La batalla por retener el talento choca con el estancamiento del mercado laboral

Los anuncios con «Se Precisa», «Se Busca» o «Se Necesita» siguen presentes en los portales de Internet y sobre todo entre los cazatalentos que precisan determinados perfiles para los que no hay candidatos. Las vacantes quedan desiertas. Tanto es así que un 41% de los directivos admite tener dificultades para encontrar talentos adecuados a sus necesidades; hace un año era un 24% los ejecutivos que admitían esta compleja realidad, según el último estudio de ManpowerGroup;su directora de Comunicación y RSC, Montse Moliner, explica que «hay un desajuste enorme». Y apunta que «encontrar perfiles para determinados oficios cualificados es cada vez más complicado».

Para una economía como la española, muy centrada en el turismo y en todas las actividades ligadas directa o indirectamente, como la restauración, la hostelería y el ocio, hablar de 'steam' suena a chino, aunque se trata de un término anglosajón. Y ese es el perfil más demandado. Para los padres que quieren guiar a sus hijos y los jóvenes que buscan empleo, 'steam' es el acrónimo de: científicos ('science'), tecnológicos ('technology'), ingenieros ('engineering') y matemáticos ('maths'). «Nos hemos quedado rezagados para cubrir estos puestos de trabajo», admite Francisco González Bree, profesor de innovación de Deusto Business School. Este experto incluye, además, otra categoría:la artística. «No desde el punto de vista creativo, sino ligado a las ramas de Humanidades como la de la sociología, la filosofía o la etnografía», explica. Se trata de perfiles «que puedan aportar pensamiento crítico y resolución de problemas complejos» que los sistemas informáticos y la automatización y digitalización de procesos no llega a abordar. Tan frágil es la situación de España que ocupa el puesto número 32 (de 132 países analizados) en el Índice de Competitividad por el Talento Global (GTCI por sus siglas en inglés), que elaboran Adecco y la escuela de negocios Insead.

Por eso, González Bree considera que en apenas tres años se requerirán trabajadores «con capacidad de innovación, sí, pero también con capacidad analítica». En este sentido, Cristina Hebrero, directora de People & Change de KPMG, afirma que todo este proceso «está muy vinculado a la disrupción digital, con la ciberseguridad, el 'blockchain' e infinidad de nuevos ámbitos que surgen cada día». De hecho, anticipa que «pocas compañías a fecha de hoy están haciendo un ejercicio de previsión y anticipación con rigor» para las necesidades laborales a las que se van a enfrentar, en ocasiones desconocidas.

El profesor González Bree tiene claro el diagnóstico de lo que está ocurriendo en el mercado laboral: «Nunca nos han preparado para lo que más se va a pedir en los próximos años». Esto es, la brecha que existe entre lo que estudian los jóvenes y lo que realmente precisan las empresas cuando estos estudiantes finalizan sus carreras y acceden a la vida profesional.

Este experto de Deusto Business School sostiene que el actual sistema educativo «proviene de la revolución industrial, porque funciona casi como una fábrica». Añade, además, que «no se fomenta la creatividad», por lo que insta a los responsables políticos a «repensarlo» para «hacer la educación en base a la experiencia».

La desconexión entre los colegios, institutos y sobre todo universidades, con el mundo laboral es total, según los expertos. «El entorno cambia, pero las habilidades de la fuerza de trabajo permanecen estáticas o no se adaptan al mismo ritmo que requiere el mercado», sostiene Cristina Hebrero, de KPMG.Esta experta indica que no se trata tanto de una carencia de reacción «sino de una reacción tardía y por una falta de concienciación social respecto la necesidad de aprender permanentemente» toda la vida laboral, no solo hasta una determinada edad.

González Bree insiste en que en el futuro «aparecerán nuevas empresas que no sabemos lo que van a requerir» y que, por ello, «hay que enseñar a la gente a daptarse al cambio y a ser más proactivos» ante este contexto que, en realidad, es de incertidumbre. En este sentido, Montse Moliner apueta por «el cambio en la formación profesional», uno de los retos a los que se enfrenta España. «Necesitamos más estudiantes de grados medios o superiores, que después puedan acabar en licenciaturas, pero que sobre todo tengan una buena formación práctica», explica Moliner.

