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SAlvador Arroyo
Bruselas
Viernes, 21 de mayo 2021, 18:37
Un «prudente optimismo» lo empapa todo. El acelerón de las campañas de vacunación, la retirada progresiva de las restricciones, los últimos informes de situación 'macro'; las perspectivas a corto y medio plazo... La UE vislumbra una nueva etapa; una nueva fase de intenso crecimiento a ... la vuelta de la esquina (ya en la segunda mitad de este año). Ese es análisis comprimido que los ministros de Economía y Finanzas del Eurogrupo realizaron este viernes en Lisboa; en su primera reunión cara a cara, sin monitores de por medio, desde hace meses.
«La recuperación está en marcha», celebraba Nadia Calviño en un diagnóstico compartido por todos sus colegas, pero también por la Comisión Europea y el propio BCE, cuya presidenta Christine Lagarde tranquilizó a todos asegurando que aunque se prevén episodios de alza en los precios -la inflación es la que guía sus decisiones en política monetaria- estos serán «transitorios, no estructurales» por lo que no habrá cambios. El principal emisor del euro continuará con la acción expansiva de compra de activos que ha sido un salvavidas para las deudas soberanas, manteniendo a raya las primas de riesgo.
El análisis macroeconómico fue el principal elemento de la reunión de este Eurogrupo. La base, las últimas previsiones de Bruselas. Levantan el PIB medio de la zona euro un 4,3% este año y un 4,4% el próximo. Y catapultan el de España un 5,9% y un 6,8%, respectivamente. Las mayores subidas de toda la UE. «España será uno de los motores de crecimiento de la zona euro» y «lograremos en menos de tres años lo que tardamos más de diez en conseguir para salir de la crisis financiera anterior». Fueron los dos mensajes con los que Calviño se vino arriba apoyándose en los indicadores disponibles y las proyecciones de «todos los organismos internacionales públicos y privados».
«La recuperación se está afianzando. Pero también sabemos que los desafíos siguen siendo grandes, del riesgo de cicatrices por esta pandemia en nuestras sociedades», aseguraba el presidente de este club de diecinueve países que comparten divisa. Paschal Donohoe apuntalaba así lo ya sabido: hay necesidad de seguir manteniendo el apoyo a las economías y se debe evitar una retirada prematura de las medidas de estímulo en el ámbito monetario y fiscal. La recomendación que Bruselas lanzará el 2 de junio confirmará, salvo sorpresas, que la famosa 'cláusula de escape' (la barra libre al gasto y el endeudamiento) siga activa en 2022.
Lo que urge ahora es que la Comisión Europea lance los primeros bonos de deuda en junio para financiar el fondo de recuperación (solo Veintidós de los Veintisiete lo han autorizado por el momento). Y que todo el proceso culmine con las ayudas europeas fluyendo en julio. «Esa tiene que ser nuestra prioridad y todos debemos remar cuanto antes en esa dirección», reforzaba la vicepresidenta económica.
En este punto, su colega galo, Bruno Le Maire, fue más allá al cuestionarse si esos 750.000 millones serán suficientes para no quedarse rezagados de Estados Unidos y China. Su propuesta: «Más actividad y más inversiones en nuevas tecnologías». No hablaba de un segundo plan de recuperación, pero sí de más dinero. ¿La sensación general? No toca, de momento. Lo que urge es desarrollar lo tangible.
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