salvador arroyo
Corresponsal. Bruselas
Jueves, 13 de junio 2019, 20:35
La disputa norte-sur que ha marcado las negociaciones del cómo, el cuánto y el para qué del presupuesto del euro, se mantuvo este jueves hasta el último momento. El choque entre el bloque de países como Holanda, Suecia, Dinamarca o Finlandia, alineados con la ... disciplina presupuestaria, y Francia, España o Portugal, partidarios de una mayor solidaridad, apuntaba al cierre de esta información a un desenlace previsto: el euro tendría ese brazo fiscal sí, pero con músculo mermado.
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Los ministros de Economía y Finanzas, apremiados por la obligación de llevar un acuerdo de mínimos a la cumbre de jefes de Estado y de Gobierno que se celebrará la próxima semana en Bruselas, avanzaron en las últimas horas lo más que pudieron para salvar sus diferencias y cumplir con el expediente. Sobre la mesa, una herramienta que tendrá una dotación estimada de 17.000 millones de euros, escasa teniendo en cuenta las expectativas creadas, y que canalizará inversiones hacia las capitales como apoyo a reformas estructurales, sin descartar mecanismos que puntualmente puedan ayudar a la estabilización de sus economías. Un efecto anticrisis que, aunque limitado, España volvió a defender en la mañana de este jueves «con firmeza».
Pero la realidad es que el presupuesto del euro, al menos en esta fase embrionaria, no va a contar con un arsenal que asista a aquellos Estados amenazados por la especulación en los mercados financieros. No, al menos de forma automática. Ya lo había advertido la víspera un alto funcionario de la UE: «No va a ser la bazuca que algunos pensaban».
España llegaba a esta reunión con una actitud «constructiva pero firme», aseguró la ministra Nadia Calviño, exigiendo que el instrumento «tenga de verdad un valor añadido», que no se solape con otros que ya existen en el Presupuesto de la UE y que no termine manipulándose para que solo abra el grifo a los países que se comprometan a hacer ajustes. Precisamente ese valor añadido no se descartaba totalmente en una reunión que tenía previsto entrar de lleno en la madrugada.
El resultado, en cualquier caso, no cumplirá con las expectativas. El presupuesto de la eurozona estaba llamado a ser uno de los puntales básicos para reforzar la arquitectura de la divisa común. Y de momento será un pequeño soporte que «contribuye al desarrollo y la estabilidad económica», aventuraba el responsable de Finanzas alemán, Olaf Sholz. En la práctica, mejor ganar tiempo para limar diferencias, que descartarlo por bloqueo.
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