El factor humano

Si no paramos el virus, mucha más gente morirá y todos debemos aceptar que, para conseguirlo, el desgarro económico será inevitable. No hay una fórmula mágica.

Las medidas anunciadas por el Gobierno claramente priorizan la salud y la protección a corto plazo de trabajadores por cuenta ajena, muy por delante de la salud de la economía. No creo que ahora debamos gastar energías en criticar esas medidas. Parar la pandemia es lo prioritario. Lo que sí es exigible y urgente es que, una vez recuperemos lo que ya viene a llamarse la 'nueva normalidad', el Gobierno tome medidas estructurales de gran calado. Medidas y reformas capaces de espolear la generación de empleo y la riqueza sin asfixiar al tejido empresarial. Estas deberían incluir políticas fiscales atractivas para fomentar que más empresas e industrias se asienten en nuestro país.

Este escenario de blackout casi completo de la actividad económica, si ha puesto de manifiesto alguna cosa, es el enorme sentido que ha tenido la transformación digital en la que invertimos y por la que apostamos muchas empresas. Sectores como el de la energía, en el que Endesa desarrolla su actividad, está siendo crucial para que todo siga funcionando. Y la digitalización ha sido fundamental para que esto sea posible.

En cualquier caso, no nos olvidemos, además de la digitalización, el factor humano es realmente determinante y lo seguirá siendo. Al igual que todos hemos aprendido a hacer un esfuerzo colectivo para resistir el golpe que ha asestado a nuestras vidas el COVID-19, solamente el factor humano será la clave de la recuperación. Una recuperación que debe pivotar sobre tres pilares: el sentido de estado en la política, la eficiencia y la innovación en las empresas y el compromiso y esfuerzo de todos y cada uno de nosotros en todos los ámbitos de nuestras vidas para recuperar el vigor en un escenario completamente nuevo.

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