Las fábricas españolas vuelven a frenarse en enero por la tercera ola

Como consecuencia, la pérdida de puestos de trabajo en el sector aumentó, aunque la confianza sobre el futuro se mantuvo prácticamente sin cambios frente a su máximo de hace casi dos años y medio que registró el mes de diciembre. Es más, la presión de los precios se intensificó por la escasez de materias primas, el aumento de los costes de transporte y el encarecimiento de elementos clave como el acero. De hecho, los precios de los insumos en general aumentaron hasta la tasa más alta en tres años.

El índice PMI del sector manufacturero cayó por debajo del nivel de contracción en enero, situándose en 49,3, dos puntos por debajo del registrado en diciembre e indicando la segunda contracción del sector en los últimos tres meses.

Las causas de esta contracción se debió por la reducción de los nuevos pedidos, la más fuerte desde mayo del año pasado. Además, la tormenta Filomena afectó tanto a la producción como a la demanda nacional. Y también la internacional fue menor por la incidencia de la tercera ola en todo el mundo y las medidas de cierres de negocio y confinamientos decretados en muchos países para frenar el avance del virus.

El informe de IHS Markit indica que las empresas utilizaron inventarios ya existentes para cubrir necesidades de producción, lo que supuso la reducción mensual más pronunciada de los stocks de compras desde abril del año pasado, en plena primera ola. El director de IHS Markit, Paul Smith, señala que el sector manufacturero tuvo un «desafiante comienzo de año», debido a que la tormenta Filomena sumada a la pandemia «obstaculizaron tanto la producción como los niveles de nuevos pedidos».

«Al difícil entorno empresarial se añadieron nuevamente informes de dificultades a la hora de obtener insumos, especialmente procedentes de Asia, donde las dificultades de capacidad de transporte están exacerbando los problemas relacionados con la pandemia a los que se enfrentan los ya debilitados vendedores», explica. Eso sí, incide en que se mantiene el grado de optimismo a doce meses, «naturalmente supeditado a que la vacunación tenga éxito y que se observe un claro fin de la pandemia«.