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El presidente saliente de Estados Unidos estaba acostumbrado a los atajos, como si golpeara un 'drive' en su campo de golf para acortar distancias hasta el hoyo. Pero en corto, ya con un pie fuera de la Casa Blanca, empieza a fallar. La Asociación de ... Golfistas Profesionales norteamericana, PGA por sus siglas en inglés, ha anunciado que despoja al Trump National Golf Club, ubicado en Bedminster, Nueva Jersey, de un campeonato previsto para 2022, uno de los más importantes a nivel mundial.
Reunidos este fin de semana, los directivos de la poderosa organización deportiva votaron el domingo por la noche «dar por terminado el acuerdo», según lo anunció al día siguiente el presidente de la asociación Jim Richerson, en un tuit, tal como solía hacer Trump. La razón es simple, dijeron desde Hawái: no asociar con el magnate a sus miembros ni a la marca PGA, cuyo logo está presente también en accesorios para los aficionados. Hacerlo sería «perjudicial» y les pondría en «riesgo», debido a «los trágicos acontecimientos del miércoles».
La ruptura de la asociación de golfistas es también simbólico. Un gesto de desprecio para quien ha tenido al golf como refugio en sus momentos de furia. Para Trump el ‘green’ era un segundo despacho oval donde pasó cientos de horas de su Administración, incluyendo los días posteriores a su derrota electoral. Quiso codearse con ídolos como Tiger Woods y otros golfistas socios de la PGA y les condecoró con la Medalla Presidencial de la Libertad, uno de los reconocimientos más grandes en Estados Unidos. Pero ahora su engañoso ‘handicap’, demasiado alto en realidad para los buenos jugadores, queda en evidencia.
Como de costumbre, Trump, a través de un portavoz de su emporio, contraatacó y acusó a la PGA de «incumplimiento de contrato» para el que no tenía «derecho» y que le genera «millones de dólares» en pérdidas. En el comunicado aparecían frases que parecían calcadas de los viejos tuits presidenciales: «increíblemente decepcionados», por ejemplo.
La Organización Trump opera 17 campos de golf en todo el mundo y ésta no es la primera vez que la PGA se desvincula de Trump. Cuando era candidato, en 2015, arremetió contra los mexicanos y la PGA tomó una decisión similar, al cancelar el torneo previsto en el Trump National Los Angeles Gold Club.
Durante su mandato, Trump ha hecho 298 visitas a los campos de golf, con un costo para los contribuyentes de unos 120 millones de euros, entre desplazamientos propios y de su equipo, según la plataforma Trump Golf Count, que recuerda sus palabras en 2016, al asumir el cargo: «no tendré tiempo para el golf». Los campos más visitados por el mandatario son suyos, y nunca ha pisado uno público. Sobre todo dos son sus preferidos. El de Mar a Lago, en Florida, que ha pisado 127 veces desde que fue electo, y el de Bedminster, otras 86, y que ahora se queda sin ‘grand slam’.
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