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juan carlos barrena
Berlín
Sábado, 17 de diciembre 2022, 16:26
Alemania comenzó hoy técnicamente su independencia energética de Rusia con la inauguración de la primera terminal marítima para la recepción de gas natural licuado (GNL) procedente fundamentalmente de Estados Unidos y los países del golfo Pérsico. El acto de inauguración en Wilhelmshaven, a orillas del ... Mar del Norte, fue tan relevante como para congregar entre los asistentes a los líderes del tripartito, el canciller federal, el socialdemócrata Olaf Scholz, el ministro de Economía, el verde Robert Habeck, y el titular de Finanzas, el liberal Christian Lindner. En la terminal flotante para el procesamiento de GNL había atracado esta semana el buque especial 'Höegh Esperanza0, de 300 metros de eslora, que se encargará de procesar el gas licuado y enviarlo a la red de gasoductos germanos.
«Se trata de una importante aportación para nuestra seguridad energética», dijo Scholz durante la inauguración, en la que subrayó que el suministro energético alemán «es ya independiente de los gasoductos y oleoductos de Rusia». Añadió que el objetivo ahora es poner en funcionamiento cuanto antes las otras tres terminales para GNL en construcción y comentó que «entonces podremos decir que Alemania tiene garantizada su seguridad energética». El jefe del gobierno germano se mostró especialmente satisfecho por la rapidez con la que se ha preparado la instalación. «Esta es la nueva velocidad con la que en Alemania sacamos adelante las infraestructuras», afirmó el canciller federal.
Lo cierto es que el nuevo muelle ha sido construido en el tiempo récord de diez meses desde que se tomara la decisión política de dotar a Alemania de sus primeras terminales marítimas para GNL. Tras décadas de dependencia del gas y el petróleo rusos y tres días después del comienzo de la invasión de Ucrania por Rusia, Scholz anunció un giro radical a la política energética alemana y destacó, entre otras cosas, la apuesta como solución transitoria por el gas natural licuado que se transporta en barco. Hasta finales del año próximo entrarán en funcionamiento otras tres terminales marítimas en Alemania, dos más en el Mar del Norte y una en el Báltico. Su capacidad toral de importación será de más de 30.000 millones de metros cúbicos de gas.
La de Wilhelshaven es gestionada por el importador de gas Uniper. Para el funcionamiento de la terminal hubo que construir en pocos meses un gasoducto de 26 kilómetros hasta alcanzar la red nacional de distribución. El núcleo de la instalación es la nave 'Höegh Esperanza'. Los grandes buques gaseros con GNL atracarán a su lado y le transferirán su carga. La nave industrial se encargará de gasificar el gas licuado y bombearlo a la red. En el futuro se tiene previsto que funcione una terminal para la recepción de hidrógeno líquido. La planta de gasificado ha generado críticas entre los ecologistas, que han presentado demandas para que sea paralizada la terminal por atentar contra la política de abandono de las energías fósiles.
«La necesidad de defenderse tiene absoluta prioridad política», afirmó el también ecologista Habeck ante la actual escasez de gas por la guerra. El gobierno federal «ha decidido con inteligencia, reaccionado con decisión y conseguido finalmente algo que a mediados de año muchos consideraban imposible», dijo al referirse a la nueva planta en Wilhelmshaven. Y ante las críticas ecologistas de que Alemania crea sobrecapacidades de gas y descuida las metas climáticas, recordó que las cuatro terminales marítimas previstas para recibir GNL solo cubrirán la tercera parte del consumo del país.
El ministerio de Economía de Habeck ha defendido la construcción de las cuatro terminales como solución energética provisional ante los problemas de abastecimiento por el fin del suministro ruso de gas y petróleo debido a la guerra de Ucrania y las perspectivas de que pasarán muchos años antes de que Rusia vuelva a proporcionar esas materias primas a Alemania y Europa. El también vicecanciller federal subrayó además que las nuevas terminales de GNL son fundamentales también para asegurar el suministro de gas a otros países europeos como Polonia, Austria, la República Checa y Eslovaquia, pero también incluso la propia Ucrania.
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