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Que el dinero en la cuenta corriente no renta es una de las expresiones financieras históricas que más se han hecho patentes en los dos últimos años de crisis por la pandemia. Sin embargo, el dinero guardado en todo tipo de depósitos (a plazo y ... a la vista)se ha ido incrementando en los tres últimios año. Y ello a pesar de unos intereses prácticamente al 0%; de que las comisiones y tasas han lastrado este producto; e incluso del interés negativo (esto es, cobrar) que algunas entidades han aplicado a determinadas empresas por su dinero.
Ahora, los casi 1,54 billones de euros que los españoles tienen en depósitos y cuentas corrientes de los bancos esperan su momento. El de comenzar a obtener alguna rentabilidad que, por mínima que sea, satisfaga el hecho de dejar en este producto la mayor parte del patrimonio financiero.Porque a los españoles, por norma general, no les gusta invertir.
A pesar de la escasa rentabilidad, los españoles siguen confiando en este producto de ahorro sin riesgo para suavizar el golpe de la inflación. A finales de 2021, el 38,4% de los activos financieros de las familias españolas son depósitos y efectivo, según los datos de la Asociación de Instituciones de Inversión Colectiva y Fondos de Pensiones (Inverco).
Lo hacen, además, en un momento como el actual, especialmente delicado en los mercados financieros como el actual. Muchos fondos de inversión han sufrido grandes correcciones e incluso la renta fija (deuda de países o empresas) también está sufriendo.
El contexto puede cambiar con la nueva política de tipos de interés que tiene previsto aplicar el Banco Central Europeo (BCE)a partir de julio. La reunión del jueves 17 será clave para analizar hasta qué punto puede presionar la institución con tal de combatir la creciente inflación. En principio, se espera una subida de tipos de 0,25 puntos, frente al 0% en el que se encuentra el precio oficial del dinero de la zona euro desde hace más de siete años. Le medida reactivará todo el mercado bancario español, ávido de intereses en una década.
Sin embargo, el producto en el que comenzarán a notarse las derivadas de esta nueva política monetaria no serán precisamente los vinculados al ahorro, sino los de deuda. Es decir, las hipotecas y los préstamos de consumo.
En el caso de los créditos destinados a financiar la vivienda, esa realidad se viene haciendo patente desde hace ya dos meses. El tipo medio al que las entidades españolas concedieron créditos para hipotecas se colocó en el 1,624% en mayo, según los datos del Banco de España recogidos por la Asociación Hipotecaria Española (AHE).
Así, el tipo medio de los préstamos hipotecarios a más de tres años para adquisición de vivienda libre concedidos por las entidades en España continuó aumentando en comparación con el 1,540% de abril y el 1,507% de un año antes.
Se trata de su mayor nivel desde noviembre de 2021, cuando se registró un tipo medio del 1,661%. Y ello a pesar de que el euríbor –el principal índice de referencia para calcular las cuotas hipotecarias en España– no ha dado aún su peor susto. Todo apunta a que junio pueda cerrar en una media superior al 1%. Al comenzar el año 2022, se encontraba en el -0,50%. Negativo.
Para que esta subida de tipos se refleje en los intereses que ofrecen los depósitos bancarios, previsiblemente tendrá que pasar más tiempo, tal y como apuntan varias fuentes del sector. Las cuentas corrientes y productos similares seguirán sin contar con este atractivo, en buena medida porque la penalización que exige el BCE por el dinero guardado en ellos sigue estando vigente para los bancos. Se trata de un desincentivo en la práctica.
A pesar del nulo interés financiero, las familias siguen marcando récord en ahorro. Solo en depósitos a plazo, los hogares sumaron en abril más de 982.000 millones de euros, un 0,77% más que un mes antes. Si continúan al actual ritmo de crecimiento, tocarán el billón de euros en cuestión de tres meses. No obstante, alcanzar ese volumen podría retrasarse un par de meses más ya que habitualmente en agosto los hogares suelen reducir el ahorro por el periodo de vacaciones.
Desde el inicio de la pandemia en marzo de 2020 los depósitos españoles han tomado un camino ascendente, con un crecimiento del 15% desde entonces. De un lado, los confinamientos y el cierre de la movilidad cortaron de forma drástica el consumo, propiciando este ahorro. Además, la incertidumbre económica sobre lo que podría venir también hizo más conservador al consumidor. No obstante, en la actualidad y con la pandemia ya casi en el olvido la costumbre sigue siendo guardar dinero.
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