La guerra se libra entre las empresas por perfiles muy específicos, como el de la ciberseguridad, donde la tasa de paro apenas alcanza el 1%. Entre los perfiles más demandados, según ManpowerGroup, se encuentran desde los históricos manuales cualificados (electricistas, carpinteros, soldadores, etc.);hasta los perfiles IT, como expertos en seguridad digital, administradores de redes o expertos en asistencia técnica; pasando por técnicos (control de calidad, personal técnico);ingenieros (químicos, eléctricos, civil, mecánica) y fabricación (operadores de producción y maquinaria). Además, destacan los vinculados a ventas y marketing (comerciales, gestores, diseñadores gráficos), técnicos de control de calidad y perfiles logísticos muy ligados a al a distribución, con el nuevo sistema de reparto de compras 'on-line' en pleno auge y que tantos puestos de trabajo puede crear.

La economía británica tiene un desempleo del 3,8% de su población activa pero una productividad estancada en la última década, cuyos motivos son frecuentemente analizados por economistas o instituciones del Gobierno. Una de las razones sería la deficiente formación de la mano de obra. Pero la corrección de este fenómeno no es sencilla.

La lista oficial de profesiones requeridas es larga. La falta de ingenierías especializadas es notable, así como la de operadores de software. Pero en torno al 80% del PIB es generado por los servicios. Un estudio de 2019 estimó en 100.000 el número de puestos vacantes en la sanidad pública. Y otros tantos en la asistencia social.

El 'brexit' y el descenso de la libra han reducido a cerca de la mitad la inmigración neta procedente de la UE. Afecta especialmente al Servicio Nacional de Salud. El Gobierno ha prometido reclutar 20.000 enfermeras. Implementará a final de 2020 una nueva política de inmigración basada en capacitación y no en nacionalidad. Aún no la ha detallado.

La otra vía de corrección sería la formación de personal por las empresas, pero esa inversión ha caído en los últimos años a la mitad de la media comunitaria. El Gobierno carga una tasa a empresas con coste de nóminas por encima de los 3,5 millones de euros para financiar la contratación de aprendices, pero la alta cualificación que persiguen los cursos internos de las grandes empresas ha aumentado el coste y las pequeñas no pueden financiarlos por su cuenta.

Sanidad (médicos, investigadores, farmacéuticos) y lo que se conoce como Industria 4.0 (con la digitalización, especialmente la inteligencia artificial, en el eje de los procesos de producción y las cadenas de suministro) son los dos sectores con mayor demanda de trabajadores cualificados en este país. No hay talentos suficientes. Y cuando se consigue su fichaje, retenerlos se convierte en todo un reto para los departamento de Recursos Humanos de las empresas. Es, de hecho, el gran desafío para este año (por encima incluso del de la captación de nuevos trabajadores cualificados) para el 68% de las empresas de este país, según una encuesta reciente realizada por la agencia de colocación Acerta Consult.

El salario es el principal reclamo. Cargos ejecutivos y de gestión se pagan por encima de los 5.200 euros y en sectores como el farmacéutico o el químico la media se mueve por encima de los 4.000 brutos mensuales. Aunque los empresarios asumen ya que una buena nómina no es suficiente y tienen en cuenta otras condiciones 'seductoras' para estos profesionales como la flexibilidad horaria, la interacción constante sobre la mejora de las condiciones de trabajo o la promoción interna. La demanda de profesionales cualificadas es tal que se sirven de plataformas digitales como talent.io (nacida en Francia en 2015).

Llaman a su puerta, sin esperar a que respondan a una oferta de trabajo. Los candidatos no esperan más de veinte días de media para ser reclutados.

