Renfe se ha adjudicado el contrato de construcción del primer AVE de Estados Unidos, que conectará las ciudades de Houston y Dallas, por 6.000 millones de dólares (5.560 millones de euros), según confirmó este jueves el ministro de Transportes José Luis ... Ábalos, que lo calificó de una «buena noticia para España».
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La primera fase comprenderá desde este año hasta 2026 y la compañía pública española obtendrá del diseño y la construcción unos 288 millones de euros, mientras que durante los años de mantenimiento (hasta 2042), los ingresos previstos superan los 5.200 millones, confirman fuentes de la compañía.
Ambas ciudades, a 386 kilómetros de distancia, estarán unidas en solo 90 minutos y tendrán una parada intermedia en Brazos Valley. Además, en un futuro la línea podría extenderse hasta las ciudades de Austin y San Antonio.
La operación se desarrolla a través de Renfe of America, la sociedad que la empresa constituyó el pasado mes de mayo, quien ha firmado el contrato con Texas Central, el mayor operador ferroviario mundial de capital privado. La construcción se llevará a cabo por la italiana Salvini y deberá estar lista en 2026.
Esta operación permite a Renfe una mayor internacionalización para incrementar el volumen de negocio fuera de España y hacer así frente a la feroz competencia que llegará a finales de este año tras la apertura de la alta velocidad a otros operadores.
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Se trata del mayor contrato industrial adjudicado a una única empresa pública española. Aunque el AVE Medina-La Meca, otro de las grandes adjudicaciones de Renfe de los últimos años, supuso 7.000 millones, la cantidad se dividía entre las doce compañías participantes.
El proyecto, que tiene un coste total estimado de 20.000 millones de dólares (18.500 millones de euros), con la construcción de una línea de 386 kilómetros de longitud, será el primero con capital 100% privado del mundo. Esto pone de manifiesto, según un comunicado de Renfe, la «viabilidad del negocio de la alta velocidad» al desarrollar todo el proyecto sin fondos públicos, ni estatales ni federales.
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Texas, un «histórico estado referente en el desarrollo de combustibles fósiles», se convierte así en el «líder» en Estados Unidos en apostar por un sistema de movilidad sostenible con el medio ambiente, «como un principio del cambio cultural y social que se está produciendo globalmente», afirma la compañía.
De acuerdo con los datos de Texas Central, la línea de alta velocidad generará unos beneficios económicos en el estado de Texas que podrían alcanzar los 36.000 millones de dólares (33.350 millones de euros) durante los próximos 25 años. Asimismo, el proyecto incluye la freación de 10.000 puestos de trabajo al año en la fase de construcción (hasta 2026) y unos 1.500 empleos permanentes una vez entre en servicio la linea. Una parte de este empleo, explica Renfe, corresponderá a profesionales españoles, aunque esto está aún por concretar.
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