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El presidente de EE UU no ha aflojado la presión sobre los productos españoles afectados por los aranceles que su gobierno impuso del 10% y del 25% en respuesta a las subvenciones europeas al fabricante aeronáutico Airbus en detrimento de sus Boeing. Y esta ... es la parte positiva de la decisión, que podría haber sido peor como ha ocurrido con artículos de Francia y Alemania, sobre los que ha redoblado el ataque.
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Así, el vino, las aceitunas, los quesos, las mandarinas, las mermeladas y tantos otros productos españoles que se exportan a EE UU seguirán pagando un 25% de su precio en impuestos arbitrarios cuando entren al mercado estadounidense. Por ello, la ministra de Industria y Comercio, Reyes Maroto, calificó de «agridulce» la decisión del gobierno de Donald Trump, porque al menos no ha aumentado los gravámenes.
En un comunicado conjunto de su departamento con el Ministerio de Agricultura, aseguran que el Gobierno de España seguirá trabajando y negociando con EE UU para que se retiren esas medidas de represalia. «El Ejecutivo rechaza esta decisión confía en que se alcance un acuerdo que revierta la actual dinámica en las relaciones comerciales entre ambos países, con intereses económicos mutuos», señala la nota.
Maroto afirmó en una entrevista en la Cadena Ser tras conocer la decisión de Trump que el impacto de estos aranceles ha sido «devastador» para el sector agroalimentario español, que además está atravesando un año «especialmente complicado» por la crisis del coronavirus.
En el comunicado, el Gobierno señala que como muestra de su voluntad por una solución negociada, el pasado 23 de julio acordó con Airbus modificar de las ayudas concedidas y situarlas en términos de mercado, lo que justificaría la retirada de la presión arancelaria por parte de Estados Unidos. Llegar a un acuerdo es de mutuo interés especialmente en las circunstancias económicas actuales, por lo que instan a suspender los aranceles que perjudican «innecesariamente» a la economía española y comunitaria.
Por su parte, el ministro de Agricultura, Luis Planas, incide en que el sector agroalimentario «se ha visto inmerso en un conflicto comercial ajeno a su actividad» y que «es un error estratégico incluir la alimentación en las represalias comerciales».
Los empresarios y productores agrícolas no son optimistas. Desde la Federación Española de Industrias de Alimentación y Bebidas (FIAB) recuerdan que el «injusto» problema de los aranceles no se ha solucionado aunque no hayan subido en esta ocasión los de los productos españoles y piden que se eliminen totalmente. Y aunque reconocen que es un «alivio» que no se incrementen las tasas, señalan que este problema «nos está dejando fuera del segundo país de destino para las exportaciones de alimentos españoles fuera de la UE».
España exportó productos agroalimentarios por un valor de 1.800 millones de euros en 2019. Es más, entre los cinco productos más exportados está el aceite de oliva y el vino. Estados Unidos ocupaba en 2019 la segunda posición fuera de la UE -solo por detrás de China- como destino de nuestros productos, sobre todo comprador de aceite de oliva, vino, aceitunas y queso, según el informe de exportación agroalimentaria del Ministerio de Agricultura 2019.
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