De momento, no se quiere pronunciar la palabra «crisis», pero está claro que la escasez mundial de microchips y semiconductores supone un «problema» para la industria burgalesa que «no hay que minimizar». Así lo reconoce el propio presidente de la patronal del Metal ( ... Femebur), Andrés Hernando, quien reconoce que la industria burgalesa está conteniendo la respiración para intentar sortear como pueda la escasez de materiales.
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De momento, la situación ha derivado ya en el ajuste de la producción, y consecuentemente de las cargas de trabajo, de un puñado de firmas burgalesas, dedicadas en su mayoría a la industria auxiliar del automóvil, como Lear Y es que, tal y como subraya Hernando, «si el cliente para», como es el caso de las grandes factorías de Renault o PSA, «toda la cadena de producción para», afectando de lleno a toda la industria auxiliar burgalesa.
En todo caso, los ajustes, de momento, están siendo contenidos, debido a la llegada puntual de nuevas remesas de semiconductores a las grandes factorías, que han aliviado temporalmente el contexto. «Es una situación totalmente nueva, que nunca habíamos vivido» y que está obligando a «sobrevivir» buscando «alternativas». A este respecto, Hernando asegura que la mayoría de las industrias potencialmente afectadas por la escasez mundial de microchips están «alargando plazos de entrega, modificando diseños y buscando componentes en mercados diferente» para evitar paralizar la producción».
Sin embargo, la problemática va para largo. Y es que, a pesar de que la llegada de nuevas remesas cada cierto tiempo permite reactivar toda la cadena de producción casi de un día para otro, la volatilidad y la incertidumbre es la tónica dominante. De hecho, se prevé que el mercado mundial de los microchips vuelva a la normalidad «en el segundo trimestre de 2022». Esto es, que todavía quedan por delante muchos meses, y es posible que la situación acabe derivando en nuevos ajustes de producción, cargas de trabajo y empleo.
Pero, ¿por qué no hay suficientes microchips en el mercado? A juicio de Hernando, el problema deriva de «muchos factores», empezando por el cambio tecnológico registrado en todo el mundo en los últimos años. «Ahora mismo se usan muchísimos más microchips que hace apenas unos años» en todo tipo de productos. Es más, la rotura de stock ya venía perfilándose «antes de 2020», según el presidente de la patronal del Metal. Sin embargo, la problemática se ha agudizado a raíz de la pandemia, que ha derivado en un «cambio social». «Se ha visto la necesidad de estar conectados», resume.
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A mayores, lamenta, a lo largo de las últimas décadas, la producción de semiconductores y micrhochips se ha «concentrado en Asia», fundamentalmente en países como China, Japón y Taiwan. Eso hace que la industria europea sea altamente dependiente de los vaienes de los propios mercados internos de esos países, ya que «crear una infraestructura capaz de producir esos materiales no es fácil ni rápido».
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