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Los impuestos al combustible que se está debatiendo en el seno de la Unión Europea (UE) podrían «acabar» con un medio de transporte que ahora es accesible para todos y «volver a los tiempos que volar era un lujo al alcance de pocos». Así lo ... denunció Javier Gándara, presidente de ALA (Asociación de Líneas Aéreas) durante la presentación de las previsiones del sector para este invierno.
A su juicio, el Gobierno tiene «en su mano» reconducir esta situación y remplazar los impuestos por propuestas que «sí contribuyan a la descarbonización», como el combustible de aviación sostenible (SAF), la propulsión por hidrógeno o por electricidad. Para conseguir que la UE acabe rechazando esta idea, contactarán con sus colegas de países vecinos como Portugal e Italia -países netamente receptores de turistas, como España, los más afectados- para hacer presión en Europa.
Las aerolíneas tienen una oferta de asientos prevista un 4,4% superior a la del invierno de 2019 con 114 millones de asientos desde noviembre hasta marzo. Todo tras la reactivación de la demanda del verano, con una recuperación del número de pasajeros del 92% respecto al verano de 2019 y de un mes de octubre rozando cifras prepandemia. Esta recuperación de asientos se debe, principalmente, a los incrementos de flujos de Baleares, con un 9,3% más, pero sobre todo Canarias, donde la programación de asientos es un 17,3% superior este invierno a la de 2019.
De esta forma la ocupación media de los aviones sigue creciendo, y en el acumulado de enero a octubre ya supera el 83%, una cifra similar a la anterior a la pandemia. Por ello, Gándara confía en que la plena recuperación del tráfico se logre en 2023, aunque estará condicionada por la guerra de Ucrania, la crisis energética y la inflación. El sector de vuelos domésticos sigue siendo el que mejor se comporta tras la covid, con la recuperación del 95% de pasajeros en lo que llevamos de año, seguido del intraeuropeo, con un 85% de los pasajeros. El tráfico intercontinental aún se queda en el 79%, pero hay que tener en cuenta que hay países todavía casi cerrados, como China.
Respecto a la mascarilla, Gándara calificó su obligatoriedad a bordo como un «auténtico disparate»: «No entendemos que España es el último país de la Unión Europea que lo exija y de los pocos a nivel mundial». Criticó que esta medida introduce una serie de «distorsiones competitivas» en función de la nacionalidad del operador y pidió que se convierta en una recomendación voluntaria porque es un «sinsentido».
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