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La gotera, lo que técnicamente se denomina 'daño causado por el agua', es el percance más habitual que sufren los hogares españoles. Este perjuicio es el rey –o mejor dicho, la reina– de los servicios atendidos por los seguros del hogar, en concreto uno cada quince segundos. En Madrid se produce una de estas filtraciones cada 1:09 minutos y en Barcelona, cada 2:04 minutos. En la otra punta de la geografía está la provincia de Soria, donde hay que esperar 3 horas y 20 minutos para que produzca un percance. Los hogares vallisoletanos, donde la media es de 21 minutos y 39 segundos, sufrieron el año pasado 24.277 goteras, lo que situó a la provincia en la primera posición de la comunidad autónoma, pero en la mitad de la tabla nacional, en el puesto 25.
Solo hay un tipo de seguro que los castellanos y leoneses contratan con más intensidad que el conjunto de españoles: el del hogar. Mientras el país roza la proporción de tres de cada cuatro viviendas principales aseguradas (73,6%), la comunidad autónoma la supera (76,5%). Ahora bien, nadie llega al nivel de los vascos, que están a gran distancia de todos los demás (88,2%) desde el año 1983, cuando la gota fría que sufrió en el verano dejó marcada a la población sobre la necesidad de asegurar su patrimonio. Castilla y León es la sexta región con mayor tasa de hogares asegurados. Sin embargo, si hablamos de segundas viviendas, la situación no tiene nada que ver: las familias de la comunidad son las que menos pólizas contratan, el 13,3%, frente al 28% de Canarias (la que más, pese a lo relativamente modesta de su renta media por hogar), el 17,1% de Galicia o el 25,4% de La Rioja, regiones con una renta similar a la de Castilla y León.
La comunidad es, sin embargo, la que tiene más viviendas no principales por persona de España, con una cada 3,5 (son 684.400 en cifras absolutas, solo por detrás de las autonomías del arco mediterráneo), un parque inmobiliario cuyo aseguramiento sus propietarios prefieren sacrificar. En no pocos casos se trata de casas procedentes de herencias y viviendas en localidades de origen en el caso de familias que en algún momento cambiaron de residencia, normalmente por razones laborales.
El gasto total de las familias de Castilla y León en seguros no está demasiado alejado de la media nacional (4,1% frente a 4,5%, según la Encuesta de Presupuestos Familiares del INE), pero en todas las demás modalidades de pólizas, los habitantes de la comunidad aparecen por debajo de la media nacional, según la memoria anual Estamos Seguros 2017 elaborada por Unespa, la asociación empresarial de aseguradoras.
En seguro de automóvil (obligatorio y, por tanto, el más extendido), Castilla y León presenta una tasa de contratación del 78,8% de su población (79,9% en toda España); en seguro de salud, del 14,4%, la más baja del país, cuya media está en el 27,7%;y en decesos, del 38%, frente al 49,9% de media nacional. En otro tipo de pólizas más minoritarias sucede lo mismo: en asistencia en viaje, la tasa regional es del 3,7%, por el 12,4% en toda España;y en responsabilidad civil, del 5,6%, frente al 13,8%. Otro tipo de seguros los contrata el 8,9%de los castellanos y leoneses, frente al 14,8%de españoles.
Llama la atención en especial el caso del seguro de responsabilidad civil, un producto dirigido a las personas que practican un deporte o actividad que requiere esta protección, como por ejemplo las actividades potencialmente peligrosas como la caza. En este aspecto destaca Extremadura (23,7%), donde la práctica cinegética es muy habitual, algo que también sucede en Castilla y León.
