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Durante el último, los presidentes de BBVA, Carlos Torres, y Banco Sabadell, Josep Oliu, habían mantenido encuentros para definir el que sería el tercer anuncio de fusiones bancarias tras el verano. Las conversaciones con las autoridades políticas y económicas en plenas vacaciones de agosto fueron ... clave para entender la integración de CaixaBank y Bankia. Y los mensajes que desde septiembre vienen repitiendo los supervisores, veladamente en actos públicos y discretamente en los despachos, explican la sucesión de acontecimientos hasta que el lunes BBVA y Sabadell confirmaban el inicio de las negociaciones. Sin la mirada del Banco Central Europeo (BCE) no puede entenderse ese anuncio del que aspira a convertirse el primer banco en España.
Así lo explican fuentes financieras conocedoras de las conversaciones entre BBVA y Sabadell. No es que no quisieran acometer una operación de esta envergadura, pero el impulso definitivo ha llegado desde las instituciones comunitarias o el Banco de España. La vicepresidenta económica, Nadia Calviño, eludió este martes pronunciarse sobre la operación en sí misma, pero sí recalcó que los supervisores vienen aconsejando esta vía para reforzar la solvencia. Su posición ha sido firme en este sentido: «Pueden contribuir a una mayor fortaleza de los sistemas financieros», indicó este martes tras el Consejo de Ministros.
El vicepresidente de la institución europea, y exministro económico con el PP, Luis de Guindos, dio la bienvenida al curso económico en septiembre con un toque de atención al sector: veía deseable las fusiones y recordaba que es «importante que mejore la eficiencia» de la banca europea porque ello incidirá en una mayor rentabilidad. Insistía en que hay un exceso de capacidad y que la «consolidación puede ser un elemento para reducir costes». A los tres días, CaixaBank y Bankia anunciaban conversaciones oficiales para unirse.
También el gobernador del Banco de España, Pablo Hernández de Cos, dejaba su granito de arena al respecto. A principios de octubre apuntó que aún había «margen» para más fusiones. Las nacionales -recordó- están más centradas en la reducción de costes. Y son viables siempre que no comprometan la rentabilidad de las entidades, en su opinión.
Los términos de la integración de Sabadell en BBVA llevará su tiempo. El consejero delegado de la entidad de origen catalán, Jaume Guardiola, se remitió este martes a decir que «estamos en el inicio de las conversaciones, no hay decisiones tomadas, estamos en 'due diligence' y digamos que en las próximas semanas sabremos un poco cuál es el resultado». Lo indicó en el XXVII Encuentro del Sector Financiero organizado por Deloitte, ABC y Sociedad de Tasación. En ese mismo evento, el responsable de BBVA en España, Peio Belausteguigoitia, se limitó a aclarar aque «a día de hoy no hay ninguna decisión tomada».
A falta de conocer los términos de esa negociación, el reparto de poder será uno de los flecos que, como en este tipo de operaciones, tendrán que afrontar. Todas las fuentes coinciden en señalar que será BBVA el que lleve la batuta, por su tamaño bursátil, hasta diez veces mayor que el del Sabadell, el banco absorbido. Y, por tanto, las fuentes del sector apuntan a que será el actual presidente de BBVA, Carlos Torres, quien lleve las riendas de la futura entidad integrada. Esa posición supondrá que Sabadell, y en concreto Oliu, tendrá un cargo más honorífico dentro de la futura estructura corporativa.
Los títulos de ambas corporaciones comenzaron a dibujar caminos alternativos. Las acciones del Sabadell subieron un 6,7% tras ganar casi un 25% el lunes. Es la entidad pequeña y la que más necesita integrarse. Los títulos de BBVA ya cedieron este martes un 4,4%, tras ganar un 15% el día anterior, en una muestra de mesura inversora a la espera de los resultados de la negociación. Los analistas sostienen las bondades de la operación, que permitirá a BBVA generar valor por las sinergias que le aportará el negocio de Sabadell, sobre todo en el de pequeñas y medianas empresas.
El consejero delegado del Banco Santander, José Antonio Álvarez, mostró este martes públicamente su duda de que las fusiones bancarias en el ámbito europeo sirvan para mejorar la rentabilidad de las entidades, algo que considera es más fácil de conseguir con procesos de consolidación dentro de un mismo país. El ejecutivo explicó en el XXVII Encuentro del Sector Financiero organizado por Deloitte, ABC y Sociedad de Tasación que la experiencia histórica ha demostrado que en las fusiones bancarias se dan importantes ahorros de costes, que rondan el 40% de los de la entidad más pequeña, por lo que ve sentido a estas operaciones.
Por ahora, Santander se mantiene al margen en esta segunda oleada de integraciones. El banco presidido por Ana Botín se muestra en estos momentos ajeno a estas operaciones y sin ningún tipo de presión por lo que ocurre a su alrededor. Fuentes financieras insisten en que la entidad aún está terminando de digerir la adquisición del Banco Popular, materializada a mediados de 2017.
Además, Banco Santander se encuentra en estos momentos inmerso en las negociaciones de otro Expediente de Regulación de Empleo (ERE) para adaptar su red a los nuevos usos de los clientes sobre todo tras la crisis del coronavirus, que ha impulsado la estrategia digital. Sería el tercer ERE en tres años. La corporación ha planteado a los sindicatos la salida de unos 4.000 empleados, lo que representa casi un 15% de su plantilla en España; así como la posibilidad de recolocar a otro millar de empleados en otras empresas del grupo financiero.
Al margen de las fusiones, Álvarez ha aventurado un futuro para el sector financiero marcado por la digitalización, proceso que se ha acelerado varios años con la crisis, y la gestión de algunos desequilibrios como el mayor endeudamiento de las empresas.
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