El confinamiento lleva a un desplome de las exportaciones en el primer semestre

En el lado de las importaciones, se redujeron un 18,8% en el mismo periodo hasta los 131.600 millones. Por ello, el déficit comercial alcanzó los 7.500 millones en la primera mitad del año, lo que supone un descenso del 48,5% respecto al mismo periodo del año pasado debido a que la situación comercial ha afectado más a las importaciones que a las exportaciones, según los datos publicados este viernes por el Ministerio de Industria, Comercio y Turismo.

«Estos datos ponen de manifiesto que las empresas españolas están en buenas condiciones para aprovechar la recuperación del comercio internacional a medida que vaya produciéndose tras la crisis», señala la secretaria de Estado de Comercio, Xiana Méndez, en un comunicado.

Asimismo, la tasa de cobertura, que es el cociente entre exportaciones e importaciones, se situó en el 94,2% en junio, por encima del 91% del primer semestre de 2019.

La balanza comercial llevaba alterada desde marzo, cuando las exportaciones de mercancías se hundieron un 14,5% respecto al mismo periodo del año anterior, en abril el desplome superó el 39% -el mayor de la serie histórica- y en mayo siguió descendiendo un 34,4%. En junio mejoraron los datos, pero aún así las ventas al exterior se redujeron un 9,2% con respecto al mismo mes del año pasado.

Ante estos malos datos, desde el Club de Exportadores piden reformas económicas estructurales que consigan reactivar la competitividad internacional de las empresas para hacer frente a la competencia creciente que se ha producido como consecuencia de la reducción del comercio mundial. En un comunicado, la organización destaca que las exportaciones han registrado «el peor comportamiento interanual de toda la serie histórica» en el segundo trimestre.

Antonio Bonet, presidente del Club de Exportadores, alerta de que España está perdiendo cuota de mercado a nivel mundial. Según sus cálculos, el comercio internacional no va a recuperar el año que viene los niveles precrisis y «se agudizará la competencia procedente tanto de países cuyo tejido productivo se ha visto menos afectado que el español como de países cuyas empresas han recibido más ayudas públicas que las españolas«.

Por ello, reclama medidas «de largo alcance» para revitalizar la competitividad de las empresas, como por ejemplo fomentar el aumento de tamaño de las pymes y una reforma del sistema educativo para orientarlo a las necesidades de las empresas internacionales, así como no aumentar la tributación ni endurecer el marco laboral.