la luz es un quebradero de cabeza para todos y especialmente para la industria electrointensiva, aquella para la que la energía supone hasta un 60% de los costes. José Antonio Jainaga conoce bien el problema como presidente de Sidenor, una de las ... principales compañías vascas del acero. También es presidente de la Asociación de Empresas Grandes Consumidoras de Energía (AEGE), que aglutina a las principales industrias españolas de sectores como metalurgia, química, siderurgia y gases industriales. Ponerse en ese papel, que asumió en mayo, le hace mostrarse más comedido de lo habitual, aunque advierte de que si no se frena la subida, habrá cierres en cadena.
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José Antonio Jainaga
Jainaga recuerda que cuando la electricidad supone el 40% de los costes y se multiplica por tres, como ha ocurrido recientemente, «estás muerto». «El impacto es brutal. El 'pool' ha pasado de los 45 euros/MWh a rebasar los 180. Los precios están descontrolados y no tenemos visibilidad ni para gestionar el día a día ni para establecer estrategias a largo plazo. Para Sidenor, por ejemplo, que consume 600.000 MWh al año, supone unos 50 millones extra, entre cuatro o cinco millones al mes», explica.
El presidente de la patronal de la industria electrointensiva también se queja de que uno de los problemas que tenemos en España es la falta de contratos a largo plazo. «No solo hay un diferencial de precios con Francia y Alemania sino que, además, en esos países un porcentaje de entre el 70% y el 80% se cubre con contratos bilaterales o PPAs», aclara. En el caso de Francia, por ejemplo, la industria puede acceder a una tarifa de 42 euros ligada a la potencia nuclear, el conocido sistema ARENH. «Eso da mucha tranquilidad. Aquí los contratos bilaterales solo llegan al 30%», se lamenta.
En realidad, considera que en España «no hay interés» en ofrecer esa modalidad de tarifas. «Si puedes vender a 180 euros, para qué hacerlo a 40», sostiene. «Nosotros estamos sometidos al 'pool' o al precio de los futuros, que no te permiten comprar más allá de 2024 y a unos precios muy altos. El de 2022 está a 106 euros el MWh. Estamos absolutamente pillados. Y lo más grave es que pagamos mucho más que nuestros competidores», aclara.
También apunta a que esta situación ha venido a peor en los últimos años. La factura de la electricidad para la industria se divide en la parte de energía, ligada al mercado, y la de costes regulados. Sostiene que en la primera ya hay diferencia: en España pagaremos una media de 92,6 euros este año; en Francia 55,6 y en Alemania, 81,96. La diferencia ya es grande y se dispara al meter los costes regulados: España, 102,5 euros, Francia, 43,8 y Alemania, 69,19. Y explica que esa circunstancia se da «porque pagan menos peajes, se les compensa mucho más por el CO2 y se les paga por la interrumpibilidad, que en España se la cargaron el año pasado».
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Además, considera que «no se puede repercutir nada» a los clientes en términos de precios. «En la siderurgia sí se trasladan al cliente las subidas en los precios de la chatarra y de otras materias primas, pero no de la electricidad. Nuestros competidores no tienen la misma presión que nosotros para hacerlo», explica.
Considera que la situación «no ha explotado todavía porque solo llevamos cinco meses de escalada». Pero advierte de que si no se corrige el precio rápidamente, va a haber un desastre de «quiebras y cierres en la industria». «Nadie aguanta que la energía te ponga en pérdidas de manera estructural», indica.
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También entra a valorar Jainaga el decreto del Gobierno para amortiguar la luz. «Es de perfil muy político social, orientado a aliviar al consumidor doméstico», indica. «Pero hay una medida que sí nos ayuda, con un impacto significativo». Se refiere al punto en el que obliga a las eléctricas a subastar entre comercializadoras y grandes consumidores energía de hidráulicas y nucleares a su coste real, sin añadir nada. «Lo que van a subastar es cerca de 16 teravatios hora, el equivalente a 26 veces lo que consume Sidenor en un año», apunta y considera que «es un volumen importante y, además, se quiere poner en marcha rápido».
En cualquier caso, considera que hay que tomar más medidas. «También se nos debería dar acceso directo a los grandes consumidores en las subastas de renovables», explica. Otra acción pendiente sería activar el fondo estatal para financiar los avales en los contratos bilaterales (PPAs) «y que lleva danzado un año». Y considera que sería necesario incrementar las compensaciones por CO2. «Este año se han mejorado hasta los 179 millones, pero con la subida del CO2 habría que incrementar a 450 millones. Y establecer una exención del 80% en los peajes», defiende.
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En su análisis sobre la situación en la que se encuentra el sector eléctrico en España, el presidente de la Asociación de Empresas Grandes Consumidoras de Energía (AEGE), José Antonio Jainaga, también se pronuncia sobre el comunicado emitido por Foro Nuclear esta semana, en el que advertía de que esas centrales estarán abocadas al cierre si se mantienen los recortes aprobados en el Consejo de Ministros. «Sin entrar ahí, creo que el tema de las nucleares merece una reflexión», apunta. «España decidió cargárselas, con un cierre escalonado», explica. «Mientras tanto, se apostó por las renovables, que son intermitentes e incontrolables. La previsión es darles más peso todavía y pasar de los 35.000 MW actuales a los 90.000. Pero hace falta una tecnología de respaldo. La nuclear, con 7.000 MW, es una solución inteligente y barata, que no depende de tensiones geopolíticas como el gas y el petróleo», apunta. «En Francia acaban de anunciar miles de millones de inversión para alargar su vida útil», expone.
También censura el funcionamiento marginalista del mercado, pero eso es algo europeo como también lo es el mercado del CO2, uno de los motivos de la subida de la electricidad. «El mercado del CO2 es Europa y es ideología política», explica. «Con este sistema se quiere incentivar la lucha contra el cambio climático. Es un mecanismo muy simple. Si subo el precio del CO2, se hará un mayor esfuerzo para reducir las emisiones. Pero llega un momento en que las tecnologías no dan más de sí», argumenta. Jainaga indica que la siderurgia integral, por ejemplo, emite toneladas de CO2. «Es como un chaval que suspende y le aprietas y aprietas hasta que llegue al 6, pero a partir de ahí, aunque le cuelgues de las orejas, no va a llegar a más», aclara. «Europa ha retirado los derechos de CO2 para que suba el precio y encima han entrado fondos especulativos en ese mercado. El precio de la tonelada ha pasado de 25 euros a 60 y es urgente que Bruselas le dé una vuelta y meta más derechos para reducir el precio», indica. «Si no, se cerrarán las fábricas en Europa», asegura.
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