Enric Gardiner
Jueves, 10 de octubre 2024, 16:45
Muchos piensan que el primer encuentro entre Roger Federer y Rafa Nadal se produjo en el Masters de Miami, en 2004, cuando el balear sorprendió por primera vez al suizo, ya por entonces número uno del mundo, por un claro 6-3 y 6-3. Sin embargo, su primer cruce fue una semana antes, en Indian Wells, donde Nadal, haciendo pareja con Tommy Robredo, venció en un encuentro de dobles a Federer y a su compatriota Yves Allegro. Federer conoció al español y tras intercambiar una conversación en los vestuarios le invitó a presenciar su encuentro de dieciseisavos de final contra Juan Ignacio Chela.
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Nadal, de 17 años, aceptó la propuesta y, junto a Mirka, ahora mujer de Federer, vio cómo el suizo aplastó al argentino perdiendo solo tres juegos. Pocos hubieran podido adivinar que ese joven con camiseta roja sin mangas que presenciaba a Federer volar por la pista acabaría siendo el antagonista y máximo rival del suizo.
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Más imposible aún imaginarse a ambos, cogidos de la mano en el que fue el último partido de la carrera de Federer, inundados en lágrimas y sabiendo que el adiós del uno anticipaba la marcha del otro. «Con la retirada de Roger, se va una parte de mí», admitió Nadal, que comunicó este jueves que cuelga la raqueta, poniendo fin al 'Big Three', la edad más gloriosa de la historia del tenis.
Rafa Nadal, Roger Federer y Novak Djokovic han representado la exquisitez en este deporte. Entre los tres han ganado 66 Grand Slams, 20 para Federer, 22 para Nadal y 24, hasta el momento, para el serbio, que ya puede competir tranquilo sabiendo que sus contemporáneos no le alcanzarán nunca.
A aquel duelo entre Federer y Nadal en Miami 2004 le siguieron 39 más. La perplejidad del suizo ante el huracán que le había pasado por encima pronto se tornó en respeto y en miedo. Nadal ganó seis de los primeros siete partidos ante Federer y dominó la rivalidad con 24 victorias frente a 16 derrotas. El balear le venció en más finales de Grand Slam (6-3), en más partidos de Masters 1.000 (12-7) y en más finales en total (14-10), además de que le dominó en Roland Garros (4-0) y consiguió derrotar al suizo en su jardín de Wimbledon, en el mejor partido de la historia del tenis en el Grand Slam londinense en 2008.
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El uso del golpe liftado hacia el revés a una mano de Federer, obligando al helvético a golpear siempre por encima del hombro, fue el gran enigma de la carrera del jugador de Basilea, y no fue hasta 2017 cuando aprendió a corregirlo, pegando la pelota mucho antes, cuando aún estaba en subida. Así, desde 2017 en adelante, Federer ganó seis de los últimos siete duelos ante Nadal, incluidas las semifinales de Wimbledon 2019, su último partido oficial.
Unidos por una cordial amistad, Nadal tuvo un gesto magnífico con Federer cuando este anunció su retirada en septiembre de 2022. El de Manacor, pese al inminente nacimiento de su primer hijo, acudió de emergencia a Londres para hacer pareja junto a Federer en el último partido de su carrera. Ese esfuerzo fue seguido por la icónica foto de los dos sentados, cogidos de la mano y llorando, una de las imágenes más legendarias de la historia del deporte.
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Este binomio, como toda gran historia, contó con una tercera parte, llamada Novak Djokovic. El serbio, con una infancia completamente alejada de estos dos colosos, criándose entre bombardeos, apareció con Federer y Nadal ya en la cresta y les hizo frente sin el favor del público y con mucho terreno que recuperar. Cuando Djokovic ganó su primer Grand Slam, en Australia 2008, Federer ya llevaba doce y Nadal, tres.
De los 18 primeros partidos contra Nadal, Djokovic perdió 14. Contra Federer, el de Belgrado ganó dos de sus primeros nueve. Y consiguió darle la vuelta a todo. Al final de la carrera de Federer le había infligido 27 derrotas por 23 del suizo, mientras que a Nadal le dominó por 31-29. Superó los Grand Slams de ambos, los Masters 1.000, las semanas como número uno, las Copas de Maestros y solo le falta ganar cuatro títulos más para igualar los 103 de Federer. Con Nadal dejó imágenes espectaculares, como la ocurrida en el Abierto de Australia, cuando tras perder en cinco horas y 53 minutos, ambos jugadores tuvieron que pedir sillas durante la entrega de pie porque no podían sostenerse por el esfuerzo.
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En sus 60 enfrentamientos, Nadal ganó más en Grand Slam (11-7), mientras que el serbio dominó en Masters 1.000 (16-13), Copa de Maestros (3-2) y torneos menores (3-1). «Ha sido el rival más importante que he tenido», admitió este año el serbio, antes de su último gran choque, en la segunda ronda de los Juegos Olímpicos de París, el partido que marcó el adiós del 'Big Three'. Nadal, pese a su físico renqueante y su tiempo fuera de la alta competición, fue capaz de igualar en la Philippe Chatrier un 4-0 en contra en el segundo set, para perplejidad del serbio, al que se le echaron encima todos los fantasmas del pasado. Djokovic prevaleció y a la postre ganó su primer oro olímpico, dando carpetazo a la historia más bonita del tenis, la que durante dos décadas formó el trío Federer-Nadal-Djokovic.
Juntos se hicieron más fuertes el uno al otro y sin la existencia de cualquiera de ellos hubiera sido imposible conseguir todo lo que consiguieron. Su leyenda será perseguida por todos los que empuñen alguna vez una raqueta y la etiqueta de 'Big Three' deberá ser utilizada con todo el respeto que estas tres figuras se han profesado entre ellas.
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