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El final del dinero negro

El final del dinero negro

Un informe calcula que España podría recaudar 32.000 millones al año con la digitalización de pagos, a los que la pandemia ha dado un gran impulso

Zigor Aldama

Madrid

Jueves, 4 de marzo 2021, 11:32

El dinero en efectivo es un rey asediado. Retiene su trono como el medio de pago más utilizado gracias al número de operaciones que se realizan con él, pero el valor de lo que se compra con papel moneda no deja de caer. ... Y la pandemia del coronavirus puede ser la puntilla. No en vano, durante el confinamiento -el segundo trimestre del año pasado-, las tarjetas de crédito y de débito superaron por primera vez al dinero contante y sonante y representaron ya el 67% del volumen de las compras de los españoles.

Esto no tiene por qué ser negativo. Al contrario. El informe 'Digitalización de los medios de pago en España: desafíos y oportunidades', que publican hoy Payment Innovation Hub y Afi en colaboración con CaixaBank, Visa y Samsung, concluye que esa transición hacia la digitalización del dinero debería producirse incluso a una velocidad mayor. Y da una razón de peso para ello: «El dinero en efectivo es un componente que propicia la economía sumergida. Los pagos electrónicos o digitales obligan a hacer más transparentes las relaciones económicas en beneficio de la sociedad en su conjunto, por lo que su universalización contribuiría a aflorar más recursos a favor del bienestar de la economía española».

Concretamente, Afi y Payment Innovation Hub estiman que España podría recaudar entre 16.000 y 32.000 millones de euros más cada año si digitalizase sus medios de pago. «Para conseguir aflorar estos recursos que hoy en día no están contabilizados y, por tanto, tampoco gravados, una pieza fundamental es, precisamente, la universalización de los pagos y cobros digitales», afirma el informe, que incide en el coste de la gestión, manejo, custodia y distribución del dinero en efectivo -estimada en 10.000 millones anuales solo en Italia- y enfatiza la infrautilización de los medios de pago digitales en nuestro país.

«Cuando el comercio se queja de las comisiones de las tarjetas, no piensa en el coste del dinero en efectivo, como tener siempre cambio, tener que ir al banco, o la inseguridad que provoca. Es un valor no percibido de los medios digitales de pago», explica a este diario Verónica López, de Afi. «En Dinamarca, donde lo residual ya es el efectivo, los comercios incluso han pedido no tener que aceptarlo, porque ahora sí aprecian su coste», subraya.

Millones de tarjetas

«España se caracteriza por ser un mercado altamente equipado, donde, sin embargo, el uso de medios de pago digitales se encuentra muy por debajo de otros países de la Unión Europea», afirma el estudio. No en vano, en nuestro país hay 86 millones de tarjetas bancarias en circulación y unos dos millones de lectores. Son cifras que arrojan una ratio por persona superior al de la media de la UE, pero su uso es muy inferior: mientras que un terminal de pago con tarjeta (POS) gestiona compras por valor de 285 euros diarios, en Portugal esa cuantía asciende a 679 euros y en el Reino Unido a 941; y los españoles realizan 119 pagos con tarjeta al año, muy por debajo de los 168 de la media europea.

Así, el informe concluye que el dinero en efectivo continuaba siendo en septiembre del año pasado el medio de pago más frecuente para el 40% de la población: «Las motivaciones principales declaradas son el bajo importe de las operaciones (64%) y la universalidad de la aceptación (43%). Desde la perspectiva de las preferencias, sin embargo, casi nueve de cada diez declara preferir poder pagar de forma digital para evitar desplazamientos o gestiones presenciales, así como por la rapidez».

López también considera que los nuevos medios de pago pueden ser una solución para esa España vaciada que se ha quedado sin entidades bancarias, un problema que afecta ya al 2,3% de la población. «Lógicamente, para esa digitalización hay que invertir en buenas redes de telecomunicaciones y en campañas para enseñar a la gente cómo hacer uso de estos sistemas», señala. Silvia García, de Payment Innovation Hub reclama una mayor implicación de las Administraciones Públicas y que prediquen con el ejemplo. «Todavía hay muchos trámites que se tienen que pagar en efectivo. Deberían hacer de palanca para facilitar la transición, no al revés», critica.

