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La venta de coches continúa bajo mínimos en Burgos. GIT
La incertidumbre se asienta en los concesionarios de Burgos tras un año «muy malo»

La incertidumbre se asienta en los concesionarios de Burgos tras un año «muy malo»

Las ventas de vehículos nuevos cayeron otro 11,4% en 2022 y desde Aconauto no se aventura una recuperación del sector a corto plazo

Martes, 10 de enero 2023, 12:53

La crisis continúa. Y lo peor es que la situación tiene pocos visos de cambiar radicalmente a corto plazo. Los concesionarios burgaleses vivieron en 2022 el peor año que se recuerda en mucho tiempo, con apenas 3.187 turismos y todoterrenos matriculados, lo que supone ... una reducción del 11,4% respecto a los datos de 2021. Y eso a pesar de que ese ejercicio ya fue negativo para los intereses del sector. De hecho, las ventas se desplomaron en 2022 un 54% respecto a los datos de 2018, último año de bonanza para el sector.

Los resultados son, pues, «muy malos», según reconoce el presidente de la Asociación de Concesionarios de Burgos (Aconauto), Carlos Arce, quien apunta a la confluencia de varios factores que explican la situación, empezando por el cambio del propio concepto de movilidad. Y es que, «el concepto de coche en propiedad está decayendo ante otras fórmulas», como el renting, asegura.

A ese cambio de mentalidad, que lleva ya unos años implantándose, se le han unido en los últimos tiempos otras circunstancias, como el progresivo cambio de tecnologías y «demonización del diésel» o los cuellos de botella sufridos por las marcas.

En este sentido, Arce reconoce que el exagerado aumento de los plazos de entrega ha hecho «mucho daño» a los concesionarios. No en vano, por momentos la demanda de los clientes ha superado con creces la capacidad de la oferta, con plazos de entrega que en algunos casos se han disparado hasta los ocho meses.

En el último tramo del año, dichos plazos se han ajustado parcialmente, gracias a la aplicación de nuevas estrategias por parte de las marcas. Básicamente, las unidades estándar se pueden entregar ahora en plazos razonables, pero si el cliente quiere un coche con unas especificaciones concretas, todavía tiene que esperar varios meses para recoger las llaves.

Esa situación, unida a la escasez e incremento de coste de algunas materias primas y componentes, como el aluminio o los chips, han desembocado en un aumento de precios de los propios coches. Un aumento que Arce calcula «entre el 6% y el 8%» para los vehículos nuevos a lo largo del pasado ejercicio.

Todo ese cúmulo de circunstancias ha generado también consecuencias en el mercado de segunda mano. Y es que, ante la falta de oferta, los enormes plazos de entrega y las incertidumbres económicas, muchos potenciales compradores de coches nuevos han apostado finalmente por los seminuevos, que evidentemente han subido sus precios. De hecho, en algunos casos, unidades ya usadas con poco rodaje han alcanzado costes muy similares a los de sus homólogos recién salidos de fábrica. La diferencia, subraya Arce, es que «el coche de segunda mano se puede entregar en el momento».

Malas previsiones

En todo caso, la fotografía de situación del sector no es nada halagüeña. Y, de momento, 2023 no pinta mucho mejor. No en vano, todos los factores que han condicionado al sector en los últimos meses continúan plenamente vigentes y los concesionarios no prevén un cambio de tendencia a corto plazo. «Creemos que 2023 va a ser otro año de transición» y no se esperan «grandes resultados», señala Arce.

De hecho, el endurecimiento de las condiciones de financiación derivadas del incremento de los tipos por parte del Banco Central Europeo (BCE) supone otro reto a superar por parte de un sector que ahora mismo presenta «ciertas anomalías» y que está abocado, según Arce, a «un cambio de modelo».

A este respecto, el presidente de Aconauto aventura que el sistema de distribución implantado en las últimas décadas terminará de variar y serán las marcas las que realicen directamente las ventas, relegando a los concesionarios a asumir un papel diferente al actual, más enfocado a la prestación de servicios complementarios, como el mantenimiento, la financiación o la fidelización.

Ese cambio de modelo vendrá de la mano de la transición tecnológica que ya está afrontando la industria del automóvil, para la que a juicio de Arce se han impuesto unos plazos «difíciles de cumplir».

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