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ENRIC GARDINER
MADRID
Martes, 5 de julio 2022, 18:45
Se metió en un lío este martes Novak Djokovic. El serbio, que lleva casi cinco años sin perder en Wimbledon, bordeó con la eliminación, estuvo dos sets abajo contra el italiano Jannik Sinner y tuvo que remontar (5-7, 2-6, 6-3, 6-2 ... y 6-2) para meterse en sus undécimas semifinales en el All England Club.
Por séptima vez en su carrera, el de Belgrado salió victorioso tras estar con dos sets adversos en el marcador. Desde la final de Roland Garros en 2021, contra el griego Stefanos Tsitsipas, no lo conseguía en un Grand Slam y para recordar su última gesta en Wimbledon hay que remontarse hasta los octavos de final de 2015, cuando dejó en el camino a Kevin Anderson camino de su tercer título aquí.
Este martes, Djokovic necesitó cortar una sangría de errores para evitar que Sinner frenase su magnífica racha en el Grand Slam londinense, donde ya acumula 26 victorias consecutivas y donde no cae desde 2017, ante Tomas Berdych. El serbio comenzó con una marcha más, con un 4-1 impresionante que amenazaba con un triunfo veloz y directo hacia semifinales.
Pero se enredó. Se enredó hasta el punto de conseguir 19 errores no forzados y perder los dos primeros sets. De excepción lo ocurrido en el segundo, en uno de los mayores nubarrones del serbio en sus últimas participaciones en Wimbledon. Su segundo parcial fue una catástrofe, con su saque perdido en dos ocasiones, sin crear ni una bola de rotura en el saque de Sinner y con un pírrico conteo de cinco golpes ganadores.
Por primera vez en el torneo y por primera vez desde la final de 2019 contra Roger Federer, Djokovic olía a derrota. Sinner le tenía cogido por el pescuezo, tenía el encuentro donde quería y tenía la confianza para derrotarlo. Pero no tuvo el temple para hacerlo. Cuando prevalecieron los nervios, el transalpino se cayó con todo el equipo.
Djokovic dejó de regalar y completó un tercer parcial que le valió el encuentro. Solo hizo tres errores, dando un toque de atención a su rival, que no volvió a vislumbrar el nivel estratosférico de los dos primeros parciales. Perdió completamente el rumbo y coqueteó con una salida en retirada, cuando se fue al suelo al final del cuarto set. Una caída fea y que hizo temer por su tobillo. Pudo recuperarse, con ayuda de Djokovic, que le ayudó a levantarse, pero pelear el partido estaba a una galaxia de distancia.
Con el encuentro igualado, el quinto set fue un ejercicio de espera a que la manzana estuviera madura del todo y cayera en el bolsillo del seis veces campeón aquí. Djokovic solo necesitó tres juegos para evitar cualquier rebelión final. Le asestó dos golpes, en forma de roturas de servicio, que finiquitaron el encuentro y le mandaron a su undécima semifinal en el All England Club. De las diez anteriores, ocho terminaron en final y seis en victoria.
Su racha en hierba, 26 triunfos consecutivos desde la primera ronda de Wimbledon 2018, es ya la tercera mejor de la historia. Solo le mejora la de 41 triunfos seguidos de Björn Borg entre la primera ronda de Wimbledon 1976 y la final de Wimbledon 1981, y la inalcanzable de Roger Federer, que sumó 65 victorias consecutivas entre la primera ronda de Halle 2003 y la final de Wimbledon en 2008.
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