Ninguno de los gobiernos que se han sucedido en Italia en los últimos años ha planteado una estrategia para intentar atraer a los trabajadores extranjeros más cualificados. Bastante tenían con tratar de retener a los cerebros italianos que, cada año, se mudan a otros países en busca de mejores sueldos y oportunidades. Según la Cgil, el principal sindicato italiano, más de 140.000 investigadores universitarios dejaron el país entre 2008 y 2018 hartos de la precariedad. Para tratar de propiciar el regreso, la coalición entre el Movimiento 5 Estrellas y la Liga que sostenía al Gobierno el año pasado ofreció desgravaciones fiscales.

La iniciativa aumenta desde el 50% hasta el 70% el porcentaje de la renta libre de impuestos para los italianos con alta cualificación que regresan al país transalpino. El porcentaje llega incluso hasta el 90% si se retorna a una región del sur. Quienes han tratado de beneficiarse han denunciado las dificultades burocráticas de la 'letra pequeña', pues en principio deja fuera a los extranjeros y obliga a ulteriores condiciones, como la compra de una casa en Italia.

Lorenzo Fioramonti, que dimitió en diciembre como ministro de Educación por la falta de inversiones, consideró que Italia no está haciendo lo suficiente para retener el talento, lo que genera «una hemorragia constante de conocimientos y competencias preciosísimas, que acabará contribuyendo al crecimiento de otras naciones más visionarias que la nuestra. Esta es la verdadera crisis económica italiana».

La falta de mano de obra especializada, tanto licenciados como técnicos medios, se ha convertido en un problema crónico en Alemania, con más de un millón de puestos de trabajo sin cubrir. Debido al envejecimiento de la población y la crisis demográfica, necesitará hasta 2060 la llegada de 260.000 trabajadores extranjeros anuales

Prácticamente todos los sectores se ven afectados, lo que dispara la competencia para captar personal cualificado. Y la escasez obliga a hacer las ofertas más atractivas. Un recién licenciado en una carrera técnica puede encontrarse con más de media docena de atractivas propuestas para iniciar su carrera y el dinero no lo es todo. Ordenador propio, bonos gratuitos para el transporte público, cuotas para el gimnasio, horarios flexibles y jornadas de trabajo en casa son concesiones habituales de las firmas.

Pero eso es poco, las hay ya que ofrecen masajes y cursos de yoga durante el horario laboral, contratan cocineros de élite para sus cantinas y subvencionan la compra de bicicletas para acudir al trabajo. En tiempos de cambio climático el coche de empresa ya no se valora.

El presidente de la Confederación de Oficios, Hans Peter Wollseifer, apuesta por formar mano de obra en el extranjero bajo dirección alemana. «En 2019 vinieron a instruirse 264 profesores vietnamitas de FP. El pasado noviembre 45 escuelas profesionales vietnamitas empezaron a formar a sus alumnos según el ejemplo alemán». Muchos de ellos acabarán trabajando en Alemania.

Francia ha puesto en marcha medidas para mejorar el atractivo del país y captar no solo nuevas inversiones, sino talento para sus 'startups' y estudiantes brillantes para sus universidades. A pesar de sus innegables atractivos culturales y económicos, su temida burocracia y las dificultades para obtener un permiso de trabajo desanimaban a los candidatos.

Para paliarlo, cuenta desde 2016 con un programa de visados, el 'Passeport talent', que permite obtener un permiso de residencia de cuatro años, prorrogable, para personas altamente cualificadas, aquellos que deseen crear una empresa, invertir en Francia y también para artistas y autores. Los expatriados cuentan con exenciones fiscales durante ocho años. Otro visado, con el objetivo específico de atraer emprendedores y personal cualificado para las startups francesas, el 'French Tech Visa', fue de 2017.

Macron ha puesto énfasis en aumentar el atractivo de Francia. Las cumbres 'Choose France' (la última acaba de celebrarse con una promesa de 4.000 millones de euros) reúnen cada año a los directivos de grandes multinacionales que el presidente recibe en Versalles.

La batalla también se libra en las universidades, a las que el gobierno quiere atraer a medio millón de estudiantes extranjeros. Se han triplicado para ello el número de becas internacionales, aumentado el número de cursos en inglés y simplificado los visados de estudiante.