No en vano, el informe realizado por García y López hace hincapié en la necesidad de modernizar la Administración a mayor velocidad, algo en lo que ha ahondado el director de Negocios de Empresa de Samsung, David Alonso. «Hay muchos ámbitos de mejora. En la identificación digital, la verificación, el control, y, sobre todo, en la facilidad de uso, que es clave para el ciudadano». Alonso considera que el móvil puede ser el dispositivo perfecto también para recibir ayudas, por ejemplo. «Se controlaría mejor que las recibe quien debe», ha comentado durante la presentación del informe. Eduardo Prieto, director general de Visa en España, ha puesto como ejemplo de buena práctica el proyecto 'Italia Cashless', que incentiva la digitalización de la economía a todos los niveles.

Modernizar la infraestructura

Juan Jesús Torres, Secretario General de Administración Digital del Ministerio de Asuntos Económicos y Transformación Digital, ha reconocido que «es necesaria una acción enérgica para impulsar la transformación digital», pero ha afirmado que el Gobierno ya está trabajando en ello, y ha puesto el plan España Digital 2025 como ejemplo de ello. «Estamos haciendo un gran esfuerzo para modernizar la infraestructura y ofrecer servicios públicos eficaces», ha subrayado Torres, que ha considerado los confinamientos provocados por la pandemia como un punto de inflexión en el impulso de los medios de pago digitales.

Álvaro Fontaneda, cofundador de StarPay, está convencido de que no hay vuelta atrás. «Para el consumidor todo son ventajas. Por un lado está la seguridad de no tener que llevar el dinero encima y la agilidad del sistema. Todo el mundo lleva el móvil encima. Pero también son interesantes los incentivos como cupones y descuentos 'online' que se están popularizando», enumera para este periódico. Enric Fernández, economista jefe de CaixaBank, es de la misma opinión: «El comercio electrónico ha aumentado considerablemente, muchos negocios han realizado inversiones importantes para adecuarse, y el consumidor se ha habituado a él. Además, más del 50% de los españoles ha reducido también el pago en metálico en comercios presenciales».

Fontaneda concuerda con el informe también en los beneficios sociales. «Con estos sistemas se puede erradicar el dinero negro. El perjudicado es el comercio que no declaraba esos ingresos, un fraude del que el consumidor no se beneficia. Además, los pagos digitales maximizan el consumo, porque se dispone de todo el dinero en cualquier momento e incluso se permite el pago por personas que ni siquiera están en el comercio», añade Fontaneda.

Sin efectivo

En su opinión, España se parece cada vez más a China. Y sabe de qué habla, porque él ha introducido el sistema chino WeChat Pay en nuestro país. «El dinero en efectivo acabará desapareciendo y los países crearán divisas digitales como la que ya desarrolla Pekín. Eso provocará que las comisiones por las transacciones de los intermediarios caigan mucho y que comiencen a ingresar por servicios de valor añadido, como la venta de datos o su uso para incrementar las ventas», avanza.

López y García coinciden en que China marca el camino a corto y medio plazo y que las divisas digitales -que pueden sustituir al efectivo con las mismas características- aparecerán también en Occidente en un futuro cercano y que pueden ser un arma poderosa para combatir tanto el dinero negro como actividades ilegales. «El Banco Central Europeo está analizando diferentes escenarios para un euro digital, y no cierra ninguna puerta. Pero no va a abrir una cuenta a todos los ciudadanos, sino que dejará que la divisa siga gestionada por las entidades bancarias», afirma López.

«A veces es imposible implementar lo que hace China por la regulación y las peculiaridades de cada sistema. Por ejemplo, un debate que se abrirá con las divisas digitales será el de la privacidad y si deben ser anónimas o no», añade González. De momento, el Banco Central de China monitorizará todas las transacciones, de forma que el fraude fiscal acabará siendo imposible, lo mismo que el tráfico de droga o de armas. Para los delincuentes pueden quedar criptomonedas como el Bitcoin, cuyo uso Pekín tiene altamente restringido.

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