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La ministra de Hacienda, María Jesús Montero, ha adelantado que el nuevo Programa de Estabilidad 2023-2026 que se remitirá en las próximas horas a Bruselas, incluye una nueva senda de consolidación fiscal con objetivos más ambiciosos de lo previsto. En concreto, el Gobierno se ... compromete a rebajar el déficit al 3% en 2024, un año antes de lo que se esperaba.
El ajuste implicaría un esfuerzo adicional del entorno de 3.600 millones de euros respecto al escenario que el Gobierno manejaba hasta ahora, que apuntaba a un déficit del 3,3% en el próximo ejercicio (se mantiene la estimación del 3,9% para este 2023).
Según el nuevo plan comprometido -y adelantado por Montero en los pasillos del Congreso- la senda de consolidación continuará en los años siguientes, con un objetivo de déficit del 2,7% del PIB para 2025 -frente al 2,9% que se manejaba hasta ahora- y del 2,5% para 2026. La nueva hoja de ruta establece, de hecho, que ya en 2025 las cuentas públicas presentarían superávit primario. Es decir, no habrá números rojos si se eliminase de la ecuación el pago por los intereses de la deuda.
En todo caso, la clave está en lo que suceda en 2024. Si España cumple su objetivo, gobierne quien gobierne, se librará de la mayor austeridad que Europa pedirá a los países más endeudados a través de las nuevas reglas fiscales, que serían efectivas en los Presupuestos de 2025 (que se deben abordar el año anterior).
Bruselas se encuentra inmersa en la reforma de esas normas. Según se conoció el miércoles, se mantendrá la recomendación de un déficit máximo del 3% del PIB y de deuda del 60%. Pero aquellos que los sobrepasen, estarán obligados a corregir al al menos un 0,5% del desfase presupuestario cada año.
A la espera de conocer los detalles del plan, todo apunta a que el Gobierno ha planteado sus nuevos objetivos sin aplicar reformas, recortes del gasto u otras medidas adicionales, como vienen reclamando desde hace tiempo algunos organismos. Sobre todo tras la fuerte expansión del gasto público de los últimos dos años para hacer frente a la pandemia y, después, a las consecuencias de la guerra en Ucrania y de la crisis inflacionista.
«La reducción del déficit se produce por el sólido crecimiento económico de España, superior a la media de los países de la UE, y al dinamismo en la creación de empleo, con cifras récord de afiliación a la Seguridad Social, por lo que el Gobierno logra una consolidación sin aplicar recortes», indican desde el Ministerio.
Precisamente, el entorno inflacionista contribuyó de forma notable al incremento de los ingresos tributarios el pasado año, con una subida del 14,4%. «La inflación solo aportó cinco puntos a ese crecimiento de los recursos», matizan desde Hacienda.
En todo caso, desde el Ejecutivo mantienen la prudencia, con una previsión de que ese fuerte incremento de los ingresos vaya moderándose en los próximos años, «aunque siempre manteniéndose con un crecimiento superior a la previsión de inflación, lo que pone de manifiesto que la mejora de los recursos públicos está sostenida por el empuje de la economía y el dinamismo del empleo».
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