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Obras de construcción del Hospital de Campaña junto al Hospital de la Fe en Valencia. Efe
Construcción e industria, los sectores más afectados por el parón de la actividad

Construcción e industria, los sectores más afectados por el parón de la actividad

Siderurgia y altos hornos deberán parar, mientras repartidores a domicilio sí se estiman actividad «esencial»

Edurne Martínez y Lucía Palacios

Madrid

Domingo, 29 de marzo 2020

La economía se para. A partir de este lunes solo estarán funcionando las empresas que den un servicio esencial para superar la pandemia. Sin embargo, sorprende la cantidad de profesiones que el Gobierno ha considerado básicas para ello. Los empresarios temían un cese total ... de la actividad y la patronal CEOE alertó de un impacto «sin precedentes». Lo que más se temía era el parón de la industria y finalmente será así, salvo la vinculada a alimentación, energía y temas sanitarios.

Al observar la lista de profesiones que tendrán que seguir prestando servicios queda claro que uno de los sectores más afectado por el parón de la actividad es la construcción, no vista como «esencial» en ninguna de sus ramas. Actualmente hay 1,28 millones de trabajadores en ese ámbito y, aunque son menos de la mitad que en 2008 -entonces alcanzaron los 2,67 millones de empleados-, son un colectivo lo suficientemente numeroso como para que se note en los datos de movilidad de este lunes cuando se queden en casa, ya que hasta ahora no estaba regulado su confinamiento.

«La actividad de la construcción se había conseguido mantener hasta cierto punto, aunque no había nuevos proyectos. Será el sector más afectado por la medida», explica a este periódico Raymond Torres, director de Coyuntura Económica de Funcas.

«La actividad de la construcción se había conseguido mantener hasta cierto punto, aunque no había nuevos proyectos. Será el sector más afectado por la medida», explica a este periódico Raymond Torres, director de Coyuntura Económica de Funcas.

La Comunidad de Madrid ya había denunciado esa situación, tanto por la falta de medidas de seguridad de los trabajadores como por la cantidad de personas que día a día debían salir de sus casas e ir a la obra, con todos los focos de contagio que eso suponía. «Así mandamos mucha gente a su casa, evitamos concentraciones. Las obras pueden recuperar el tiempo perdido. Nosotros no tenemos tiempo que perder», reclamaba hace unos días el alcalde de Madrid, José Luis Martínez Almeida, en Twitter.

También las entidades representativas de los arquitectos y técnicos colegiados (CSCAE, CGATE Y CITOP) pidieron al Gobierno que pusiera freno a las obras: «Tendremos que ver cómo minimizar el impacto en el PIB de esta lamentable situación», afirmaron. Por parte de las promotoras, solicitaron al Ministerio de Transportes y Agenda Urbana que «clarificara» la situación de su actividad y pidieron un «programa concreto de ayudas» para el sector.

La idea que repiten desde el Gobierno es que quieren que se reduzca la movilidad un 85%, como si un día laborable fuera un domingo. Pero no un domingo cualquiera, sino el pasado, cuando ya se había decretado el confinamiento. Este reto conseguirá, según los cálculos de sus expertos, que las UCIs de las comunidades más afectadas no se sobresaturen la semana que viene por la ola de nuevos contagios, más los enfermos que ya están ingresados.

Suministro energético sí

Una parte importante de la industria ya había parado, o bien había reducido drásticamente su producción -como la automovilística- y está en procesos de ERTE. Desde este lunes lo hará casi todo el resto, salvo la ligada a la producción de alimentos, material sanitario y de limpieza, fármacos y, además la que garantiza el suministro de energía eléctrica, productos derivados del petróleo y gas.

No es el caso de los altos hornos ni tampoco la siderurgia, pese a que habían aludido a la dificultad de parar totalmente por el alto coste de volver a poner la máquina en funcionamiento cuando la situación vuelva a encarrilarse. Lo que sí se les concede es una moratoria de 24 horas (hasta mañana) para que «en aquellos casos en los que resulte imposible interrumpir de modo inmediato la actividad», y únicamente para «las tareas imprescindibles», puedan asegurar su cierre «sin perjudicar de manera irremediable o desproporcionada la reanudación de la actividad empresarial».

La Confederación Española de Empresas del Metal (Confemetal) expresó el domingo su «más absoluto rechazo» a la medida porque causará «un deterioro del tejido económico difícil de recuperar». La asociación, que representa a más de 220.000 empresas con 1,5 millones de trabajadores, advirtió que esta decisión «hará imposible mantener un nivel mínimo de actividad económica que garantice la eficiencia para enfrentarse a la crisis sanitaria».

Otras actividades industriales que quedan también en esa situación de parón temporal serían, a la vista del decreto publicado el domingo por la noche, los subsectores del textil, el vidrio, el tabaco y los productores de bienes de equipo que no hubieran reconvertido su producción hacia necesidades sanitarias. Lo mismo pasa con la industria electrointensiva en general y la minera, al igual que la industria aeroespacial y la de defensa.

Por otro lado, todos los sectores -sean o no esenciales- que estuvieran ya teletrabajando podrán seguir haciéndolo. También los sindicatos continuarán desarrollando su trabajo. De hecho, desde UGT denuncian que se está produciendo un abuso del teletrabajo, sometiendo a los empleados jornadas interminables.

De las cerca de 600.000 trabajadoras domésticas (en femenino porque ellas son mayoría) no todas podrán seguir acudiendo a sus puestos de trabajo. Aunque en el primer borrador sí se consideraba como servicios esenciales, en la lista definitiva publicada en el BOE cree que las labores de limpieza no son básicas, a no ser que desarrollen tareas de cuidados con personas dependientes, mayores y niños, según confirman desde el Ministerio de Trabajo.

No obstante, cabe destacar que en estas dos primeras semanas de estado de alarma muchas de estas trabajadoras han sido despedidas, según denuncian los sindicatos, y otras no asisten porque así lo han acordado con sus empleadores.

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