Si en la pista Carlos Alcaraz se comporta como un genio precoz, fuera también tiene detalles que recuerdan a Rafa Nadal, su ídolo, y refuerzan su idilio con la afición. Nada más coronarse en Miami y alcanzar su primer Masters 1.000, el murciano se ... tiró al suelo, emocionado, saludó deportivamente a su adversario y corrió a la grada para fundirse en un abrazo con su entrenador Juan Carlos Ferrero, lleno de lágrimas, eufórico y con las emociones a flor de piel por la hazaña de su pupilo.
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En la cámara firmó una dedicatoria al padre del extenista valenciano, recientemente fallecido. «Eduardo, siempre con nosotros», escribió con rotulador rojo sangre. Y un corazón. «Es la segunda vez que estoy con mi padre en un torneo ATP. Sabía que Ruud es un gran jugador, con una gran pegada, pero he pensado que no tenía que dejar de atacar», dijo el murciano. Llegados a este punto, sobran las palabras.
Entre las muchas felicitaciones que enseguida recibió el 'niño maravilla', la primera, la más esperada, tenía que ser la de Rafa Nadal, que aún se recupera de la fisura de costilla que precisamente sufrió ante Alcaraz en las semifinales de Indian Wells. «¡Muchas felicidades Carlitos por tu triunfo HISTÓRICO en Miami. El primero de tantos que van a venir, seguro!», predijo.
El manacorense sabe que Alcaraz puede seguir su estela, si es que Rafa tiene fin algún día. Nadie debe confundirse. Igualarle es imposible. Sería convertirse en el mejor deportista de todos los tiempos.
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