Cualquiera que observe el mapa de la radiación solar en Europa (con tonos rojizos en el arco mediterráneo, ocres en el centro y verdes en el norte del continente) se extrañaría al comprobar que precisamente en los países con más horas de sol al año, ... como España, la capacidad fotovoltaica instalada apenas supere los cinco gigavatios (Gw), ni siquiera un 5% de la potencia total disponible en el sistema. Y, sin embargo, en Alemania, donde el sol no brilla precisamente todos los días, esa capacidad represente una cuarta parte, con más de 43 Gw instalados.
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Precisamente es Alemania el espejo en el que la industria fotovoltaica española se ha mirado en los últimos años para exigir un desarrollo normativo que permita la implantación del autoconsumo: paneles solares en las viviendas, empresas o fábricas para que se nutran de la electricidad que esas placas generen; si no alcanzan su consumo, tiran de la red general; y si les sobra, tienen la posibilidad de verter ese excedente al sistema.
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Esa es la filosofía del autoconsumo, cuya expansión supondrá la instalación de entre 300 y 400 megavatios (Mw) en España a finales de este año, según los cálculos de Unión Española Fotovoltaica (UNEF). El tejado de las casas unifamiliares suele ser el lugar donde se instalan. Pero también es posible hacerlo en edificios comunitarios. Y, sobre todo, sin tener que pagar el peaje de acceso adicional que el Gobierno eliminó hace ahora un año, el llamado 'impuesto al sol'.
Con estos vistos, hay multitud de empresas que se han lanzado a comercializar placas, instalaciones, servicios adicionales y gestión del sistema entre los ciudadanos interesados en una opción que, de media, permite ahorrar hasta un 45% del gasto de luz en la factura. Eso sí, previa inversión que, habitualmente y de forma estimativa, puede rondar los 6.000 o 7.000 euros.
Los cálculos estimados por UNEF indican que para un hogar con un consumo de 1.000 Kw/h de los que 450 Kw/h son de autoconsumo; 50 Kw/h se vierten a la red como excedente; y se usan 550 Kw/h del sistema, el importe de la factura sería de 77 euros frente a los más de 145 euros a los que se elevaría ese recibo si ese hogar no tuviera una instalación de autoconsumo.
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Desde Iberdrola, donde cuentan con el servicio Smart Solar, estiman que ese ahorro podría ser de hasta el 701% de la factura anual si la vivienda cuenta con baterías; y que la inversión inicial que hay que realizar puede amortizarse en un plazo de unos siete años. Por su parte, Endesa, que cuenta con Soluciones Integrales, calculan que para una vivienda de amaño medio sin un consumo elevado, de entre 3.000 y 4.000 Kw/h anuales y cinco placas, el ahorro es del 45%. Y Naturgy, que comercializa Servisolar, también destaca el ahorro energético y en emisiones que este tipo de instalaciones representan.
En las placas de autoconsumo, también hay que tener en cuenta la posibilidad de que la energía que se genere de más puede ser vertida a la red, con la correspondiente retribución por megavatio/hora, dependiendo de las condiciones que en cada momento tenga el mercado. Además, se están desarrollando otra serie de ventajas fiscales de comunidades autónomas y ayuntamientos. Por una parte, existen deducciones en impuestos como el de la Renta. Y en el caso del Impuesto de Bienes Inmueble (IBI), hay bonificaciones para este tipo de instalaciones.
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