Kenin funde la resurrección de Muguruza

La final era lo que anticipaban los pronósticos, con ambas cargadas de muchos nervios al principio. Adivinar la campeona era una suerte de cara o cruz, pero apostar a los múltiples errores era un valor seguro. Kenin era una novata, pese a su palmarés de tres títulos, pero estas lindes le quedaban lejos. Muguruza ya había jugado tres partidos por el título, los dos últimos saldados con triunfo, pero quedaban tan atrás en el tiempo que esto volvía a parecer una primera vez,

Con el techo cerrado por las condiciones climatológicas, los saques se hacían vitales, un terreno en el que Garbiñe Muguruza golpea mejor que su defensiva rival. La experiencia le sirvió para salir menos intimidada que la joven de 21 años y para amasar una ventaja inicial que Kenin recuperó con el 4-4, inmediatamente después de salvar cuatro puntos de 'break'. Pero la americana sintió vértigo. Sin grandes alardes, Muguruza sacó a relucir el carácter ganador y se apuntó los dos siguientes juegos, aprovechando el segundo punto de set del que dispuso.

El techo le confería esa ventaja al saque, pero Kenin estaba aterrizando en el partido. Las finales o se te escapan muy rápido o siempre dan una oportunidad para volver. La estadounidense sabía que Muguruza flaquearía en algún momento. Los casi tres años de inactividad en estas instancias tenían que notarse y la española hizo un segundo set horrible, impropio de una final. Se dejó ir y encajó un terrible 2-6.

El puñal que le acababa de clavar Kenin hacía que se desangrara. Había dejado de ser una comparsa para adherirse al partido y demostrar por qué venía de cargarse a una número uno como Ashleigh Barty. La manera de agarrarse a la línea de fondo precipitaba los errores de Muguruza, que contabilizó hasta once en el segundo parcial y pareció fuera. La mirada de Conchita Martínez desde la grada denotaba preocupación. Había un naufragio en ciernes sobre la pista y había que tapar las fugas.

No iba a ser tan fácil como en el primer set. Había que sufrir, dejar de arriesgar y alejarse unos centímetros de las líneas. Kenin ya no regalaba; había que construir. Asimiló el nuevo partido y aguantó la inercia que arrastraba su rival. Con 2-2, la americana salvó un 0-40 que parecía mortal. El partido estaba ganando en intensidad y lejos quedaban los 32 errores no forzados que las jugadoras habían hecho en el primer set.

Sin embargo, Muguruza dejó pasar la oportunidad de esas tres pelotas de 'break' y la final se inclinó. Desperdició un 40-15 en su siguiente saque y se despidió lánguidamente del título. Sendas dobles faltas certificaron su derrota.

Garbiñe Muguruza se queda a las puertas de su tercer Grand Slam, pero saca muchas cosas positivas de Melbourne. La más importante es la recuperación de confianza y el ascenso hasta el puesto 16 del ranking, lo que le permitirá ser cabeza de serie en los próximos torneos.

Además, se coloca segunda en la carrera a Shenzen, sólo por detrás de Kenin, que ya es la séptima del mundo y que apunta a gran campeona, como también lo es Muguruza y como demostró el fundido abrazo en la red entre ambas.