Las energéticas abogan por acelerar el plan de transición para que tire de la economía

El presidente de Iberdrola, Ignacio Galán, ha fijado unos objetivos más abiciosos en 2025, lo que «tendría un efecto inmediato en el crecimiento económico y el empleo, aumentando la competitividad, disminuyendo nuestra dependencia energética del exterior, mejorando la balanza de pagos y reduciendo nuestras emisiones de gases nocivos, todo ello sin poner presión en las cuentas públicas». Galán estima que «un incremento significativo de la inversión en redes de distribución podría generar hasta 40.000 puestos de trabajo en España», pero para ello hay que adoptar medidas como «la eliminación del límite máximo de inversión del 0,13% del PIB que tenemos en nuestra legislación». En el ámbito de las renovables, acelerar la instalación de nueva capacidad hasta 2025 «supondría inversiones de 32.000 millones de euros y generaría con rapidez 90.000 puestos de trabajo en todo el territorio, especialmente en el ámbito rural», según el presidente de Iberdrola.

En ese mismo sentido se ha pronunciado el presidente de Endesa, José Bogas, quien ha pedido «avanzar de forma urgente» en los planes de transición energética, que fijan los primeros objetivos en el año 2030. «Incrementar un 30% las aspiraciones de ese plan podría incrementar el PIB y el empleo», ha indicado Bogas en el foro empresarial. A su juicio, «no se puede disociar ya la transición energética» de la evolución social y económica de todo el país.

Para el presidente de Acciona, José Manuel Entrecanales, acelerar todos estos planes sostenibles es esencial porque «se trata de actividades que actúan como tractores del crecimiento y del empleo». El empresario ha destacado que «nuestra ventaja competitiva es conocida» por lo que ha instado a «hacer de ello el vector más importante de crecimiento de la economía».

En este sentido, el presidente de Naturgy, Francisco Reynés, ha recalcado la necesidad de que España «debe dar la imagen de que somos un país fiable, competitivo, digitalizado y donde existe la flexibilidad laboral suficiente y con marcos regulatorios estables». El ejecutivo considera que estas son las condiciones necesarias para que los inversores «apuesten por nosotros antes que por otras alternativas» tras el impacto del coronavirus.

También Ignacio Galán ha insistido en este aspecto con un llamamiento a las medidas que pueda desarrollar el Ejecutivo. «Precisamos de marcos atractivos, porque si no lo hacemos nosotros, lo harán otros y algunos lo están haciendo ya». Por su parte, José Bogas ha indicado que «si se reduce la presión regulatoria y las cargas fiscales, aún será mejor de planificar» toda la transición energética.

Por su parte, el presidente de Viesgo, Miguel Antoñanzas, ha destacado que si la regulación no es estable y con dosis de seguridad se cumplirá «lo contrario de lo que se desea», esto es, que no vengan inversiones y que España sea un país ajeno a todo el proceso de transformación energética. Para el también presidente del Club de la Energía, estos cambios deben ser «rápidos y sostenibles».

El presidente de Repsol, Antonio Brufau, tambiéh ha abogado por ser «lo más rápidos posible» en la toma de decisiones para salir de la crisis. «Hay qeu actuar inmediatamente y con contundencia», ha expresado en su intervención. «Una reactivación demasiado lenta o que trate de romper abruptamente el modelo económico puede romper el modelo productivo», ha indicado.

En el campo de la transición energética, Brufau ha apostado por la neutralidad tecnológica. Porque, sostiene, «las rutas tecnológicas no son antagónicas ni excluyente». «El reto es planetario, necesitamosre todas las tecnologías ue puedan aportar su granito de arena y hay que permitir que todas las inversionres se complementen y compitan, con lo que se acelerará la transición energética», ha explicado. Además, Brufau ha anunciado la puesta en marcha de dos grandes proyectos industriales de reducción de emisiones en Bilbao por valor de 80 millones de euros.