Desde que se liberalizó el sector ferroviario de alta velocidad y entraron nuevos operadores (Ouigo e Iryo) para competir con Renfe se está discutiendo sobre las cuantías que Adif impone como cánones a dichos operadores, ya que estos consideran que tendrían que ser menores para ... poder impulsar este medio de transporte en una red que según algunos estudios está infrautilizada en España.
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Con el objetivo de analizar cómo se están implantando estos cánones, los dos nuevos operadores de este mercado, Ouigo e Iryo han encargado un estudio a KPMG que constata que estas tarifas se están fijando sin analizar objetivamente la situación. De hecho, el informe indica que la cuantía que pagan los operadores por usar las vías tiene una repercusión en el billete de los usuarios de alrededor de 15 euros por trayecto en recorridos como el Madrid-Barcelona.
Desde KPMG explican que esta cuantía es diferente dependiendo del corredor, pero que en el trayecto mencionado se trata de una cantidad «bastante sensible» para viajeros que no usan normalmente la alta velocidad, ya que puede marcar la diferencia entre ir en coche o en tren, explicó durante la presentación del informe Fernando Vizoso, socio del sector de Infraestructuras de KPMG.
Por ello, desde la consultora concluyen que tiene que haber un mecanismo objetivo de cálculo que haga que funcione el sistema porque si no se dimensiona bien el recargo, «se está perdiendo una oportunidad estratégica para el país». No solo por objetivos de negocio para estas operadores, sino por los retos de descarbonización del transporte que España tiene marcados por normativa europea, que prevé duplicar el número de trenes de aquí a 2030.
Actualmente la solución a corto plazo podría pasar por otorgar subvenciones públicas que logren que ese cambio modal se llegue a monetizar y se produzca esa reducción de emisiones contaminantes. Desde KPMG argumentan que no sería un caso único, sino que en varios países europeos los operadores ferroviarios reciben subvenciones a la explotación porque «se entiende que su actividad genera unas externalidades positivas que hay que impulsar».
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Y la llegada de los peajes a las carreteras era vista como una de las formas de impulsar los trenes, pero el Gobierno ha aplazado este compromiso que tenía con Bruselas para 2024. «Que se implante un sistema de pago por uso de las carreteras sí tendría un impacto en el tren porque las carreteras soportan el medio de transporte más contaminante», explican.
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