Secciones
Servicios
Destacamos
España logró cerrar el cuarto trimestre del año con una expansión del 0,4% con respecto al trimestre previo, pese a la tercera ola del virus, pero cerró el ejercicio pasado con una histórica contracción del 11%, provocada por una pandemia mundial que asola ... el mundo al menos desde marzo del año 2020.
El Banco de España, de acuerdo con su escenario central, había estimado una caída del PIB del 0,8% para el cuarto trimestre del año, aunque en el más benévolo había previsto una expansión del 0,6%. Su previsión más pesimista contemplaba una contracción del 3% en tasa trimestral. El resultado final del trimestre se acerca, por tanto, al más optimista del organismo supervisor.
El crecimiento del 0,4% entre octubre y diciembre sigue al ascenso del 16,4% registrado en el tercer trimestre del año, el mejor de la historia, tras el, a su vez, peor, el segundo de 2020, cuando el recorte fue de un 17,9%, coincidiendo con el máximo apogeo de la pandemia y las medidas de confinamiento adoptadas para frenar la expansión del virus.
Desparece, por el momento, el riesgo de recaída en recesión, un peligro sobre el que alertaba hace unos días la presidenta del Banco Central Europeo, Christine Lagarde, ante la nueva oleada de contagios y las nuevas medidas de restricción de la actividad. Decimos «recaída» porque España sufrió ya en 2020 una recesión, que supone el encadenamiento de dos trimestres consecutivos de decrecimiento: antes del segundo trimestre, históricamente malo, ya había sufrido una caída del PIB del 5,3% entre enero y marzo, ante las primeras consecuencias del virus en la economía.
Matilde Mas, economista del IVIE, admite que era muy difícil realizar la previsión sobre el último tramo del año, que comenzó muy bien, con la inercia del extraordinario trimestre anterior, pero que luego se torció con el nuevo crecimiento de casos de coronavirus.
Al ascenso del cuarto trimestre contribuyó favorablemente el gasto en consumo final, que aumentó un 2,9% en tasa trimestral, tras haber avanzado un 14,3% entre junio y septiembre. El gasto de los hogares creció un 2,5%, lo que supone una lógica ralentización desde la expansión del 20,8% del trimestre anterior. También contribuyó favorablemente el gasto en consumo final de las Administraciones Públicas, que subió un 4%, en este caso más que el 1,2% de los tres meses previos.
Pero la inversión pinchó. Cayó un 6,2% trimestral, frente al incremento del 20,4% registrado en el tercer trimestre.
Raymond Torres, director de coyuntura y análisis internacional de Funcas, explica que el consumo privado ha sorprendido al alza, pero sobre todo da importancia al consumo público. Señala que este último ha aportado ocho décimas al PIB, lo que supone que sin su contribución, se habría producido una contracción económica del 0,4% en el cuarto trimestre.
Por sectores, el que presentó un mejor comportamiento fue el primario (agricultura, ganadería, silvicultura y pesca), que creció un 4,9% en comparación con el trimestre previo. Y el que peor lo hizo fue el de la construcción, que sufrió un desplome del 8,1%. En cuanto a los servicios en su conjunto, continuaron su recuperación, con una subida del 1,1%, tras haber crecido un 14,9% en el trimestre anterior. Dentro de éstos, el comercio, el transporte y la hostelería recuperó un 3% trimestral, pero las actividades artísticas, recreativas y otros servicios perdieron un 15,1%.
La industria manufacturera creció un 0,5%. Y, para Raymond Torres, esto es síntoma de la capacidad de adaptación del aparato productivo a las circunstancias cambiantes marcadas por la pandemia y las decisiones que se adoptan para controlarla, lo que también ha tenido su reflejo en las exportaciones.
En todo caso, el diferente comportamiento de los diferentes sectores refleja un «impacto asimétrico» de la crisis, en palabras de Raymond Torres, que implica que los que mayor dependencia tienen del contacto humano sigan sufriendo y se vean afectados por una elevada incertidumbre que se proyecta también en el futuro.
Con respecto a la previsión para el conjunto del ejercicio, el Banco de España esperaba una caída del PIB de entre un 10,7% en su escenario más benévolo y un 11,6% en el más severo. El plan presupuestario del Gobierno para este 2021, mientras tanto, contemplaba una contracción del 11,2% para el conjunto de 2020. El panel de Funcas, que hacía públicas sus nuevas previsiones hace poco más de una semana, contaba con que el PIB hubiera caído también ese mismo 11,2% el ejercicio pasado, con una horquilla entre sus participantes entre el 10,8% del servicio de estudios del Santander, el más optimista, y el 11,8% de Equipo Económico, el grupo de expertos más pesimista.
