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Tras superar una crisis sin precedentes, la economía burgalesa está recuperando el dinamismo con firmeza, y así se prevé que continúe durante el próximo ejercicio. Sin embargo, varios son los «nubarrones» que se ciernen sobre las empresas, sobre todo los vinculados con la inflación, ... según ha asegurado hoy el presidente de la patronal burgalesa, Miguel Ángel Benavente.
Y es que, según ha señalado el presidente de FAE durante el habitual desayuno informativo de fin de año, si la escalada de precios se mantiene durante mucho tiempo, las empresas burgalesas perderán «competitividad» y eso frenará en seco la buena tendencia que se viene manteniendo en los últimos meses.
En este sentido, Benavente ha puesto el acento en la escalada de precios de la energía y las materias primas, así como en el incremento de los costes salariales, que presumiblemente generarán «conflictos» con los trabajadores y los sindicatos en la negociación de convenios durante el próximo ejercicio.
Asimismo, el presidente de FAE también ha alertado de las consecuencias que podría tener un incremento de los tipos de interés por parte del Banco Central Europeo y del incremento de las cotizaciones en el marco de la reforma del sistema de pensiones, que podrían tensionar aún más la situación.
En todo caso, y a la espera de ver cómo evolucionan todos estos frentes en los próximos meses, lo que está claro es que Burgos va a cerrar 2021 en positivo. No podía ser de otra forma tras el desplome económico sufrido en 2020. A este respecto, todos los grandes indicadores económicos cerrarán el año con una clara tendencia al alza, empezando por el empleo, que mantiene una dinámica «muy positiva» desde el pasado mes de septiembre. Ahora mismo, de hecho, Burgos tiene un nivel de paro menor al registrado en el mismo periodo de 2019, ha recuperado 3.000 afiliaciones a la Seguridad Social perdidas tras el estallido de la pandemia y cuenta con más de 2.000 contratos indefinidos más.
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También se ha recuperado el ritmo de creación de empresas (294), que se ha situado en niveles de 2017 y 2018, y se han incrementado un 15% las exportaciones, lo que ha permitido a Burgos consolidarse de nuevo como segunda provincia de Castilla y León con mayor volumen de exportación, a pesar de que la recuperación en este ámbito esté siendo más lenta que en el conjunto del territorio nacional (22%).
Este dinamismo está fuertemente ligado al carácter industrial de la economía burgalesa, que ha permitido aguantar con mayores garantías el impacto de la pandemia y mantener el nivel de Producto Interior Bruto. A este respecto, Burgos continúa siendo la octava provincia con mejor PIB per cápita de España.
También la construcción está «tirando» fuerte de la recuperación, con cifras de negocio más altas que antes de la pandemia y un gran dinamismo por parte del sector.
La nota negativa, no obstante, la aportan otros sectores que continúan sufriendo el impacto de la crisis sanitaria. Quizá, los dos ejemplos más evidentes sean el turismo, que «está lejos de recuperar» las cifras previas a la pandemia, y el sector de la automoción, lastrado, no solo por la covid-19, sino también por la crisis de los semiconductores.
En todo caso, desde la patronal se mantiene la atención sobre el impacto de los fondos europeos que comenzarán a llegar con fuerza a partir del próximo ejercicio. Y es que, a juicio de Benavente, «se ha improvisado demasiado» y está por ver el impacto que efectivo que tendrán sobre la recuperación económica.
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