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El presidente de Telefónica, José María Álvarez-Pallete, reunió ayer al consejo de administración de la operadora en un encuentro que, aunque de carácter ordinario como cada final de mes, tuvo especial relevancia por ser el primero desde que se conoció el desembarco del capital ... saudí en la operadora.
El objetivo del directivo fue transmitir un mensaje de calma ante la incertidumbre que entre los accionistas genera la posibilidad de que el grupo Saudí Telecom (STC) reclame –como sería lógico por el 9,9% que alcanza en el capital– su parte en el consejo si finalmente el Gobierno da luz verde a la operación, que causó especial estupor en dos de los históricos socios del grupo, CaixaBank y BBVA, representados en el consejo por Isidro Fainé y José María Abril, respectivamente.
En este escenario, algunos consejeros también aprovecharon para trasladar sus dudas sobre si el grupo saudí tiene intención de ser un accionista estable –lo que parece más probable a juicio de los analistas– o más bien un inversor oportunista. Según informa Europa Press, algunos de los presentes también mostraron cierto malestar por el precio al que STC se habría hecho con el paquete de acciones, en torno a los 2.100 millones de euros.
Frente a las dudas surgidas, Telefónica confía en que la llegada de STC no implique un cambio sustancial en su estrategia. De hecho, fuentes de la operadora confirman que el objetivo de presentar el nuevo plan estratégico 2023-2026 ante los inversores el próximo 8 de noviembre sigue intacto. Una hoja de ruta que, tal y como adelantó la teleco hace unos meses, se sostendrá sobre tres pilares: crecimiento, rentabilidad y sostenibilidad.
Este 'Investor Day' será el primero que la operadora celebra desde 2012. Y, junto a la entrada de STC, puede significar un antes y un después para su valor en Bolsa, teniendo en cuenta que desde que Álvarez-Pallete llegó a la presidencia en 2016, sus acciones acumulan una caída del entorno del 60%.
Es posible que para esa cita de noviembre, STC -que desde un principio ha asegurado que su compra tiene un carácter financiero y que no pretende intervenir en la gobernanza de Telefónica- aún no ocupe su sillón en el consejo. De hecho, la compañía todavía no ha remitido su comunicación oficial al Gobierno, para recibir luz verde a la operación. Y todo apunta a que el Ejecutivo español impondrá límites a la misma, como ya ocurrió cuando el fondo IFM lanzó su opa sobre Naturgy. En aquel momento, se exigió al fondo un firme compromiso para garantizar el empleo, los dividendos, la sede social o las inversiones en el país.
En un reciente informe sobre el impacto bursátil de la operación, los analistas de Banco Sabadell indicaban que, en caso de que la operación fuese aprobada, el futuro de Telefónica dependerá más bien de la evolución operativa y de un entorno competitivo más benigno. «Mucho más importante serán los mensajes que pueda lanzar la compañía el próximo 8 de noviembre para dar visibilidad a su estrategia, particularmente tras el duro golpe que supuso la pérdida de 1&1 en Alemania», insisten los expertos.
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