La futura implantación de una gran factoría de fabricación de autobuses y furgonetas eléctricas en Valladolid de la mano de Switch Mobility es una «buena noticia» para la industria burgalesa. Así lo entiende el presidente de la patronal de Burgos, Miguel Ángel Benavente, quien ... asegura que, aunque «obviamente hubiese sido mucho mejor para Burgos que se instalase aquí», siempre «es una muy buena noticia que una gran empresa tractora se imstale en los alrededores de la ciudad».
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Y más en este caso, ya que el proyecto planteado por Switch Mobility encaja a la perfección con el perfil industrial de la ciudad del Arlanzón, donde la industria auxiliar de la automoción asume un papel protagonista. «Si algo bueno tiene Burgos, es precisamente la industria auxiliar», que cuenta con firmas de primer nivel internacional y una reconocida trayectoria empresarial.
Eso sí, aún hay muchas incógnitas por resolver. «En realidad, sabemos muy poco del proyecto», tan solo «lo que se ha publicado en la prensa», reconoce Benavente. En principio, la compañía anglo-india ha anunciado una inversión de 100 millones de euros para levantar una fábrica con capacidad de producir 50.000 vehículos al año.
Según explicó este pasado miércoles en Valladolid Andy Palmer, consejero delegado de Switch Mobility, la planta empezará a construirse el próximo mes de enero y se confía en que pueda estar operativa en menos de un año. En una primera etapa, se centrará en el montaje de un modelo de autobús urbano propulsado por baterías de iones de litio de última generación. Según previsiones de la propia compañía, a finales de 2022 podrían estar en el mercado las primeras unidades. Una vez completada la primera fase, la intención de la firma anglo-india pasa por comenzar a montar también furgonetas eléctricas a partir de 2024.
Y todo ello con la previsión de crear hasta 2.000 puestos de trabajo directo en la capital vallisoletana. De cumplirse esa previsión, la planta se convertirá en una de las más grandes de toda la comunidad autónoma. De hecho, según puntualiza Benavente, «hay muy pocas fábricas en España con ese volumen de trabajadores». En Burgos, por ejemplo, no hay ningún centro productivo de ese tamaño.
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Ahora, en todo caso, «habrá que estar muy atentos» para ver «cómo se desarrolla» el proyecto y «qué planes tiene la empresa». «No sabemos qué necesidades tendrá»,la compañía, pero «hay que conseguir que vean que en Burgos hay muy buenos proveedores».
A este respecto, el propio Palmer aseguró durante la presentación del proyecto que la decisión de implantarse en Castilla y León responde, precisamente, a la existencia de un ecosistema industrial ya consolidado en la comunidad, ya que la apuesta de la compañía es contar con proveedores locales «en todo lo posible».
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