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La Administración Pública ha tirado del empleo durante la pandemia y lo está haciendo ahora también en la recuperación. Hasta el punto de que es la responsable de una cuarta parte de los nuevos afiliados que suma el último año. Pero no solo eso, sino ... que si se compara con dos años atrás... la ganancia de cotizantes se debe exclusivamente al sector público, mientras que el sector privado incluso pierde.
Así se extrae de las últimas estadísticas publicadas el pasado lunes por el Ministerio de Seguridad Social. Año y medio después de que estallara la pandemia, el sistema ha conseguido no solo volver al nivel de cotizantes que tenía antes de la covid-19, sino que ha batido récords para un mes de septiembre al situarse en los 19.531.000, 208.000 ocupados más que el dato en 2019. Desde ese verano se han ganado casi 215.000 empleados públicos (con los últimos datos disponibles, que son de agosto), mientras que en el sector privado se han destruido 6.600 puestos.
Y es que la pandemia ha exigido un intenso refuerzo de personal público, principalmente en el sector sanitario, para hacer frente a la avalancha de contagios y, ahora además, para participar en la campaña de vacunación. Más de 75.300 empleos se han creado en esta rama desde septiembre del año pasado, una cifra que solo consigue superar el sector de la hostelería, que hace un año atravesaba una situación bastante más complicada.
Pero no solo eso: la covid-19 también ha provocado un refuerzo en el área educativa, ya que por protocolo sanitario el número de niños por clase se redujo el curso pasado, lo que derivó en una contratación masiva de profesores. Ahora aún hay 45.000 educadores más que un año atrás.
Además, también tuvieron que hacer acopio de personal los Servicios Públicos de Empleo (SEPE), debido a la avalacha de prestaciones por desempleo que tuvieron que tramitar, y la Seguridad Social, con la puesta en marcha de nuevas ayudas. Desde septiembre se han generado 67.600 puestos en actividades administrativas y servicios auxiliares y otros 42.100 en administración pública, defensa y seguridad social.
Sin embargo, cabe destacar que la mayor parte de este empleo nuevo generado por la Administración Pública tiene fecha de caducidad, es decir, no son funcionarios, sino que tienen un contrato eventual, como se refleja en el hecho de que la tasa de temporalidad se haya disparado hasta el 30,6%, siete puntos más que en el sector privado. En la actualidad hay más de un millón de interinos, según las cifras de la Encuesta de Población Activa (EPA).
Todos estos empleos públicos generados se engloban en el sector servicios, que es el que ha creado el 88% de los más de 650.000 nuevos puestos de los últimos doce meses. Y aún le queda recorrido por el rebote del consumo y porque el turismo aún está a medio gas, según pronostican los expertos. Por el contrario, la industria solo ha ganado 48.941 cotizantes y, aunque tiene más trabajadores que antes de la pandemia, aún está muy lejos de los niveles récord que se alcanzaron en 2007: 425.000 afiliados menos.
¿A qué se debe este fuerte desplome? Valentín Bote, director de Randstad Research, explica que el hecho de que la industria pierda peso es un «fenómeno estructural de los países avanzados». No solo le ocurre a España, sino también a Alemania, Francia, Italia... «Hay un movimiento del sector industrial al sector servicios», precisa, al tiempo que explica que a su vez hay empresas cuya actividad ha pasado a catalogarse dentro del sector servicios, como IBM, por ejemplo.
Otro factor que puede influir en esta caída es el crecimiento de la productividad derivada de la introducción de robots y máquinas, que ha sido mucho más intenso en la industria que en otras actividades, explica Raymond Torres, Director de Coyuntura Económica de Funcas. No obstante, este experto precisa que no es solo eso, sino que, pese a que se ha estabilizado por el tirón de las exportaciones, no ha conseguido recuperarse del bajón que sufrió tras la crisis financiera.
Y lo mismo le ha ocurrido a la construcción. Este sector está en pleno auge y ha ganado 45.800 trabajadores en el último año. Roza así los 1,3 millones, un nivel bastante mejor que el que había antes de la pandemia, pero lejos de los máximos alcanzados con la burbuja inmobiliaria, cuando llegó a acumular casi 2,5 millones de afiliados.
Por el contrario, el campo, en plena crisis, es el único sector que ha perdido terreno en el último año y se sitúa casi en mínimos, por debajo de la barrera de los 1,1 millones de cotizantes.
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