El Fondo Monetario Internacional, mientras tanto, rebajaba esta misma semana su previsión de caída del PIB español en 2020 desde el 12,8% hasta el 11,1%. El cálculo del FMI ha clavado, prácticamente, el dato que ha hecho público esta mañana el Instituto Nacional de Estadística, que muestra una contracción del 11%, la mayor desde la Guerra Civil (1936-1939). Pero el resto de las previsiones, incluyendo las del propio Ejecutivo, también han estado muy cerca del resultado final.
De la caída de los 11 puntos porcentuales del PIB, la demanda nacional explica nueve puntos. Mientras tanto, la demanda externa resta otros 2,5 puntos.
La economía española sufrió más que otras, debido a su dependencia estructural del turismo y los servicios. Así, la contracción del 11% es mayor que la sufrida por Francia (-8,3%), la de Alemania (-5%) o la de Estados Unidos (-3,5%).
Si comparamos el cuarto trimestre de 2020 estanco con el mismo periodo de 2019, la caída interanual es de un 9,1%, mayor en comparación con la contracción del trimestre anterior, que fue de un 9% interanual, pero que dista mucho del desplome del 21,6% sufrido entre abril y junio.
El deterioro interanual sufrido en el cuarto trimestre se debe a que el consumo final fue en el último tramo de 2020 un 4,4% inferior al del término del ejercicio previo. Además, el gasto en consumo final de los hogares bajó un 8,4% en comparación interanual. Aunque el desplome es aún más abrupto en la formación bruta de capital, es decir, en la inversión, que cayó un 14,3%.
Por sectores, la actividad creció, de nuevo, en el sector primario, que se expandió a un ritmo interanual del 8,7% en el cuarto trimestre. Pero la construcción retrocedió un 18,2% comparando el cuarto trimestre de 2020 con el mismo periodo de 2019. Los servicios, por su parte, perdieron un 9,8%, liderados por las actividades artísticas, recreativas y otros servicios (-31,5%), mientras que el comercio, el transporte y la hostelería se hundieron un 20,4%. Crecieron, únicamente, dentro del sector terciario, las actividades financieras y los seguros, que mejoraron un 5,4%, y también la actividad de la administración pública (3,3%).
En cuanto al empleo a tiempo completo medido en términos de contabilidad nacional, se redujo un 5,4% en el cuarto trimestre en tasa interanual, lo que supone un descenso de más de un millón de puestos de trabajo a tiempo completo en un año. Pero en términos intertrimestrales, el ascenso fue del 0,9%.
En este sentido, Matilde Mas, economista del IVIE, resalta que por primera vez en la historia el empleo ha caído menos que el conjunto de la economía, fenómeno que atribuye al uso de los expedientes de regulación temporal de empleo (ERTE). Si bien Torres considera que su funcionamiento hubiera sido aún más eficaz en el caso de que el mercado laboral español fuera menos volátil, más estable y, por tanto, con menor contratación temporal.
A partir de aquí, para 2021, se espera un rebote que va desde el 9,8%, incorporando el impacto de los fondos europeos, previsto por el Gobierno; hasta una horquilla entre el 4,2% al 8,6% que estima el Banco de España en función de cómo evolucione la pandemia; o el 6,3% que pronostica, de media, el panel de Funcas.
Pero, con los nuevos datos, las nuevas restricciones, así como teniendo en cuenta el ritmo errático de la vacunación contra la covid, Raymond Torres considera que va a ser difícil de alcanzar el crecimiento superior al 7% que prevé el Gobierno para el 2021 y por encima del 6% que estiman otros expertos. Se asumía, a la hora de elaborar esas previsiones, una mayor velocidad en la campaña de inmunización. A su juicio, va a ser difícil alcanzar el 70% de la población vacunada, como preveía la Unión Europea para este verano. Y ello puede implicar, como apunta Torres, que el verano de 2021 sea como el mes de julio de 2020, aún con el turismo funcionando a medio gas.
De todas maneras, de acuerdo con su previsión, una vez la situación sanitaria se resuelva, la economía española rebotará con mucha fuerza, mayor que la de otros países, y quizás supere las expectativas de muchos, asegura. Torres afirma que espera un año con dos fases muy diferenciadas, con una primera parte débil y con incertidumbres, y una segunda mejor, cuando parte de la población esté ya vacunada. Matilde Mas no descarta que en esa primera parte del año pueda haber algún trimestre de caída del PIB.
Publicidad
Publicidad
Te puede interesar
Publicidad
Publicidad
Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.
Reporta un error en esta noticia
Comentar es una ventaja exclusiva para registrados
¿Ya eres registrado?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.