
La imposición de aranceles planteada por la administración de Donald Trump tendrá, a priori, un impacto contenido en Burgos. Así al menos lo prevén desde la patronal burgalesa a la vista de las actuales relaciones comerciales que mantienen las empresas de la provincia con Estados Unidos.
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Unas relaciones importantes, sin duda, pero no determinantes, al menos para la mayor parte de los sectores productivos de Burgos. Actualmente, Estados Unidos es el noveno socio comercial de las empresas de la provincia, muy lejos de los primeros puestos tras perder algo de peso en los últimos años. Unos primeros puestos que, evidentemente, están copados por países de la Unión Europea, copn Francia a la cabeza.
Así, las empresas de Burgos exportaron a EEUU bienes y servicios por valor de 95,5 millones de euros durante el pasado ejercicio, lo que supone apenas el 2,4% del volumen total de exportaciones de la provincia, que se dispararon hasta los 2.976 millones, un récord histórico.
En este sentido, cabe destacar que Burgos mantiene desde hace ya varios años un superávit comercial con EEUU. Esto es, que las empresas de la provincia venden allí más de lo que importan. En 2024, el volumen de importaciones desde el país de las barras y estrellas fue de 71,79 millones de euros, lo que dejó un superávit comercial de casi 24 millones de euros.
¿Y qué vende Burgos en Estados Unidos? Pues un poco de todo, pero esencialmente productos químicos (31,5 millones de euros en 2024), maquinaria específica para la industria (23 millones) y, en menor medida, vino. Cabe destacar, en este sentido, que más de la tercera parte de las ventas realizadas en Estados Unidos por empresas burgalesas son de productos de belleza (29,2 millones).
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En este sentido, la factoría de L'Oréal es la gran protagonista y, a priori, una de las grandes damnificadas por la imposición de nuevos aranceles. A mayores, un puñado de firmas concretas se verán directamente afectadas por los aranceles del 20% anunciados por Trump al tener a EEUU como socio referente, si bien, no es una fotografía generalizada.
Unos aranceles que, a juicio de Nacho San Millán, tesorero de FAE Burgos y experto en comercio internacional, suponen una suerte de declaración de «guerra comercial» por parte de la administración Trump. Una guerra que «perjudica a todos», sobre todo a los «consumidores», que son los que van a pagar la factura.
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A este respecto, San Millán considera que, dentro de lo que cabe, «España no ha salido tan mal parada» como otros países de la Unión Europea, habida cuenta de que no es un socio comercial tan importante como en otros lugares, y entiende que el temor de los empresarios es «relativo». Sí, los nuevos aranceles suponen un golpe al elevarse al 20% medio, pero existía cierto «temor» de que fueran incluso mayores, asegura.
Sea como fuere, el tesorero de FAE advierte de que esto no ha acabado. «Ahora hay que ver cuál es la respuesta de Europa» en esta guerra arancelaria. «Al final, somos un mercado común y tenemos que actuar como tal», aunque dicha respuesta implique aumentar los precios de los productos estadounidenses en Europa en general y España en particular.
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Esa derivada traerá nuevas consecuencias al mercado burgalés difíciles de vaticinar por el momento. Lo que está claro es que una guerra comercial con EEUU implica encarecimiento de productos y bienes esenciales para empresas y ciudadanos europeos, que al final son el mercado directo de las burgalesas.
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