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La economía española está demostrando una fortaleza inusitada en un escenario internacional muy complejo, marcado por la guerra de Ucrania, la crisis energética y unos precios disparados. Así, para sorpresa de la mayoría, el Producto Interior Bruto (PIB) creció un 1,1% trimestral, entre abril ... y junio, y mantiene su tasa interanual en el 6,3%, según el avance de Contabilidad Nacional Trimestral publicado ayer por el INE. Se trata del quinto alza consecutivo y se sitúa siete décimas por encima del previsto por el Banco de España.
A su vez, cabe resaltar que es el mayor repunte de la Unión Europea y cuatro décimas más que la media de la zona euro, que superó expectativas gracias a la reactivación del turismo en Francia, Italia y España. Por el contrario, Alemania, el gran motor de Europa, se estanca por su mayor afectación a la guerra de Ucrania, avivando los temores de una recesión, como ya está sufriendo Estados Unidos. «Ni la pandemia ni la guerra nos han frenado», presumió el presidente, Pedro Sánchez, que destacó los «extraordinarios» datos conocidos esta semana de PIB y empleo.
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La demanda nacional lidera el crecimiento económico español en este segundo trimestre del año, gracias, principalmente, a la fuerte recuperación del consumo de los hogares (que pasa de tener un crecimiento negativo a crecer el 3,2%) y el mantenimiento del dinamismo de las inversiones.
Este repunte del PIB obedece en parte a un efecto de normalización de la actividad, especialmente visible en el sector turístico, tras la notable desaceleración del primer trimestre, en especial del mes de marzo por el impacto del inicio de la invasión rusa. Así, en el conjunto de los dos primeros trimestres, el PIB habría estado creciendo a un ritmo promedio del 0,6%.
Por contra, el gasto público regresó a tasas negativas y cayó un 0,5%, mientras que las exportaciones aceleraron su avance.
Dentro de los componentes de la demanda interna, destaca la caída de la inversión en equipo, un –2,3% en términos intertrimestrales, que estaría reflejando el aumento de la incertidumbre y de los costes empresariales. En términos nominales y por el lado de las rentas, cabe destacar el dinamismo de los Impuestos sobre la Producción y las Importaciones, que con una tasa interanual del 17,6%, muy por encima del PIB nominal (9,5%), gana peso en el PIB. De igual modo, la remuneración de los asalariados se acelera hasta el 8,7% desde el 7% anterior. Por el contrario, el Excedente de Explotación Bruto modera su ritmo de crecimiento hasta el 8,5% (12% anterior) y todavía está un 2,6% por debajo de los niveles del cuarto trimestre de 2019, periodo previo a la pandemia.
El punto más positivo del PIB del segundo trimestre es el repunte del consumo privado (3,2% en tasa trimestral), a pesar de la inflación tan alta registrada este trimestre. Por su parte, el aumento de la inversión del 3,4% se sustenta en el dinamismo de la construcción, que crece un 7,8% en términos trimestrales, mientras que la inversión en bienes de equipo desciende un –2,3% en tasa trimestral, tras varios trimestres mostrando una notable fortaleza.
En contraste con la notable aceleración del crecimiento del PIB, las horas trabajadas muestran una sensible moderación en su ritmo de crecimiento, que se sitúa en el 0,4% trimestral en el segundo trimestre, tras el 3,2% registrado en el primero. Además, las horas trabajadas continúan estando por debajo de los niveles previos a la crisis, en concreto un 0,2% inferiores al cuarto trimestre de 2019.
En cambio, sorprende la caída de los puestos de trabajo equivalentes a tiempo completo en un -0,4% trimestral, debido al efecto estadístico del incremento de la jornada media realizada (que ha aumentado un 0,8%). Esta cifra contrasta con el aumento del 0,6% que registró la ocupación desestacionalizada en términos EPA en el segundo trimestre, cuyos resultados fueron publicados este jueves por el INE.
La remuneración por asalariado acelera su ritmo de crecimiento en el segundo trimestre, hasta situarse en el 2,8% interanual. Además, los costes laborales unitarios repuntan en el segundo trimestre, hasta alcanzar una tasa de variación del 1,5%. En comparación con la situación previa a la crisis, los costes laborales unitarios son un 4,8% superiores a los del cuarto trimestre de 2019, según destaca la CEOE, que tacha de «inoportuno» este aumento de costes para las empresas «en un contexto como el actual, de mayores incertidumbres que hace unos meses y de encarecimiento de los inputs necesarios para su actividad».
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