El trabajo de Unespa analiza también la relación entre la protección del seguro de vida individual y el PIB que, para el conjunto de España, es de 1,2. Es decir, por cada euro de riqueza que generan cada año la sociedad y la economía españolas, el seguro de vida está garantizando prestaciones por un euro y veinte céntimos. «En términos generales, parece existir una relación inversa entre la importancia del PIB regional y esta tasa –explica la patronal de aseguradoras–: conforme más importante es el territorio, más tiende a tener una tasa más baja. Se observa esto, por ejemplo, en el caso de Madrid (0,67) y Cataluña (0,73)».
Esto puede encontrar su justificación en que el seguro de vida, obviamente, asegura riesgos vinculados a la vida de las personas; y en territorios donde la creación de riqueza depende más del 'stock' de capital (que no se protege en los seguros de vida) la ratio tiende a ser más baja. Las tasas más elevadas, en esta aproximación, se observan en Extremadura (2,47), Cantabria (2,09), Murcia (1,91), así como Castilla y León (1,90).
El seguro es un sistema mutual por medio del cual un grupo de personas o bienes sometidos a determinados riesgos (por ejemplo, viviendas expuestas a riesgos de incendios, robos, goteras…) se unen para, mediante el pago de la prima, sobrellevar el coste de los percances sufridos por unos pocos de ese colectivo. A la hora de delimitar la magnitud de ese 'unos pocos', en lo tocante al seguro del hogar, la memoria explica que «la colectividad de hogares que tuvo algún percance es casi exactamente de uno de cada cuatro, ya que tres cuartos de los hogares no sufrió ninguno». Los datos de ICEA, el servicio de estadísticas y estudios del sector seguros. apuntan, en este sentido, a que en España hubo 14,2 millones de viviendas que no tuvieron ningún percance y 4,7 millones que tuvieron al menos uno.
La distribución es como sigue: 3,2 millones de viviendas tuvieron un solo percance en todo el año; un millón de viviendas tuvo dos percances; 335.000 tuvieron tres percances; 125.000 tuvieron cuatro y alrededor de 90.000 viviendas tuvieron cinco o más. «De estas cifras cabe deducir que el 70% de los percances atendidos por las aseguradoras del hogar se produjeron en viviendas donde tan sólo hubo uno o dos problemas en todo el año», explican.
Al poner en relación el coste de los percances con la riqueza territorial (el PIB) se descubre que Cantabria es la comunidad autónoma donde las reparaciones del hogar son más importantes respecto de su economía. «En inexistencia de seguro del hogar los ciudadanos de Cantabria deberían asumir costes equivalentes al 0,3% de su PIB». La segunda tasa más elevada, también muy cercana, es la de las Islas Baleares y en tercer puesto se sitúa Cataluña. Castilla y León es sexta con el 0,2% (un total de 112,16 millones de euros) en una tabla que cierran las Islas Canarias con el 0,13%.
El 'campeón' de los percances del hogar, la gotera, acaparó el 30% del coste de las reparaciones, en concreto por un valor de 33.637.437 euros. Ávila es la provincia de la región con una ratio de percances de daños por agua más elevada, 5,5 por cada cien habitantes, la tercera más alta de España. Valladolid es la segunda de la región y décima del país, con 4,6. Con 24.277 siniestros ocasionados por el agua, Valladolid sufrió uno cada 21 minutos 39 segundos. En Madrid hay un daño por agua cada 1:09 minutos. En la otra punta de la geografía está la provincia de Soria, donde hay que esperar 3 horas y 20 minutos para que se produzca una filtración de agua.
Si ampliamos el espectro de los percances caseros a todos los posibles (rotura de cristales, daños eléctricos, robos, fenómenos atmosféricos, etc.), el estudio informa de que Burgos y Segovia son la tercera y cuarta provincias españolas con más incidentes en sus hogares: 19,3 y 19,2 por cada cien habitantes, respectivamente. Tenerife cierra la tabla con 8,9 y la provincia de Castilla y León que menos tiene es Valladolid, con 13,6.
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Sara I. Belled, Clara Privé y Lourdes Pérez
Clara Alba, Cristina Cándido y Leticia Aróstegui
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