El déficit alcanzará el 9,5% en España y la deuda escalará hasta el 113,4%, según el FMI

En el caso de España, el FMI estima que el déficit público llegará este 2020 a colocarse en el 9,5%, desde los niveles en el entorno del 2,6% en que cerró el ejercicio pasado. Ésta sería la cifra más elevada desde que en 2012 el déficit cerró el año en el 10,7%.

El pronóstico del organismo que dirige Kristalina Georgieva desbarata completamente los planes del Ejecutivo, que hace apenas un mes y medio lograba aprobar en las Cámaras una senda del déficit que tenía como objetivo este ejercicio situarse en el 1,8%, para bajar al 1,5% el año que viene y para colocarse por debajo del 1% en el año 2023

Pero España no sería la excepción en ese desfase de las cuentas públicas que se atisba para este año a cuenta del coronavirus y de su impacto económico. El organismo estima que las economías avanzadas alcanzarán un déficit del 10,7% este 2020. Subirá la media Estados Unidos, donde el ingente plan de estímulo aprobado por republicanos y demócratas llevará el déficit hasta el 15,4%, una cifra que más que duplicará el déficit conjunto de los países de la zona euro, que el FMI estima en el 7,5% para este año.

Aunque dentro del club del euro habrá una gran diversidad: para España, con ese 9,5%, se pronostica el déficit más amplio, que será seguido muy de cerca por Francia (9,2%) y por Italia (8,3%). Alemania continuará colocándose entre los países con descuadres presupuestarios más discretos, aunque el FMI prevé que de su superávit del 1,4% con que terminó 2019, pasará a contar con un déficit del 5,5%.

Con respecto a la deuda, el FMI pronostica que la española pueda pasar del 95,5% del PIB en que terminó el año 2019, para colocarse en el 113,4% del PIB este año, una cota récord, que se coloca por encima del anterior máximo, que marcó en el año 2014 en el 100% del PIB.

La deuda española será inferior a la de otros países, como Francia, donde ascenderá hasta el 115,4% del PIB, y como Italia, donde saltará desde el 134,8% de 2019 hasta el 155,5%. En Alemania el FMI estima que la deuda pasará desde el 59,8% hasta el 68,7% entre el año pasado y el actual.

Este desequilibrio estimado en las cuentas públicas se debe, según el FMI a que la pandemia ha elevado la necesidad de hacer uso de la política fiscal hasta unos niveles sin precedentes. Ello, porque el coste humano de la Covid-19 se ha intensificado hasta un nivel alarmante y porque el impacto en la producción y en las finanzas públicas se prevé que sea masivo. El organismo estima que la caída de la producción provocará un descenso de los ingresos públicos, que terminarán siendo un 2,5% del PIB global inferiores a los previstos el pasado octubre. En cuanto a los gastos, la inversión en salud y las medidas para dar apoyo a las personas y a las empresas tendrán un coste hasta el momento estimado en 3,3 billones de dólares a nivel global, cifra a la que habrá que sumar otros 4,5 billones en otras inyecciones y garantías públicas al sector productivo.

Los desequilibrios fiscales también se ven provocados porque se prevé que la economía mundial se contraiga un 3% este año, más que durante la crisis financiera de 2008 y 2009. Al tiempo que los países del G-20 han movilizado recursos equivalentes al 3,5% del PIB, de media, con bajadas de impuestos y aumento del gasto en respuesta a la pandemia, una cifra que también es superior a la que se puso en marcha durante la Gran Recesión. Y alcanza el 10% del PIB en el caso de países como Francia, Alemania, Italia, Japón y el Reino Unido si se incorporan las medidas de apoyo a la liquidez de las empresas vía garantías y avales.

El FMI advierte que si bien este año es necesario y adecuado incrementar los déficits, advierte de que el punto de partida en algunos casos provoca que haya países vulnerables. No en vano, la deuda pública sobre el PIB a nivel global cerró 2019 en el 83%. La situación es especialmente preocupante, advierte el FMI, para los países emergentes y para las economías en vías de desarrollo, que se enfrentan a varios shocks además de la pandemia, como la débil demanda externa o los bajos precios de las materias primas.

En todo caso, el Fondo advierte de que, además de tomar medidas con transparencia, especialmente en lo que se refiere a los avales y garantías públicos, dados los riesgos fiscales asociados, cuando las economías se recuperen, deben hacer por asegurar la sostenibilidad de la deuda.