El sector de la automoción no levanta cabeza. Cuando parecía que los concesionarios remontaban poco a poco el duro golpe sufrido tras la crisis de 2008, llegó la pandemia. Y apenas unos meses después, llegó la crisis de los semiconductores. Se desataba así la ... tormenta perfecta sobre el sector, que ha echado por la borda cualquier atisbo de recuperación.
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En total, a lo largo del 2021, los concesionarios burgaleses han matriculado 3.598 turismos y todoterrenos nuevos, lo que supone un descenso del 10,45% respecto a las ventas registradas en 2020. Y eso a pesar de que el estallido de la pandemia paralizó toda la actividad del sector durante un par de meses en aquel ejercicio.
La comparativa es incluso más negativa si se amplia el horizonte temporal. LA caída de ventas respecto a 2019 es del 39%; y el descenso acumulado respecto a las cifras de 2018 es del 47,4%. Esto es, en 2021 se han vendido prácticamente la mitad de coches nuevos que tres años antes.
Se trata, en todo caso, de una fotografía de situación demoledora. «2021 ha hecho bueno a 2020», resume con resignación Carlos Arce, presidente de la patronal burgalesa de concesionarios al tiempo que reconoce que «la crisis de los microchips ha machacado» al sector.
Y es que, en estos momentos, la demanda es muy superior a la oferta. Básicamente, la falta de semiconductores ha lastrado el ritmo de fabricación en todo el mundo y ahora mismo no hay coches suficientes como para dar respuesta a todo el interés que podría haberse generado por parte de los compradores.
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En esta situación, la respuesta del mercado está siendo obvia. «Los clientes están a la expectativa» y, en muchos casos están «retrasando la decisión de compra» a la espera de ver cómo evoluciona la situación en los próximos meses.
El problema, insiste Arce, es que parece que la crisis va para largo. «Los fabricantes apuntan a verano para recuperar de nuevo el ritmo de producción», pero el futuro inmediato es toda una «incógnita». Sobre todo teniendo en cuenta la entrada en vigor de los nuevos tipos impositivos que desde este 1 de enero han incrementado los precios de los modelos menos ecológicos. «Está claro que ahora mismo no nos viene bien», subraya Arce. Máxime, añade, cuando los propios fabricantes están incrementado sus precios a tenor de la falta de stock.
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Con todos esos precedentes, se espera un 2022 muy complicado. «Hay muchas incertidumbres», fundamentalmente durante los primeros meses del año, pero «esperamos recuperar el ritmo de venta» a partir del verano, confía el presidente de la patronal. Y mientras tanto, subraya, no queda otra opción que «adaptarse» a la situación y al propio cambio de modelo del sector, que ya se estaba fraguando desde antes de la pandemia, pero que parece haberse acelerado hacia un modelo del pago por uso, y no tanto adquisición.
Más allá del desplome en las ventas, la estadística de matriculaciones refleja varias cuestiones, como la progresiva implantación en el mercado de las motorizaciones alternativas.
De hecho, los coches híbridos, eléctricos y propulsados por gas han cerrado el ejercicio con una cuota de mercado de casi el 40%, muy cerca ya de los coches gasolina. Y la tendencia continúa al alza.
Así, sólo durante el pasado mes de diciembre se vendieron más vehículos con motorizaciones alternativas que coches propulsados por gasolina.
El diésel, por su parte, continúa en caída libre, habiendo cerrado el ejercicio con una cuota de mercado del 18% a pesar de haber liderado el sector durante muchos años.
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