El Gobierno rebaja al 6,5% su previsión de crecimiento para 2021

El efecto inmediato de este 'error' es que muchas de las previsiones con las que se elaboraron los Presupuestos Generales del Estado (PGE), claves en el año de la recuperación, tendrían que modificarse al estar basadas, precisamente, en las estimaciones de crecimiento del 9,8% que incluye el impacto de los fondos europeos. La propia vicepresidenta segunda y ministra de Asuntos Económicos y Transformación Digital, Nadia Calviño, siempre defendió que, en un escenario inercial, el crecimiento sería del 7,2%.

Durante la presentación de esta modificación, Calviño ha explicado que las peores previsiones se deben a que el primer trimestre de 2021 ha sido mucho más flojo de lo esperado por la evolución de la pandemia, a lo que se sumó una fuerte caída del consumo por los efectos de la borrasca 'Filomena'.

Pese a todo, el Gobierno confía en que el PIB nacional recuperará niveles previos a la crisis a finales de 2022, gracias al efecto de los planes y reformas del plan de recuperación que España enviará a Bruselas este mismo mes de abril, junto con el plan de estabilidad para recibir los fondos europeos.

La ministra ha rebajado las dudas sobre si pecaron de optimistas al establecer las previsiones iniciales, indicando que el Gobierno anticipa una mejora en las previsiones para 2022, con un crecimiento esperado del PIB del 7%. Así, en el conjunto del periodo (2021-2022) «se mantiene el patrón de 'V asimétrica'«. »Es una previsión prudente muy alineada con la de otros analistas nacionales e internacionales», ha insistido Calviño durante la presentación ante los medios.

Esas cifras «prudentes» siguen siendo, aun así, más optimistas que las que maneja, por ejemplo, el Fondo Monetario Internacional (FMI), que prevé una recuperación del 6,4% en 2021, pero no cree que dos años sean suficientes para recuperar todo lo perdido, situando en 2023 el regreso de la actividad a niveles precrisis. Por su parte, el Banco de España, recortó su previsión del 6,8% al 6% al sumir con anterioridad el deterioro del primer trimestre, postergando también a 2023 la recuperación total de la actividad.

Calviño tampoco ha querido entrar a valorar el impacto del severo ajuste en las previsiones sobre las partidas de ingresos y gastos en los Presupuestos, insistiendo en que ministra del ramo, María Jesús Montero, detallará posibles cambios en el plan que se remitirá a Bruselas.

Este programa que será clave para activar los fondos europeos para la recuperación que, según se desprende de las nuevas estimaciones, tendrá también un impacto menor en el PIB español de este año. Este mismo jueves, la Autoridad Independiente de Responsabilidad Fiscal (AIReF) rebajó de 2,7 a 1,6 puntos la aportación del plan de recuperación al crecimiento en 2021, desplazando a 2022 la diferencia. Pese a las insistentes preguntas de los periodistas, Nadia Calviño ha preferido no 'mojarse', insistiendo en que la media anual será de 2 puntos, como preveían hasta ahora. Es decir, lo que no se traslade este año al PIB, se trasladará el siguiente.

Economía ha defendido una mejora en sus previsiones para la evolución del empleo, gracias a las medidas puestas en marcha para proteger el tejido productivo, especialmente los Expedientes de Regulación de Empleo (ERTE).

La previsión es que la tasa de paro, desde la media del 15,5% del año pasado, se reduzca hasta una media del 15,2% en 2021, con un aumento de empleo del 4%, y un 14,1% en 2022, con un incremento del 2,7% en el empleo. Pero para esa senda descendente, igual que para alcanzar las nuevas estimaciones de crecimiento, será necesario que los fondos europeos se ejecuten con éxito, así como las reformas que deben acompañarles.

Calviño ha explicado que en la actualización del cuadro macroeconómico se ha tenido en cuenta la reforma laboral que el Gobierno está negociando ya con los agentes sociales, y que es uno de los factores de condicionalidad claves, junto a la sostenibilidad del sistema de pensiones, para acceder a los fondos europeos. Según ha indicado, hay varios factores que «deberían tranquilizar» a los empresarios sobre la reforma laboral: la «transparencia» sobre las materias que quieren negociarse con los agentes sociales, el hecho de que la reforma se pretende hacer contando con ellos y la «coherencia» en la acción del Gobierno.

En este sentido, Calviño ha subrayado que, para que las reformas sean permanentes, tienen que contar con un amplio respaldo político y social porque, de lo contrario, la experiencia ha demostrado que «no duran en el tiempo» y no resuelven los problemas.