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Los Presupuestos del Estado para el año 2018, que todavía el Gobierno busca cómo aprobar, incluyen un apartado denominado «integración del tipo impositivo autonómico del Impuesto sobre Hidrocarburos en el tipo estatal especial». Actualmente, los gasóleos y gasolinas tienen una carga impositiva estatal de 2, ... 4 céntimos de euro por litro, que es general para toda España. Además, algunas comunidades autónomas añaden un tipo autonómico a mayores del que impone el Estado, una carga que oscila entre los 2,4 céntimos y los 4,8 céntimos, pero otras –y es el caso de Castilla y León– no incluyen esta carga autonómica. El Gobierno plantea ahora unificar este tramo autonómico en 4,8 céntimos y universalizarlo es decir, aplicarlo por igual en todas las regiones (salvo Canarias, que tiene un régimen especial). El nuevo tipo impositivo, que alcanzará así los 7,2 céntimos de euro por litro, se aplicará en todas las estaciones de servicio de España a partir del 1 de enero de 2019.
Esta medida, que busca eliminar las diferencias fiscales entre unas comunidades autónomas y otras, eleva además la recaudación. Algo que también se nota en el bolsillo de los conductores. En Castilla y León, los usuarios de las estaciones de repostaje pagarán alrededor de 124,5 millones de euros más cada año por la nueva carga impositiva. En la comunidad se vendieron en el último año 1,82 millones de toneladas de gasóleo y 274.000 toneladas de gasolina. Estimando una distribución y unos volúmenes de venta similares, basta una simple multiplicación para calcular el importe total del nuevo impuesto. Los consumidores de gasóleo en la región pagarán, en su conjunto, unos 105,2 millones de euros más al año, y los de gasolina aportarán 19,3 millones.
Por cada euro que un cliente paga por llenar de gasolina el depósito de su vehículo, solo 47 céntimos corresponden al valor real del combustible. Los 53 restantes son impuestos. Lo mismo ocurre con el gasóleo, aunque en este caso está un poco por debajo: por cada euro que el cliente paga, 48 céntimos forman parte de la recaudación tributaria. Según el último Boletín Petrolero de la Unión Europea, el precio antes de impuestos de la gasolina es de actualmente de 0,595 euros por litro, una cifra que representa menos de la mitad de la cantidad que las estaciones de servicio indican en su entrada. El precio del gasóleo sin impuestos es de 0,610 euros por litro
Pero ¿cómo lo percibe cada cliente? El conductor de un vehículo con un depósito medio de 50 litros deberá abonar 2,40 euros más cada vez que acuda a una estación de servicio a repostar. Más notarán el impacto aquellos que trabajan en la carretera, como es el caso de los transportistas. En los camiones de dos ejes –los modelos más pequeños– el tamaño medio del depósito es de 200 litros, lo que supondría un aumento de 9,60 euros en la factura cada vez que se llena de combustible. Los modelos de tres ejes, un poco más grandes, tienen una capacidad de unos 300 litros, por lo que para ellos el incremento de precio será de 14,40 euros por repostaje. Los tráilers, los modelos más grandes que se mueven por las carreteras de la comunidad, pueden albergar hasta 1.000 litros de combustible –nunca más–. En este caso, el nuevo gravamen previsto por el Gobierno conllevará el pago de 48 euros más de los que se abonan ahora cada vez que un transportista llene el depósito de un vehículo de estas características.
El incremento de la tasa impositiva resulta, por tanto, especialmente gravoso para el sector del transporte. Precisamente, desde la Federación de Empresas de Transporte de Mercancías por Carretera de Castilla y León (Fetracal) muestran una «total oposición» a la subida del carburante.
«Si el sector está empezando a ver la luz tras años de oscuridad, este aumento nos podría llevar, de nuevo, a una grave crisis de la que sería más complicado salir», señalan fuentes de Fetracal, que califican la subida impositiva como «una tragedia». Y se explican: «Consideramos que el transporte de mercancías por carretera es un sector estratégico para el funcionamiento de la actividad económica, por lo que incidiría sobre otras áreas de actividad económica como la industria, el turismo y el comercio». En este sentido, señalan que «cualquier aumento en el precio final del carburante repercutirá en el valor final de los productos de exportación, que perderían competitividad».
Con la aplicación con carácter general de esta nueva tasa autonómica, la carga impositiva será la misma para todas las comunidades autónomas del país (siempre a excepción de Canarias). Así, además de Castilla y León, Cantabria, La Rioja, Navarra y el País Vasco deberán empezar a aplicar el tramo autonómico. Además de ellas, Aragón, Extremadura, la Comunidad de Madrid y Asturias deberán elevar su tipo actual hasta los 4,8 céntimos para equipararse con el resto de comunidades.
Y, tras esta equiparación, Castilla y León dejará de ser la comunidad más barata para repostar. Actualmente, las nueve provincias de la región figuran entre las diez con la gasolina más barata y entre las once con el gasóleo más asequible de España, según la Comisión Nacional de los Mercados y la Competencia (CNMC). Pero esta buena posición en el 'ranking' se debe a la ausencia, por ahora, del tramo autonómico en la región. Si todas las comunidades aplicasen la misma tasa, las provincias de Castilla y León se situarían en posiciones intermedias. Observando el listado de precios antes de impuestos, que sirve para hacerse una idea, se aprecia que las provincias de la región se sitúan en una horquilla entre la undécima y la trigésima novena posición en el caso de la gasolina, y entre la decimonovena y la trigésima novena en el del gasóleo.
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