Bautista dio el primer paso en memoria de su padre

Después de una derrota frente al ruso Andrey Rublev y de una victoria ante el croata Nikola Mektic, el número dos español volvía a ejercer como tal después de dos experiencias infructuosas de Pablo Carreño y de Feliciano López en los primeros individuales de cuartos y semifinales. Enfrente un tenista recién sacado del horno a sus 19 años, pero que en este 2019 ya deslumbró en el Masters 1000 de Miami con unas sorprendentes semifinales y en Río y Queen's, dos 500 de nivel, donde fue finalista y semifinalista. El jugador de Montreal era la baza secreta que Frank Dacevic, el capitán canadiense, se guardaba en la manga a la espera de la final, pues todavía no se había estrenado en esta Davis por algún que otro problema físico en su tobillo izquierdo.

El público rugió en la presentación de Bautista, consciente del esfuerzo del tenista español en un momento personal delicado. La Caja Mágica era un fortín con un pequeño reducto de banderas rojas y blancas con la hoja del arce, aunque el recuerdo de Madrid para el tenis canadiense no podía ser mejor, pues en la capital española levantaron la Davis júnior de 2015 el propio Auger-Aliassime o Denis Shapovalov.

El inicio de partido fue prometedor. A Bautista se le veía metido en el juego. Discutiendo al resto los servicios de su rival y asegurando con mucha facilidad los suyos, pues se hizo con los tres primeros en blanco. El canadiense, muy nervioso en los primeros juegos, fue tomándole el pulso al duelo y mejorando en su saque. La primera bola de 'break' llegó en el octavo juego, sobre el servicio de Bautista, que se precipitó subiendo a la red y sufrió el 'passing' de Auger-Aliassime. El español acabó solventando la delicada situación en varios puntos de intenso peloteo y golpeos a las líneas.

Más allá de ese momento del partido, el primer set discurría con una solvencia absoluta de ambos tenistas al saque, camino directo hacía el 'tie break', ese que decidió el destino de la semifinal ante Gran Bretaña en un dobles de infarto. El desempate caminó por la misma dinámica hasta el octavo punto. Bautista mandaba 4-3 y cada tenista se había impuesto con su servicio. Ahí le tembló el pulso al joven canadiense con cara de niño, que perdió dos saques seguidos con dos derechas largas para entregarle al español hasta tres bolas de set. No lo desaprovechó el de Castellón, dispuesto a cerrar cuando antes el primer parcial con un 7-3 a su favor en el 'tie break'.

Auger-Aliassime pareció notar el golpe, pues sin apenas fisuras se le había escapado el primer parcial. Bautista siguió en su línea con el saque, pero su rival cedió el 'break' a las primeras de cambio. La ventaja impulsaba al español, que se fue al 3-0. Ya no había saque tranquilo del canadiense, cada vez más agobiado por la comprometida evolución del set y que llegó a estar ante una bola de rotura en contra para un 4-0 que hubiera sido prácticamente definitivo.

Se levantó sin embargo, logró sacar adelante su saque y rompió el servicio de su rival con una bola a la línea que la juez de silla sueca Louise Azemar-Engzell cantó como mala pero que un 'challenge' dio finalmente por buena para el 3-2 favorable al español. Cuando la cosa parecía haberse igualado, Bautista sorprendió de nuevo y logró el 'break' en blanco, llevando el marcador al 5-2 con su servicio.

Auger-Aliassime muestra detalles de tenista grande, con golpes de enorme calidad, pero necesita aún la experiencia que no se puede tener a los 19 años. Sufrió un mundo para meter sus primeros saques con la amenaza de dejarse el partido y fue víctima de los errores no forzados en un juego eterno que finalmente sacó adelante, pero no pudo hacer nada con el tenista español sirviendo para ganar el partido. Set por 6-3 y partido en una hora y 49 minutos. Dedo índice al cielo en memoria de su padre. La sexta ensaladera queda en manos de Nadal.